Uno de los aspectos menos atendidos en el debate actual es el internacional. En este campo es necesario preguntarse qué impacto tendrá en la correlación de fuerzas internacional la definición que adopte el FNRP el próximo 26 de febrero y si ese impacto favorecerá o afectara negativamente nuestra causa y la de otros países hermanos. […]
Uno de los aspectos menos atendidos en el debate actual es el internacional. En este campo es necesario preguntarse qué impacto tendrá en la correlación de fuerzas internacional la definición que adopte el FNRP el próximo 26 de febrero y si ese impacto favorecerá o afectara negativamente nuestra causa y la de otros países hermanos.
Como lo he sostenido en otro trabajo [1], la Resistencia en Honduras no es, en los actuales momentos, un desafío de peso a lo interno del país porque, por estar metidos de cabeza pensando en la coyuntura electoral, hemos dejado de responder en la práctica a las agresiones constantes contra nuestras conquistas, las cuales están siendo derribadas una por una por este régimen; al extremo que hemos dejado de lado nuestro instinto de conservación porque ni reaccionamos contra los asesinatos de nuestros propios compañeros(as). Esto, por supuesto, deberíamos revertirlo en la próxima Asamblea del 26 de febrero aprobando un Plan Unitario de Lucha. Tal es mi primera premisa.
La importancia del retorno a la OEA para el imperio y el golpismo
Por ahora, el principal desafío que este régimen tiene para su consolidación económica y política se encuentra en el plano internacional, donde está fuertemente condicionado para su retorno a la OEA, no solo por los países aliados de la Resistencia (ALBA, UNASUR, etc.) sino por el mismo gobierno norteamericano.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos atribuye una gran importancia a esta reinserción de Honduras al sistema interamericano, por varias razones:
La primera es que sumaría un voto más como gobierno títere a todas sus iniciativas. Por ejemplo, consolidaría el círculo contra Nicaragua en el istmo centroamericano (el único Estado miembro del ALBA en Centroamérica) y fortalecería la posición de Estados Unidos que trata de impedir el surgimiento de un nuevo organismo regional Latinoamericano y Caribeño, que es la propuesta venezolana. Ademas que necesita ese voto para la eleccion de la nueva Presidencia Pro Tempore.
En segundo lugar, necesita que Honduras no sea un estado «ilegal» cuando el Comando Sur de la Fuerzas Armadas norteamericanas pretenden hacer operativas las bases militares que ha comenzado a construir en nuestro territorio, en el marco de su estrategia militar en Latinoamérica y específicamente para hacerle, con Costa Rica, un «sándwich» a Nicaragua.
Y en tercer lugar necesita que el gobierno títere de Pepe Lobo tenga una gama más amplia de fuentes financieras para sacarlo del atolladero en que lo metió el Golpe de Estado, para no depender demasiado del apoyo gringo, en momentos en que Estados Unidos tiene dificultades para dar grandes cantidades para la reconstrucción de su economía.
Por su parte, el gobierno de Pepe Lobo también necesita esa reinserción porque, si bien los organismos multilaterales han comenzado a desbloquear el apoyo económico a su gobierno (consecuencia de la firma del Acuerdo de San José, de la realización de las elecciones de noviembre 2009 y de la readmisión al SICA), hay una amplia gama de capitalistas de varios países europeos y latinoamericanos que tienen paradas sus inversiones hasta no tener «seguridad jurídica» en nuestro país.
Para poner un ejemplo, lograr ese reconocimiento es importante para el éxito de su proyecto de «Ciudades Modelo» que requiere de Honduras un estatus jurídico internacional confiable. Una muestra de la importancia que el régimen le da a este tema es la ofensiva internacional que ha emprendido buscando estados inversores a este nefasto plan enviando a Singapur, Corea del Sur y Kuwait una enorme delegación (incluidos dos funcionarios de la «resistente» UD), para mostrar que en Honduras «todas» las fuerzas políticas han reconocido su régimen.
Por consiguiente, el retorno del Estado de Honduras a la OEA afianzara al régimen en lo económico, diplomático y militar. Y a la inversa, la consolidación internacional del gobierno de Porfirio Lobo atentara contra la causa y la existencia de la Resistencia Popular.
Las condiciones que Pepe y Juan Orlando aparentan cumplir
¿Qué necesita hacer Pepe Lobo para lograr esa meta? Necesita demostrar interés en cumplir con las condiciones que le impuso la OEA en 2010. Varias de esas condiciones Pepe Lobo aparenta haberlas cumplido, aunque en el fondo solo se trate de medidas político diplomáticas: 1) Aparenta hacer lo posible por eliminar los procesos jurídico-políticos que sirvieron de argumento para la expulsión del Presidente Zelaya y así «despejar el camino» para que Mel retorne a Honduras; 2) ha aceptado la incorporación de Mel al PARLACEN; 3) creo el Ministerio de Derechos Humanos y Justicia, aunque no haga nada para proteger realmente los derechos humanos; 4) da pasos para aparentar cumplir con las Medidas Cautelares llegando a acuerdos con los organismos de derechos humanos para su aplicación, aunque no los cumpla en la práctica; 5) apoya la Comisión de la Verdad, creada unilateralmente, así sea para validar «su» verdad; y, 6) convoco a la Resistencia al «dialogo nacional» en 2010, a lo cual se prestaron algunos dirigentes liberales.
