Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Con la reintegración de Francia al comando militar de la OTAN después de una interrupción de 33 años, que será formalizada en la cumbre de este año de la Alianza en Estrasburgo, que también actualizará el Concepto Estratégico 1999 con un aumento del énfasis en la integración militar OTAN-UE-EE.UU., y con la intensificación por la UE de la creación de una fuerza de despliegue rápido de 60.000 soldados y sus propios grupos de batalla y sus afiliados nórdicos para uso en todo el mundo, es urgente hacer un examen de las relaciones mutuas resultantes entre los tres principales centros occidentales de poder económico, político y militar – la UE, la OTAN y EE.UU.
Hasta la fecha la opinión generalmente aceptada en los círculos del establishment consisten en gran parte de una serie de cuatro dicotomías falsas:
- El desarrollo cada vez más ambicioso de las capacidades militares de la UE compite con la OTAN, si no representa un desafío directo a dicho organismo y a la alianza estratégica transatlántica con Washington.
- La OTAN es un antídoto multilateral al unilateralismo de EE.UU.
- La UE es un profesional basado en principios de diplomacia pacífica mientras que EE.UU. y la OTAN a menudo se apresuran demasiado porque se basan en la necesidad militar.
- La UE es un competidor o incluso el principal competidor de EE.UU. en Europa y cada vez más en todo el mundo.
Cada cual puede creer tantas de estas patrañas como quiera, pero las palabras y las acciones de los responsables políticos y de los funcionarios a cargo de imponer la política en el establishment de la política exterior de la UE, la OTAN y EE.UU. las refutan continuamente.
21 de los 27 miembros de la UE son también miembros de la OTAN. De los seis que no lo son, todos, con la excepción de Chipre (por el momento) – Austria, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia – son miembros del programa Cooperación por la Paz de la OTAN. De los últimos cinco, sólo la pequeña Malta no tiene un contingente militar sirviendo bajo la OTAN en Afganistán, los Balcanes u otros sitios.
De los 26 Estados miembro de la OTAN, sólo Noruega y EE.UU., Canadá e Islandia, los últimos tres no están en Europa y por lo tanto no se califican, no están en la UE.
Los tres protagonistas cruciales podrán altercar ocasionalmente sobre cuestiones secundarias de táctica, oportunidad y tecnicismos, pero se mantienen unidos respecto a preocupaciones sustantivas y estratégicas.
La UE y la OTAN han sido abiertamente socios militares desde 1992 cuando se firmó el acuerdo Berlín Plus sobre la compartición conjunta de activos militares.
Incluso los miembros de la UE que todavía no están en la OTAN son afectados por la subordinación del continente al bloque ya que la Carta Estratégica de la Alianza de 1999, todavía estipula en efecto, que los arsenales nucleares de EE.UU., en particular, pero también los del Reino Unido y de Francia, «son esenciales para preservar la paz» y son «un vínculo político y militar esencial entre los miembros europeos y norteamericanos de la Alianza.»
Como los eventos de 1989-1991 provocaron el colapso del orden posterior a la Segunda Guerra Mundial en Europa y el mundo en su conjunto – la disolución del Pacto de Varsovia y del Consejo de Ayuda Económica Mutua (Comecon), la desintegración de la Unión Soviética y la fragmentación violenta a Yugoslavia, las principales potencias occidentales inmediatamente reiniciaron planes para la dominación global interrumpidos después de las dos guerras mundiales y, después de haber aprendido sus propias lecciones de la última formaron un condominio para compartir los despojos de todo el mundo, no sólo la multitud de sus antiguas colonias, territorios, protectorados y mandatos, sino partes del globo que nunca antes estuvieron a su disposición, incluida la antigua Unión Soviética.
Esto lo confirma una declaración del Secretario General de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, hace casi cuatro años:
«La OTAN y la UE están logrando bastante progreso en la coordinación de capacidades militares modernas. Me siento optimista de que podamos extender nuestra cooperación en áreas adicionales en las que tenemos un interés de seguridad común, donde podemos complementarnos, y reforzar mutuamente nuestros esfuerzos. Y con ello quiero decir áreas funcionales… como ser el Cáucaso y Asia Central.» (NATO International, 31 de marzo de 2005). Dos meses después el Secretario Adjunto de Estado de EE.UU.,
Nicholas Burns, que llegó a ese puesto después de ser embajador de EE.UU. ante la OTAN, usó un tenor parecido cuando «saludó un llamado por el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, para que la alianza y la UE aumenten la cooperación para asegurar la seguridad más allá de las fronteras de la OTAN en Europa, África y Asia Central.» (Associated Press, 26 de mayo de 2005)
Burns explicó la división del trabajo propuesta, por lo menos desde la perspectiva de Washington:
«A ver si nos entendemos. La OTAN hace las grandes operaciones militares, pero la UE maneja las operaciones de mantenimiento de la paz…» (Ibíd.)
