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Honduras

Un pacto con el pueblo

Fuentes: Rebelión

Honduras hasta hace poquísimo tiempo era el salón dorado donde danzaba la mentira, bajo la apariencia de un sistema que perpetuaba sus derrotas. a base de mesianismos postergados en el sacrificio de los pobres. El lenguaje fue despojado de su falso ropaje y una nueva semántica escribe la lucha de este humilde pueblo que transita […]


Honduras hasta hace poquísimo tiempo era el salón dorado donde danzaba la mentira, bajo la apariencia de un sistema que perpetuaba sus derrotas. a base de mesianismos postergados en el sacrificio de los pobres. El lenguaje fue despojado de su falso ropaje y una nueva semántica escribe la lucha de este humilde pueblo que transita hacia la senda de la refundación.

La refundación es un proceso de construcción permanente y requiere de hombres y mujeres con contenidos de conciencia que privilegien el cambio y la profundidad de las reformas estructurales.

La refundación es una ola de rebeldía que trata de desenmascarar los mecanismos del discurso dominante en que las fabricas, la competitividad, las leyes del mercado, el crecimiento sostenible se tratan de imponer como verdades absolutas. Es un cambio consciencial en que el slogan americano que pretende culpabilizar a los pobres por su destino, bajo las premisas de éxito y fracaso es conjurado por el análisis interpretativo de los mecanismos de explotación económica mundial que ejercen los países ricos del mundo.

Refundar es decir basta ya, hasta aquí. Es no caer en la droga de resignación ni permitir sedar el pensamiento o aniquilar el sentido crítico.

El nuevo discurso jurídico constitucional privilegia el futuro y el presente como fuente de aspiraciones legitimas. Se rige por la pujanza de las nuevas fuerzas políticas y no por interpretaciones dogmáticas para crear una nueva institucionalidad, una nueva ética jurídica, una nueva territorialidad con el reconocimiento de las autonomías, una nueva legalidad que incorpore el pluralismo jurídico, un nuevo régimen político que reconozca la democracia participativa y directa, la democracia comunitaria y las relaciones interculturales, el reconocimiento de nuevas subjetividades como el individuo, las subjetividades colectivas, los pueblos indígenas, los campesinos, los afro descendientes.

Lo que está en juego en el proceso constituyente es precisamente la manera en la que se concibe al Estado, y el modo como se refunda el mismo, como se desarrolla la caracterización de la población, los criterios de elegibilidad de funcionarios públicos, el funcionamiento de la justicia, de la democracia, de los controles sociales, de la territorialidad y de la perspectiva diferente de concebir al ser humano. Esto explica la transversalidad del Estado como núcleo fundante de la nueva gramática política. En esto radica pues la refundación, en constituir por sí misma un tránsito hacia un nuevo mapa institucional. La refundación no es más que el pueblo asumiendo en sus manos el control de su futuro.

La refundación es la actualización de un nuevo pacto social incluyente. En el pacto social que rige nuestro destino constitucional actual, no fueron invitados los pueblos indígenas y afrodescientes. La actual constitución dice que el idioma oficial es el español, pero nadie desconoce que aquí se habla miskito, garífuna, Pech, chortie, Tawahca, tol, y algunos elementos de lo que ha quedado de la lengua Lenca. Refundar, es entonces, reconocer que esos pueblos existen, y que hoy, no solo no se reconocen en la ley fundacional sino que estos indígenas son relegados de las políticas públicas, por los paradigmas institucionales de un estado nación que reconoce una ciudadanía unívoca y relega los derechos colectivos de los pueblos.

La actual constitución habla de los derechos del hombre. Nunca en ningún apartado de la constitución vigente se habla del término mujer. Refundar implica que la mujer será reconocida en la nueva gramática de derechos que se construirán, y se garantizará su equidad y su acceso a una adecuada y digna salud reproductiva, y sobre todo, se fortalecerá su papel al frente de los asuntos públicos no como requisito de porcentajes sino como una actora protagonista de la vida y de la historia nacional.