Es decir que Pepe está haciendo méritos para lograr su reinserción a la OEA. La presión del Departamento de Estado de los Estados Unidos ha sido decisiva para que el régimen haya avanzado en ese terreno. Solo recordemos el desfile de funcionarios norteamericanos de alto nivel que se ha dado desde el año pasado: María Otero, Arturo Valenzuela y William Brownfield entre otros.
Sin embargo, el régimen no ha podido avanzar en temas mucho más sensibles porque para ello necesita la cooperación de los golpistas recalcitrantes así como la cooperación de Mel y de la Resistencia Popular. Esos temas son : 1) el retorno del Presidente Zelaya; 2) mostrar avances en el castigo a los violadores de derechos humanos y a los perpetradores del Golpe de Estado; y, 3) lograr la «reconciliación» con la oposición política, es decir con la Resistencia.
Sobre el primer punto, Mel en forma correcta se ha negado a colaborar. Ha denunciado el carácter tramposo del proceso por el cual le pretenden «limpiar» expedientes para hacerlo aceptar su sometimiento a un sistema judicial golpista. Así que, mientras Mel mantenga esa posición, lo único que puede hacer Pepe en este punto es acreditar que hace «todo lo posible» por lograr su retorno pero que si Mel no regresa, seria porque no quiere hacerlo. Este es un argumento de peso en el terreno político diplomático, como lo muestran las declaraciones de Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, que alaba «los esfuerzos» de Pepe por lograr ese retorno, y que los gringos se encargan de respaldar.
Sobre el segundo tema, el régimen, de la mano con la Embajada Norteamericana, busca hacer méritos dando pasos para sacrificar a algún chivo expiatorio entre los golpistas para mostrar que se hace «justicia»; los mejores candidatos son el Fiscal General del Estado y algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, aunque pueden haber más. Eso explica el estira y encoje político entre Juan Orlando Hernández y estos funcionarios dado que el primero cuenta con el poder de hacerlo desde el Congreso Nacional. Los gringos siguen presionando para vencer el temor del régimen a dar ese paso, a tal punto que suspendió la asignación de la ayuda a Honduras de la Cuenta del Milenio. Así que por los vientos que soplan es posible que en los próximos días veamos caer a alguno de estos funcionarios y a otros.
Y sobre el tercer tema, que es el que nos interesa (la «reconciliación con la oposición») Pepe pretende acreditar como argumento a su favor demostrando la decisión de la Resistencia a participar en la aplicación de sus reformas al artículo 5 constitucional (que se refiere al plebiscito y referéndum) y a participar en el próximo proceso electoral, pues esto supondría que el FNRP reconoce al régimen, independientemente de cual sea su modalidad de participación.
Habiendo logrado Pepe estos pasos, nuestros aliados en el continente se quedarían prácticamente sin argumentos para impedir el retorno de Honduras a la OEA y ese pilar de nuestra Resistencia se vendría abajo. Sin mencionar el tremendo efecto que tendría en los movimientos de solidaridad que nos están apoyando a nivel internacional.
La Asamblea el 26 y la Asamblea General de la OEA de Junio 2011
El análisis anterior me lleva a sugerir a la Resistencia Popular que, independientemente de la posición que se tenga sobre si participar o no en el próximo proceso electoral, bajo las condiciones que sea, no sería prudente tomar esa decisión antes de la realización de la Asamblea General de la OEA prevista para realizarse en junio de este año en EL Salvador, porque eso precipitaría la readmisión del régimen sucedáneo del Golpe de Estado en ese organismo regional. En ese sentido, sugiero que la decisión se tome después de junio.
Solo recordemos que la firma del Acuerdo de San José Tegucigalpa por el ex Presidente Manuel Zelaya y el proceso electoral de noviembre de 2009, fueron vendidos a los ojos del mundo como el comienzo de la «reconciliación» en Honduras -aunque nosotros sabemos que no es así–, redundando en beneficio del régimen con el desbloqueo de más de 500 millones de dólares retenidos por el BID, BCIE y BM. El retorno a la OEA tendría un efecto similar y culminaría la consolidación de su situación internacional.
Una vez que Pepe haya logrado ese objetivo, no habrá nada que detenga su brazo represivo por que ya no tendrá la presión de quedar bien en el tema de los derechos humanos y cuando eso suceda mas vale que estemos confesados.
Por consiguiente, lo que tenemos que hacer de aquí a Junio (y en adelante) es arreciar la lucha para retomar la iniciativa dentro del país para minar al régimen e impedir su consolidación interna y externa. Denunciarlo en lugar de acudir a sus convocatorias; desenmascarar sus mentiras, en lugar de prestarse a su demagogia; movilizarnos para defender nuestras conquistas en lugar de cooperar con nuestro silencio y pasividad.
Para ello necesitamos salir fortalecidos de la Asamblea Nacional del 26 de febrero acordando unánimemente un PLAN DE LUCHA UNITARIO para defender nuestras conquistas y dar seguridad a nuestros compañeros y compañeras contra la represión.
Eso no significa abandonar el apasionado debate que hemos iniciado, pues tendremos mas tiempo para desarrollarlo. Solo significa que debemos discutir lo prioritario y actuar con inteligencia en la toma de decisiones.
En estos momentos, necesitamos pensar con la cabeza fría, pues nuestro futuro esta de por medio.
Nota:
[1] Ver: «Una reflexión y una autocrítica necesarias«, divulgada en la red FIAN y en www.rebelion.org
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.