En el mes intermedio, abril de 2005, el ministro alemán de defensa de entonces, Peter Struck, dirigiéndose a una conferencia sobre seguridad europea en Berlín, subrayó el mismo punto al afirmar que «Sería totalmente erróneo ver el desarrollo de capacidades de defensa europeas, separadamente de progresos dentro de la OTAN,» y «agregó que tanto la OTAN como la Unión Europea se esfuerzan actualmente por estar mejor preparados para misiones fuera del área en un intento de adaptarse al rápido cambio del entorno de seguridad.» (Deutsche Welle, 13 de abril de 2005)
Es decir, la UE y la OTAN han determinado que todo el mundo, con la excepción del Hemisferio Occidental, que presumiblemente pertenece a EE.UU. (aunque incluso allí los Estados de la OTAN están involucrados individual, separada y colectivamente), como caza legal para despliegues militares.
Otro giro cualitativo respecto a la situación internacional previa a 1991 y una reversión a la era de las ambiciones y pretensiones coloniales europeas occidentales, la de la diplomacia de la cañonera y de bayonetas caladas contra «nativos revoltosos.»
De hecho, la época posterior a la Guerra Fría ha devuelto en esencia a Europa, a Occidente en general y gran parte del mundo en cuanto a la influencia de los Estados de la OTAN no sólo al status quo ante previo a la Segunda Guerra Mundial sino aún más atrás a los años 1800 y al apogeo de la expansión colonial europea.
Efectiva, si no formalmente, las principales potencias occidentales han creado equivalentes modernos del Congreso de Viena de 1815 y del Congreso de Berlín de 1878.
El primero ocurrió hacia el fin mismo de las Guerras Napoleónicas con la inminente derrota de Bonaparte en Waterloo y fijó el fundamento de la Santa Alianza y su nuevo orden de entonces, que debía asegurar que nunca los tronos europeos volvieran a ser desafiados por la amenaza del republicanismo.
La dispensa posterior a 1991 ha recreado la proscripción de la forma republicana de gobierno y la ha aplicado al comunismo y a otras variantes del socialismo y por cierto a cualesquiera partidos políticos y movimientos populares que puedan defender los intereses de la mayoría, dentro de Europa o fuera de ella, frente a elites transnacionales – así llamadas euro-atlánticas.
El segundo modelo, el del Congreso de Berlín, fue la salva de apertura de la alteración de las fronteras nacionales en los Balcanes y el comienzo de la disputa por África, que sería lanzada en serio seis años después en la Conferencia de Berlín.
Similitudes entre entonces y el período actual no requieren mucho comentario, ya que saltan a la vista.
La Conferencia de Berlín, a la que asistieron representantes de Austria-Hungría, Bélgica, Gran Bretaña, Dinamarca, Francia, Italia, Holanda, Portugal, Prusia, España y Suecia-Noruega, abrió toda África, especialmente la cuenca del Río Congo, y la región de los Grandes Lagos, a las formas más brutales y cínicas de rapiña y saqueo.
Fue también el prototipo para ataques militares y económicos conjuntos, colectivos, europeos occidentales, contra naciones virtualmente indefensas, que no tardó en ser replicado en China en 1900 invadida por fuerzas militares de Austria-Hungría, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia y EE.UU. para reprimir la Rebelión de los Bóxer y proteger intereses económicos occidentales.
Para demostrar hasta qué punto el pasado es ahora el presente, en un artículo escrito en conjunto en The Times de Londres en junio pasado, George Robertson y Paddy Ashdown, de quienes hablaremos más adelante, afirmaron que «la cooperación multilateral en el ámbito europeo tiene que… involucrar más cooperación en la defensa si ha de ser tomada en serio. El impulso por crear grupos de combate de la UE debe ser acelerado, compatibilizado enteramente con las fuerzas de reacción de la OTAN y debería formar la base de una capacidad europea emergente de contrainsurgencia capaz de operar en Estados fracasados y entornos post-conflicto.» The Times, 12 de junio de 2008)
El documento, en realidad un manifiesto militar y una llamada a la acción para las elites occidentales, también incluyó la observación de que «Esto será vital si se nos llama… a extender la autoridad pública a algunos de los espacios no gobernados que la globalización está ayudando a generar.»
Y el artículo culmina en este análisis – rudo, revelador y hubristico por igual:
«Por primera vez en más de 200 años nos movemos hacia un mundo que no está totalmente dominado por Occidente. Si queremos influenciar ese entorno en lugar de ser chantajeados por él, si queremos asumir algunas de las características preocupantes de la globalización, el multilateralismo real, práctico, es una necesidad estratégica…»
Haya o no alguien más en el mundo que considere que el deseo de las principales potencias occidentales y de su clase gobernante de asumir, reclamar y expandir la dominación global represente una necesidad, el plan es decididamente estratégico.