En el antiguo Pacto social que fundó la actual constitución, el término Democracia se estancó en la posibilidad que teníamos los ciudadanos para votar por candidatos que nos imponían los grupos de poder como presidentes, diputados y alcaldes cada cuatro años, y quitar los presidentes, diputados y alcaldes que ya no nos gustaran, y sustituirlos por otras caras que arrojaban los números rojos y azules de nuestras derrotas nacionales. Refundar será entregarle las armas al pueblo para elija en asambleas democráticas y populares los candidatos a presidentes, diputados y alcaldes, y para que en cualquier momento de su mandato sean destituidos cuando conspiren contra los intereses del pueblo, con el respeto integró a sus garantías, al debido proceso y a los demás derechos fundamentales.

Esa misma constitución que fundó el antiguo pacto social, nos legó esa democracia representativa en la que escogíamos a los legisladores que nos imponían los grupos de poder, y estos nos estafaban con leyes antipopulares, escritas a favor de los intereses de los oligarcas. Refundar es entregar al pueblo las armas para que transite de la democracia representativa a la democracia participativa, y pueda tener iniciativa de ley, promover y aprobar leyes que privilegien la justicia social y su desarrollo económico; y tenga este mismo pueblo a la vez, la atribución de derogar leyes que pongan en precariedad su futuro y embarguen la soberanía territorial y económica de nuestro país.

Esta constitución actual predica la función social de la propiedad, pero carece de mecanismos para frenar la imposición de políticas públicas que dictan como dogma económico, las bonanzas de las leyes del mercado, la privatización de los bienes y servicios públicos y convierte a la tierra en un bien capital y a los campesinos en mendigos. Refundar es abandonar el pragmatismo de gobiernos que se entregan al neoliberalismo e imponen un concepto de ciudadanía individualista al margen del ideario social del constitucionalismo pluralista que comportará la naturaleza jurídica de la nueva constitución. La economía debe estar al servicio del hombre.

Esta constitución actual es cerrada y niega la evolución normal de las sociedades, e impone modelos y formas de ser a nuevas generaciones que necesitan urgentemente de cambios. Refundar es abrirse al futuro y reconocer que las constituciones son hechas por los hombres para responder a unas circunstancias particulares e históricas determinadas, y que las fuerzas vivas y los sueños y las esperanzas y las aspiraciones de los pueblos pueden crear nuevos pactos sociales con nuevos catálogos de derechos en que se reconozcan los hombres y las mujeres.

Esta constitución actual se ha quedado varada en un catalogo de derechos de segunda generación. No ha reconocido los derechos de los consumidores, la equidad de género, las nacionalidades indígenas, las democracias comunitarias, el derecho colectivo de los pueblos. Refundar será incorporar derechos de tercera y hasta cuarta generación, pero sobre todo refundar será el espacio en que se crearán mecanismos para que los derechos no se queden como quimeras y sueños irrealizables, pues se contemplarán plazos sumarios y perentorios para restituir con celeridad los derechos fundamentales vulnerados. Los derechos serán irrenunciables en la nueva constitución y su irrenunciabilidad será garantizada en la práctica laboral y en las políticas públicas.

Bajo el actual pacto social nuestros recursos estratégicos como los ríos, las telecomunicaciones, la tierra, la administración de transportes aéreo, la energía eléctrica, el espectro radioeléctrico, la comercialización del combustible, la energía eólica, el subsuelo, la biodiversidad se la regalamos al capital nacional y extranjero, y las comunidades que viven cerca de los lugares de explotación miran con escepticismo como se fuga el desarrollo y el dinero hacia otros países. Con la refundación del Estado todos esos recursos volverán al Estado, y desde ahí se blindará la economía que estará al servicio del pueblo.

La constitución política actual reconoce tres poderes. El Legislativo y el poder Ejecutivo que son elegidos por el pueblo cada cuatro años. Y el poder judicial que es elegido por el Congreso Nacional. Con la refundación de este nuevo país existirá un poder electoral que dirigirá los procesos electorales y los plebiscitos y referéndum. Pero también existirá un poder popular con carácter institucional que promueva y visibilice las acciones directas del pueblo en los asuntos públicos. Con la refundación el poder legislativo dejará de ser un súper poder.

Refundar será apostar por el bien común, por la solidaridad humana, por la igualdad, por la justicia social, por la construcción de los nuevos hombres y las nuevas mujeres y sobre todo por la democratización continua y permanente de los asuntos públicos. Porque la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar, puesto que somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.