
Cuatro millones de km2 se han convertido en territorio reseco por el calentamiento global en los últimos 30 años: la cuenca mediterránea es uno de los puntos con mayor expansión, lo que abre las puertas a los suelos infértiles
Cuatro millones de km2 se han convertido en territorio reseco por el calentamiento global en los últimos 30 años: la cuenca mediterránea es uno de los puntos con mayor expansión, lo que abre las puertas a los suelos infértiles
El impactante y detallado testimonio de Papúa Nueva Guinea ante la Corte Internacional de Justicia, sobre los impactos en su país insular del Pacífico del cambio climático, puso de relieve la especial vulnerabilidad de territorios como el suyo a la crisis climática.
Un informe de la ONU publicado en el marco de la COP16 sobre desertificación ve necesario invertir 2,6 billones de dólares de aquí a 2030 para restaurar más de 1.000 millones de hectáreas de tierras degradadas y aumentar la resiliencia a la sequía.
El representante de Greenpeace, uno de los activistas congregados a las puertas del Tribunal de Justicia Internacional de La Haya durante las vistas pide que se escuche a las comunidades afectadas y no a los Estados que “instigan y contaminan”: “Se trata de la vida de las personas”
La época que viene no necesita ilusos, sino una organización y una empatía que no hemos sabido crear, y ahí está el mayor reto
Bautizada como «la COP de la financiación», el balance final de la cumbre ha dejado con mal sabor de boca a las organizaciones medioambientales: «El mundo se ha visto defraudado por este débil acuerdo».
El último día de negociaciones se dirime una grieta entre los que demandan más financiación para los Estados en desarrollo y los que quieren concretar el abandono de los combustibles fósiles: no son procesos desconectados, pero en Bakú lo parece
En los últimos años, con el objetivo declarado de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en particular de dióxido de carbono (CO2), y de superar las limitaciones de los biocarburantes, nuestros gobiernos y fabricantes de automóviles han insistido en la necesidad de desarrollar coches eléctricos.
En su último libro, «Disaster Nationalism» [Nacionalismo Desastre], el pensador marxista Richard Seymour explora cómo los movimientos extremistas de todo el mundo tratan de echar la culpa de catástrofes reales a enemigos ficticios.