A diferencia de las divagaciones de oscuros académicos que rediseñan el mundo y sus divisiones nacionales en la seguridad de sus propias mentes y confortables asientos en las bibliotecas universitarias, el pronunciamiento en The Times apareció allí porque sus autores son cualquier cosa pero no teóricos abstractos, historiadores o filósofos políticos.
Son importantes arquitectos e implacables ejecutores del orden que propugnan, ambos probados en la post-Guerra Fría, o como ellos mismos podrían presentarlo, en el laboratorio posmoderno que fueron los Balcanes en los años noventa.
Lord George Robertson, es secretario de defensa británico y aun par del reino de por vida y barón de
Port Ellen, fue secretario general de la OTAN desde 1999 hasta 2004, sucesor de Javier Solana, que ha pasado a ser Alto Representante para Política Exterior y de Seguridad Común y secretario general tanto del Consejo de la Unión Europea como de la Unión Europea Occidental. En realidad, ministro de exteriores colectivo de la Unión Europea.
Paddy Ashdown fue Alto Representante internacional para Bosnia y Herzegovina desde septiembre de 2002 hasta mayo de 2006, dirigiendo con descarada arbitrariedad, despotismo y ferocidad que le granjearon el título informal de otra época, virrey, que casi no cabe duda que consiguió legítimamente porque su padre había sido oficial en el servicio colonial británico en India y porque la misión y el estilo de Ashdown hijo no sólo evocaban la pasada era colonial sino eran emblemáticos de su actual renacimiento.
Hace casi cuatro años la Comisión Internacional sobre los Balcanes, fundada por – entre otras instituciones – el Fondo Marshall Alemán de EE.UU., «emitió una acerba crítica de las políticas de la UE y de la ONU en los Balcanes.
«La comisión afirma que la democracia ha sido asfixiada en Bosnia ‘por la autoridad coercitiva’ de Paddy Ashdown, alto representante de la UE.
«Los representantes internacionales, dice la comisión, ‘se meten frívolamente en la ingeniería social pero no tienen que rendir cuentas cuando sus políticas fracasan. Si el régimen neocolonial de Europa se arraiga, alentará el descontento económico…'» (International Herald Tribune, 29 de abril de 2005)
Como para recompensarlo por esto, hace un año Ashdown fue promocionado como sucesor de los antiguos jefes de su padre en el subcontinente indio, a saber lo que la prensa en la época se refirió como un «súper enviado» a Afganistán, lo que un periódico describió en estas palabras rapsódicas:
«El rol propuesto significaría que Lord Ashdown será encargado de unificar los esfuerzos de la OTAN y de la ONU en Afganistán. Se piensa que los funcionarios de la OTAN apoyan su candidatura para un puesto con un poder excepcional.» (The Telegraph, 6 de diciembre de 2007)
El gobierno afgano se mostró menos entusiasta que la clac de Ashdown en la prensa occidental y no le dio el puesto, demostrando así la forma y temperamento ‘pre-moderna’ del pueblo afgano. El adjetivo será explicado más adelante.
Lo que Ashdown encarnaba para los afganos, conociera o no su gobierno los antecedentes, era la posición ‘post-moderna’ del antiguo diplomático británico y cardenal Richelieu del Luis XVIII de Tony Blair en asuntos de relaciones exteriores, Robert Cooper.
La eminencia gris en cuestión es autor de dos libros: «The Post-Modern State and the World Order «(2000) y «The Breaking of Nations: Order and Chaos in the Twenty-First Century» (2003), y contribuyó una versión del primero a la colección «Re-Ordering the World: The Long-Term Implications of September 11» (2002).
Cooper ha sido caracterizado como padre del «nuevo imperialismo liberal» y fue durante un breve período Representante Especial de Tony Blair en Afganistán después de la invasión de 2001.
Como Robertson y Ashdown, jugó un papel en la imposición así como en la elaboración de racionalizaciones de las estrategias y políticas imperiales.
Su primer libro: «The Post-Modern State and the World Order,» dividió en tres las naciones del mundo en pre-modernas, modernas y post-modernas, no diferentes de modo esencial, aunque superficialmente en estilo, de aquellas de sus antepasados colonialistas al dividir a los pueblos del mundo en naciones y culturas civilizadas y no civilizadas.
