El presidente sudcoreano visitó a su par del norte. Admitió que busca como objetivo culminar con la división de la nación. La paz definitiva continúa en el haber. Con un apretón de manos entre el líder de la República Popular Democrática de Corea del Norte Kim Jong Il y el presidente de la República de […]
El presidente sudcoreano visitó a su par del norte. Admitió que busca como objetivo culminar con la división de la nación. La paz definitiva continúa en el haber.
Con un apretón de manos entre el líder de la República Popular Democrática de Corea del Norte Kim Jong Il y el presidente de la República de Corea Roh Moo Hyun comenzó ayer la segunda cumbre en la historia de la península dividida, tras siete años desde el primer encuentro a este nivel de esa nación dividida desde 1953 por el paralelo 38.
El mandatario de Sudcorea cruzó la frontera o Línea de Demarcación, eufemísticamente llamada «zona desmilitarizada», en automóvil, para ser recibido por el dueño de casa. La segunda cumbre intercoreana, que tiene lugar más de medio siglo después del fin de la guerra de Corea (1950-1953), busca lograr una paz duradera. Esta es la primera vez que un jefe de Estado de Corea del Sur entra por tierra a Corea del Norte. Desde el punto de vista del derecho internacional ambas naciones siguen en estado de guerra, ya que lo que existe es sólo un armisticio o cese del fuego.
Kim recibió a Roh en Pyongyang. La televisión mostró el saludo inicial en una gran plaza de capital. A continuación, ambos líderes pasaron revista a la guardia de honor mientras sonaban marchas militares y se escuchaba el aplauso de cientos de norcoreanos allí congregados.
La presencia de Kim resultó una sorpresa, ya que no había sido anunciada. Posteriormente Roh dialogó con el jefe de Estado nominal Kim Yong Nam sobre las medidas para fomentar un nuevo orden de paz para la península coreana, según indicó la prensa sudcoreana.
Para la jornada de hoy se han planteado dos rondas de conversaciones con Kim Jong Il, en el contexto de una cumbre que va a durar tres días.
Según mostraron las imágenes de televisión, Roh se bajó de su auto junto a su esposa Kwon Yang Suk antes de cruzar la así llamada Línea de Demarcación, dentro de la «zona tapón» de cuatro kilómetros de ancho entre ambos países.
«Esta línea es un muro que ha dividido la nación durante medio siglo. Esta línea se borrará paulatinamente y el muro caerá», aseguró Roh ante las cámaras y agregó que luchará por iniciar un camino por paz y bienestar común.
El presidente surcoreano, al que sólo le restan cinco meses en el cargo, viajó acompañado por una delegación de 300 personas, compuesta por funcionarios gubernamentales, empresarios y periodistas. Roh había anunciado que durante el encuentro con Kim quiere hablar sobre todo acerca de una paz duradera para la península coreana, dividida desde hace más de 50 años, así como la ampliación de los vínculos económicos.
En Seúl se espera que Roh anuncie posiblemente inversiones multimillonarias sobre la mejora de las arruinadas infraestructuras en el país comunista, debido a que esta nación de 47 millones de habitantes está en camino a convertirse en una potencia económica.
Seúl y Pyongyang acordaron celebrar esta cumbre tras llegar a un avanzar en la disputa por el programa nuclear norcoreano. El domingo pasado, los participantes de las denominadas conversaciones a seis bandas (Corea del Norte, Corea del Sur, China, Japón, Rusia y Estados Unidos) acordaron un borrador temporal que prevé revelar las actividades nucleares y el cierre de sus instalaciones atómicas.
Se estima que los acuerdos, que todavía han de ser ratificados Moscú, Pekín, Tokio y Washington, se anuncien previsiblemente durante la cumbre.