Variaciones de esta visión del mundo han vuelto a aparecer en todo Occidente después del fin de la Guerra Fría, y el nuevo orden internacional que la siguió permitió que las principales potencias occidentales dejaran de lado promesas a medias de respetar a la recién liberada mayoría de la humanidad, a menudo con culturas auténticas mucho más antiguas y mucho más venerables que las de sus antiguos amos coloniales y los aliados norteamericanos entre ellos.
Después que se negó a Ashdown la oportunidad de continuar la tradición familiar en Afganistán fue a trabajar como mano derecha de Javier Solana como Director General para Asuntos Externos y Político-Militares en el Secretariado General del Consejo de la Unión Europea, posición que conserva actualmente.
También se considera que Cooper ha jugado un papel decisivo en la creación de la Política Europea de Seguridad y Defensa (ESDP, por sus siglas en inglés), originalmente introducida como Identidad Europea de Seguridad y Defensa en la reunión de ministros de exteriores de la OTAN en Berlín en 1996 donde se acordó que la Unión Europea Occidental (WEU) supervisaría su creación dentro de las estructuras de la OTAN.
La ESDP es ahora dirigida efectivamente por el Alto Representante de la Política Común de Exteriores y Seguridad de la Unión Europea, Javier Solana, cuyo principal lugarteniente es Cooper. La ESDP fue probada por primera vez en el terreno en Macedonia en 2003 cuando se hizo cargo por la OTAN y ha seguido siendo el principal brazo de defensa y fuerzas armadas de la UE.
Macedonia, la segunda víctima de la guerra de la OTAN en 1999 contra Yugoslavia, fue el prototipo para la suplantación por la UE de las fuerzas de ocupación e interdicción de la OTAN, y la antigua misión Concordia de EUFOR sucedió a la Operación Armonía Aliada de esta última.
En 2004, la OTAN nuevamente entregó un protectorado, Bosnia, bajo su Fuerza de Estabilización (SFOR) a la UE y a su operación Althea EUFOR.
En 2008, la OTAN comenzó a hacer la transición del comando de su Fuerza Kosovo (KFOR), sólo autorizada bajo la Resolución 1244 de la ONU, a la Misión Gobierno de Ley de la UE (EULEX), provocando duras condenas de Serbia y Rusia.
En noviembre del año pasado, la OTAN entregó la extensa interdicción naval de la Operación Atalanta de EUNAVFOR en el Golfo de Adén y el Cuerno de África a la UE, que fue descrita como «algo completamente nuevo para la UE porque tiene lugar lejos de la propia Europa… La Operación Atalanta es un proyecto ambicioso. El área de mar que debe ser controlada es enorme…» (Radio Netherlands, 21 de noviembre de 2008)
La «misión civilizadora» conjunta de la UE y de la OTAN en «espacios no gobernados» en el mundo pre-moderno y moderno se expande constantemente.
Durante este mes, Giampaolo Di Paola, presidente del Comité Militar de la OTAN, entró en detalles sobre la misión triádica mundial UE-OTAN-EE.UU. al presagiar la «necesidad de una nueva forma de gobernanza mundial en la cual la OTAN, la UE y otras importantes organizaciones internacionales tienen que jugar un papel.» (ADN Kronos International [Italia], 13 de febrero de 2009)
Vale la pena examinar en cierta profundidad el tipo de gobernanza mundial del que hablan y quiénes son propuestos como sus auto-designados guardianes.
Funcionarios en Bruselas y Washington invocan rutinariamente el término comunidad internacional cuando conviene a sus intenciones – y con la misma regularidad ignoran los deseos de la verdadera comunidad de naciones cuando no es así.
La población combinada de todos los 27 Estados miembro de la UE es de menos de 500.000.000, menos de un doceavo de la raza humana.
Si se agregan las cifras de los Estados de la OTAN que no están en la UE – EE.UU. cuyos 300.000.000 de ocupantes representan un 40% de la cantidad de la UE, Canadá, Noruega e Islandia, la cifra total es de apenas más de 800.000.000, menos de una séptima parte de la humanidad.
Los principales Estados de la UE y miembros europeos de la OTAN, son las antiguas potencias coloniales – Gran Bretaña, Francia, España, Portugal, Holanda y Dinamarca, y el segundo contingente de ‘un lugar bajo el sol’ de Bélgica, Italia y Alemania.
Comenzando con misiones comerciales, que pronto se convirtieron en monopolios, incluyendo poco después puestos avanzados militares y finalmente una subyugación económica, política y militar total, las principales potencias occidentales se repartieron amplias superficies de territorio en Asia, África, Norte, Centro y Sudamérica y toda Oceanía como sus respectivos dominios y esferas de influencia.
Muchos Estados de la OTAN y de la UE siguen reteniendo los vestigios de esa rebatiña por el mundo, especialmente en ultramar y en otras posesiones no-contiguas, sobre todo islas, arrebatadas originalmente a los habitantes indígenas.
Gran Bretaña, Francia, Holanda, España, Portugal, Dinamarca y EE.UU. están en esa categoría.
Son los Estados que prohíben a otros, incluso en el contexto europeo, el derecho a ejercer influencia en territorios que fueron parte integral de su país durante varios siglos, como ser Serbia con Kosovo y Rusia con Ucrania.
Las principales naciones occidentales fueron también las perpetradoras del tráfico de esclavos africanos, la mayor migración forzosa de gente en la historia humana, con cálculos de los transportados a través del Océano Atlántico que van entre los 10 y los 30 millones en los siglos entre XVI y XIX.
Los involucrados incluían, a uno u otro lado del océano, a menudo en ambos, Gran Bretaña, Francia, España. Portugal, Holanda, Dinamarca y más tarde EE.UU.
Uno de los fundamentos tácitos de la comunidad transatlántica.
Términos y conceptos obsoletos y desacreditados como la Carga del Hombre Blanco, el Destino Manifiesto, ‘un sitio bajo el sol’, Lebensraum [espacio vital] e ‘imperios bajo los cuales el sol nunca se pone’ han sido abandonados, pero la visión subyacente del mundo y los objetivos geopolíticos que los motivaron no lo han sido y en su lugar han sido rediseñados bajo nuevas marcas durante la última generación.
Las fuerzas militares occidentales han vuelto a naciones que creían haberse librado para siempre de ellas; por ejemplo, las tropas británicas están de vuelta en Afganistán, Iraq y Sierra Leona; las francesas en Haití, de vuelta en el bicentenario de su independencia de Francia, y Costa de Marfil; las fuerzas armadas estadounidenses están de vuelta en las Filipinas.
No es sólo una suma total de acciones individuales de potencias aliadas occidentales, lo que ha emergido es un nexo sistemático e internacional de despliegues planificados y coordinados con objetivos geoestratégicos precisos y amplios.
A pesar de la tan publicitada diferencia de opiniones respecto a la invasión de Iraq en 2003, todos los 26 Estados de la OTAN tienen personal militar asignado a Iraq y al vecino Kuwait bajo la Misión de Entrenamiento de la OTAN – Iraq.
Menos de dos años después de la invasión la Alianza anunció que «el objetivo de la OTAN es entrenar este año a 1.000 agentes de seguridad de mediana y alta graduación» y «la Unión Europea ha acordado entrenar a unos 700 jueces, fiscales y funcionarios carcelarios.» (San Francisco Chronicle, 21 de marzo de 2005)
Después, en 2005, la entonces embajadora de EE.UU. ante la OTAN, Victoria Nuland, ex asesora de seguridad del ahora ex vicepresidente Dick Cheney, afirmó: «Necesitamos eliminar de una vez por todas las rivalidades – algunas reales, otras imaginarias – entre la UE y la OTAN.»
Sus comentarios fueron caracterizados por un sitio militar en Internet como propugnando que «la OTAN y la Unión Europea (UE) deben establecer un diálogo mucho más profundo que en el pasado para encarar la amplia gama de temas militares, políticos, de equipo y financiamiento que enfrenta la comunidad de seguridad transatlántica…» (Defense News, 23 de septiembre de 2005)
El primer embajador de EE.UU. en Afganistán después de la invasión de 2001, James Dobbins, quien en aquel entonces era director del Centro de Política de Seguridad Internacional y Política de la Defensa en Rand Corporation, reflejó una actitud semejante al urgir que «es hora, por lo tanto, de dejar de preguntar lo que la OTAN puede hacer por la UE, y comenzar a preguntar lo que la UE puede hacer por la OTAN. Y Afganistán es el sitio para comenzar. Esto podría ser hecho del mejor modo en un diálogo triangular entre la OTAN, la UE y EE.UU.» (International Herald Tribune, 30 de septiembre de 2005)
Para demostrar aún mejor que el triángulo UE-OTAN-EE.UU. afecta más que únicamente eventos en el continente europeo, un mes después de los comentarios de Dobbins, Julianne Smith, directora adjunta de programas de seguridad internacional del think tank estadounidense Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, lamentó en una conferencia realizada por ese organismo que:
«‘Sí, consultan sobre los Balcanes, pero eso no basta. La OTAN y la UE deberían estar hablando sobre la no proliferación, el Cáucaso, Ucrania, Moldova – todo el asunto.» (Defense News, 14 de octubre de 2005)
Klaus Naumann, antiguo jefe del Comité Militar de la OTAN, habló en la misma conferencia y reveló más de lo que posiblemente se proponía al deplorar que «Europa de nuevo es obsesionada por los fantasmas de la soberanía,» con lo que quiso decir que el amor restante por el propio país y pueblo es un obstáculo para la consolidación ulterior de la dominación incuestionable de la OTAN y de la UE en Europa y más allá. (Ibíd.)
El mes siguiente, Javier Solana, de la UE, ex Secretario General de la OTAN, dijo que la expansión de los planes militares y los planes para despliegues globales de la UE no tenían que ver «con el reemplazo de la OTAN» y en su lugar «al convertirse en un actor internacional más fuerte y más capaz, será un mejor socio para EE.UU.,» citando los Balcanes como el terreno original de prueba para ese triunvirato, «Mediante nuestros esfuerzos concertados con EE.UU. y la OTAN…» (Defense News, 10 de noviembre de 2005)
El mes siguiente el ya mencionado Klaus Naumann escribió una columna que contenía la demanda de que «La UE debiera… adoptar pasos para mejor su capacidad de realizar operaciones. Nuevos Grupos de Batalla de la UE deben ser fortalecidos mediante entrenamiento regular y certificación, preferentemente utilizando estándares de la OTAN…» (Daily Times [Pakistán], 1 de diciembre de 2005)
El artículo también instaba a que «los dos organismos deben expandir su diálogo estratégico más allá de su actual enfoque en los Balcanes y Afganistán» e incluía la misma recomendación hecha anteriormente por Julianne Smith de que la UE y la OTAN deben escalar en conjunto su intrusión en otras áreas incluyendo «regiones como Ucrania o Moldova.» (Ibíd.)
La integración de las políticas militar y exterior de la UE y de la OTAN continuó a ritmo acelerado durante años y alcanzó su crescendo en la cumbre de la OTAN en Bucarest, Rumania, en abril del año pasado.
Durante la cumbre «la Representante Permanente de EE.UU. ante la OTAN, Victoria Nuland, afirmó que la clave para el fortalecimiento de la OTAN era la construcción de una Unión Europea más fuerte.» (Der Spiegel, 1 de abril de 2008)
Un periódico del país anfitrión informó que «un alto responsable estadounidense ha afirmado recientemente que, lejos ser considerada como una amenaza para la OTAN, la Política Europea de Seguridad y Defensa (ESDP) consolidada es una necesidad inmediata…» (Nine O’Clock News, March 31, 2008]
La presidencia de la UE estuvo en manos de Francia el año pasado y el presidente francés Nicholas Sarkozy fue el principal proponente al presionar por el eje UE-OTAN-EE.UU. en la cumbre de Bucarest.
Aunque no fue su único proponente:
«El presidente de EE.UU., George W. Bush apoyó el jueves la idea de que Europa debería reforzar su propia capacidad de defensa, dijo el presidente francés Nicholas Sarkozy, describiéndolo como «un punto histórico decisivo.»
«El apoyo de Bush para una ‘Europa de la defensa’, como Sarkozy describió la intervención, fue expresado en una cumbre de dirigentes de la OTAN en Bucarest…» (Deutsche Presse-Agentur, 3 de abril de 2008)
El discurso de Bush en la cumbre reiteró que «la OTAN ya no es una alianza estática… Ahora es una alianza expedicionaria que envía sus fuerzas por todo el mundo…» (USA Today, 1 de abril de 2008)
Su discurso también contenía la denuncia ya rutinaria del orden posterior a la Segunda Guerra Mundial [1945-1991] en Europa diciendo: «Dije que Europa debe revocar el amargo legado de Yalta, y eliminar las falsas fronteras que dividieron el continente durante demasiado tiempo.» (Ibíd.)
Una fuente noticiosa rumana informó sobre relaciones entre la UE y EE.UU. durante la cumbre, diciendo que «La calidad de la cooperación transatlántica pasa actualmente por una profunda transformación, adaptándose a las nuevas condiciones posteriores a la Guerra Fría y preparándose para un nuevo tipo de cooperación global.» (Nine O’Clock News, 3 de abril de 2008)
La misma fuente citó un día antes al antiguo secretario de exteriores rumano, Mircea Geoana, afirmando que «Lo que se espera que produzca esta Cumbre es… una nueva alianza del Siglo XXI.» (Nine O’Clock News, 2 de abril de 2008)
Dos semanas después del fin de la cumbre, el Ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov dijo, advirtiendo que la OTAN se proponía usurpar el rol y las funciones de Naciones Unidas: «Es… un intento de formar una cierta unión global con un núcleo occidental que desea reivindicar casi todas las funciones de la ONU.»
(Interfax, 17 de abril de 2008)
Con Francia como principal intermediario, por tener la presidencia de la UE y haber anunciado su intención de reintegrarse al comando militar de la OTAN, se aceleró durante todo el año pasado el impulso por la simbiosis militar UE-OTAN-EE.UU.
Un despacho con el título «Francia pregona las defensas de la UE, puntal clave para el futuro de la OTAN,» el Ministro de Defensa francés, Herve Morin alardeó de haber «reforzado las capacidades militares de la Unión Europea, una condición crucial para que Francia se reintegre totalmente a la OTAN.» (Agence France-Presse, 10 noviembre de 2008)
Morin dio una idea del ritmo de fortalecimiento militar de la UE en una reunión de ministros de defensa europeos (en su mayoría afiliados a la UE y a la OTAN) al declarar: «Puedo decir, que desde el 10 de noviembre… ya hemos hecho un progreso sustancial y considerable, probablemente tanto como el que ha ocurrido en los últimos 10 años.» (Ibíd.)
Al mismo tiempo, Jean-Francois Bureau, secretario general adjunto de la OTAN para diplomacia pública, dijo que «Veintiuna de las 27 naciones de la UE son también miembros de la OTAN, y ambas organizaciones ‘son activas juntas en los mismos escenarios de conflicto.»
«‘Desde la perspectiva de la OTAN, existe una inmensa necesidad de aún más cooperación’ con la UE en temas militares.» (United Press International, 12 de noviembre de 2008)
El mismo informe noticioso mencionó que, como en Iraq, la UE está entrenando personal de seguridad en Afganistán.
En diciembre del año pasado, un borrador de declaración del Consejo Europeo sobre el realce de la Política Europea de Seguridad y Defensa [ESDP] reafirmó el objetivo de «fortalecer la cooperación estratégica entre la UE y la OTAN…» (Irish Times, 11 de diciembre de 2008)
La fuente indicada agregó «los dirigentes de la UE también están dispuestos a endosar una declaración sobre el realce de las capacidades de la Política Europea de Seguridad y Defensa [ESDP], que fijará nuevos objetivos para que la UE pueda desplegar 60.000 soldados dentro de 60 días y miles de personal civil en por lo menos una docena de misiones simultáneas.» (Ibíd.)
Otro informe de planes de la UE para una fuerza de reacción rápida de 60.000 soldados señala que los dirigentes de la UE publicaron una declaración conjunta en la que «reconocieron la necesidad de fortalecer y optimizar las capacidades de defensa de Europa y se comprometieron a trabajar más de cerca con la OTAN.»
(Deutsche Presse-Agentur, 12 de diciembre de 2008)
En otro informe del mismo día, se parafrasea al presidente francés Nicholas Sarkozy afirmando que «EE.UU. ya no ve la ESDP como una política agresiva contra la OTAN, y tanto el presidente saliente George W. Bush como el presidente entrante Barack Obama apoyan ahora la política de la UE.»
Y se le cita diciendo: «No es una elección entre EE.UU. y la ESDP. Los dos van juntos.» (EUobserver, 12 de diciembre de 2008)
El 9 de diciembre, el Secretario de Exteriores británico, David Miliband, y el Ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, firmaron con sus nombres un artículo de opinión conjunto que incluía la confirmación del papel de la UE en la suplementación de la participación armada y militar de EE.UU. y la OTAN en el Sur del Cáucaso y la intercambiabilidad de los papeles de la OTAN y de la UE:
«La UE envió a más de 200 monitores civiles a Georgia. Llegaron dentro de unas pocas semanas de las hostilidades…
«No existe algo como un ejército europeo; tampoco hay un ejército de la OTAN.
«Hay fuerzas nacionales, que son utilizadas, según las necesidades, para operaciones nacionales o multilaterales, sea en el marco europeo o en el marco de la OTAN.» (United Kingdom Foreign and Commonwealth Office, 9 de diciembre de 2008)
Como preparación para la cumbre del 60 Aniversario de la OTAN el 3-4 de abril en Estrasburgo y Kehl, este mes los dirigentes de los dos países anfitriones, el presidente francés Nicholas Nicholas Sarkozy y la Canciller alemana Angela Merkel, escribieron un comentario conjunto para Le Monde pidiendo más cooperación e integración entre la UE y la OTAN.
En la Conferencia anual de Seguridad de Munich del 7 de febrero, el Secretario de Exteriores británico
David Miliband invocó la cláusula de defensa [guerra] mutua de la OTAN, mientras también propugnaba una integración más estrecha de la UE y las políticas y acciones de la UE y la OTAN:
«La OTAN provee un compromiso a la defensa colectiva. La Garantía del Artículo 5 y las estructuras militares integradas garantizan a cada uno y a todos nuestros Aliados que sus fronteras son inviolables.»
(United Kingdom Foreign & Commonwealth Office, 7 de febrero de 2009)
El discurso del vicepresidente de EE.UU., Joe Biden, en la conferencia fue interpretado por una importante fuente alemana como sigue:
«Los estadounidenses serán escrupulosamente cuidadosos de que la confrontación con Teherán no se desarrolle hacia una batalla uno a uno entre EE.UU. e Irán. El mensaje de Biden desde Munich es el siguiente: Cada país de la OTAN y cada miembro de la Unión Europea están involucrados, desde hoy. Es el precio por la nueva apertura y cooperación transatlántica.» (Der Spiegel, 9 de febrero de 2009)
Es decir, todos los Estados de la OTAN están obligados con EE.UU. según las provisiones del Artículo 5 – el Artículo fue invocado y puesto en práctica después de 9 de septiembre de 2001 – y la UE está ahora tan inextricablemente entrelazada con la OTAN que también seguirá siguiendo no sólo las políticas y acciones de la OTAN sino las individuales de EE.UU.
Con el Nuevo Año, la República Checa asumió la presidencia de la UE.
En una información llamada «»Vondra llamó a unidad de la UE y de la OTAN ante Rusia, misiles, gas,» el primer ministro adjunto checo Alexandr Vondra organizó apoyo para la instalación de radar del escudo de misiles de EE.UU. en su nación declarando que «europeos y estadounidenses necesitan gozar del mismo nivel de protección… por eso es importante desarrollar el sistema de defensa de misiles.» (Deutsche Presse-Agentur, 7 de febrero de 2009)
No es difícil rastrear hacia donde van las cosas: la UE está siendo integrada con la OTAN hasta el punto de fusionar sus políticas y programas militares, de seguridad y de asuntos exteriores con la Alianza, y ya que EE.UU. no es sólo un miembro, sino el fundamento central de la OTAN, la UE también está ineludiblemente vinculada con, y en realidad subordinada a, Washington.
Hace tres días, la líder de la mayoría de la Cámara de EE.UU., Nancy Pelosi, estuvo en Italia, donde apeló no sólo a su anfitrión sino a toda Europa respecto a la Guerra Afgana, afirmando que «Tenemos que tomar una decisión… Y quiero decir: nosotros, Italia, la Unión Europea, EE.UU., la OTAN – todos nosotros – en cuanto a lo que está en función de nuestros intereses nacionales de seguridad… «(Agence France-Presse, 16 de febrero de 2009)
Dos días después, Italia anunció que desplegaría más soldados en Afganistán.
Las potencias occidentales reunidas bajo la bandera de la OTAN se arrogan la prerrogativa exclusiva de intervenir en los asuntos regionales e interiores de naciones en cualquier parte del mundo y el exclusivo derecho de emplear la fuerza militar más allá de sus fronteras.
Aunque hablan de boquilla de Naciones Unidas cuando puede ser utilizado contra una nación bajo ataque o para justificar una guerra antes o después del hecho, los dirigentes no ven papel alguno para organizaciones como el Movimiento de los No Alineados de 114 Estado, la Unión Africana de 53 naciones, la Organización de Estados Americanos de 33 miembros, la Liga árabe de 23 miembros, la Organización de la Conferencia Islámica de 57 naciones, la Comunidad de Estados Independientes post-soviética y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la Organización de Cooperación de Shanghái o la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). No para encarar temas globales o incluso en un papel dirigente en asuntos regionales y locales que impactan directamente a los respectivos grupos y a sus miembros constituyentes.
Nos tendrán que perdonar por reformular el acrónimo de la OTAN como ‘Orden Teutónico Ario Nórdico’.
Hace tres días, en una sesión del Parlamento Europeo se presionaba a la UE para que se integre más con la OTAN.
Ari Vatanen, un miembro que representa a Francia, fue uno de los encargados con este fin y dijo, entre otras cosas, que la UE «sólo puede realizar plenamente su potencial desarrollando un fuerte vínculo transatlántico y una relación complementaria con la OTAN.»
A lo cual el miembro alemán del Parlamento Europeo, Tobias Pfluger, respondió: «Todo esfuerzo por fortalecer la OTAN a través de una cooperación más estrecha con la Unión Europea aumenta el potencial para conflictos internacional. También llevará a una mayor militarización de la política exterior de la UE y acelerará la tendencia a utilizar la fuerza militar a fin de ‘resolver’ conflictos.» (European Parliament, 17 de febrero de 2009)
Las posiciones de Vatanen y Pfluger no sólo se oponen sino son mutuamente excluyentes, tanto en el sentido de que ninguna puede acomodar a la otra y como porque son las únicas alternativas. No hay un terreno neutral o una tercera alternativa.
Europa, y el mundo en su conjunto, pueden asentir a su dominación por un bloque militar internacional cada vez más expansionista y agresivo – el primero en la historia – o pueden organizarse activamente para desmantelarlo.
© Copyright Rick Rozoff, Stop NATO, 2009