Wendy Elizabeth Ávila nació en Tegucigalpa, el 28 de junio de 1985, bajo una lluvia de cenizas melancólicas. Barack Hussein Obama nació en Honolulu el 4 de agosto, bajo un carnaval de colores asiáticos en 1961. Wendy fue a una escuela pública, pobre como sus compañeros y en sus brazos siempre cargó cuadernos con la […]
Wendy Elizabeth Ávila nació en Tegucigalpa, el 28 de junio de 1985, bajo una lluvia de cenizas melancólicas.
Barack Hussein Obama nació en Honolulu el 4 de agosto, bajo un carnaval de colores asiáticos en 1961.
Wendy fue a una escuela pública, pobre como sus compañeros y en sus brazos siempre cargó cuadernos con la palabra esperanza escrita en mayúscula.
Obama fue a la prestigiosa escuela de Derecho Harvard Law School con sus emparedados ricos en proteínas de la magistratura.
Wendy creció con una sonrisa franca y limpia de ilusiones,
Obama creció entre las brumas de la codicia y la mentira pública.
Wendy cada día asistió a los arrabales tristes de Tegucigalpa para alfabetizar niños y niños.
Obama asistió a las campañas metódicas donde fue elegido senador del decimotercer distrito de Illinois, para encontrar el alfabeto de la fuerza irracional del poder.
Wendy se matriculo en una universidad de Honduras para ser abogada y ayudar a los que tienen sed de justicia.
Obama fue profesor de Derecho constitucional en la facultad de leyes de la Universidad de Chicago para enseñar a los que tienen hambre de demagogia y marketing.
Wendy alcanzó su máximo honor al ver niños felices con el diploma de que ya sabían leer y escribir.
Obama alcanzó su máximo honor al llegar a ser el primer presidente negro, así escribió su destino e historia para los que no saben leer en el imperio.
Wendy estaba en su casa viendo por la ventana el cielo húmedo y pensando en su cumpleaños cuando escucho las balas del golpe de Estado.
Obama estaba desayunando patatas con maní cuando se dio cuenta de la transición constitucional de Honduras.
Wendy cerró sus ojos, abrió la puerta y salió en busca de respuestas.
Obama abrió la ventana de la oficina oval y salió volando con Supermán para inventar preguntas.
Wendy de inmediato se integró al Frente Nacional Contra el Golpe y salió en busca de justicia, de democracia y sobre todo de paz.
Obama juró como el cuadragésimo cuarto presidente de Estados Unidos de América, y de inmediato se integró a la marejada de guerras en Afganistán e Iraq.
Wendy caminó cada día sin descanso ante el bloqueo criminal de las calles.
Obama caminó por los jardines de la Casa Blanca sin preocuparse por el bloqueo criminal a Cuba.
Wendy, en las luchas encarnizadas, ella sin más armas que la paz se enfrento a los dueños del país y de las armas y la atacaron con lanzagranadas y cañones.
Obama se comprometió a enviar 40.000 hombres con lanzagranadas y cañones a Afganistán.
Wendy vio una flota de bárbaros frente a sus ojos y pidió paz.
Obama ordena que continúe la IV flota naval.
Wendy sigue de pie, día a día con sus bases pacíficas de lucha en busca de la paz en las calles del terror.
Obama lleva sus bases militares a Colombia.
Wendy no cierra la esperanza por la paz.
Obama no cierra Guantánamo por el horror.
Wendy nuevamente choca contra las armas de humo.
Obama lanza cortinas de humo.
Wendy cae por los gases tóxicos lanzados por militares hondureños para reprimir a los manifestantes pacíficos.
Obama cae aburrido en su sillón, por lo que se dice de Honduras.
Wendy muere en busca de la paz que reclamó cada día, eran las 10 de la noche del sábado 26 de septiembre en Tegucigalpa.
Obama gana el Premio Nobel de la Paz, eran las 5 de la mañana del viernes 9 de octubre en Washington.
Wendy fue velada en un pobre salón de un sindicato, con sus compañeros de lucha.
Obama celebró su medalla en los salones dorados de la élite pacífica con vinos y quesos que inspiran paz gastronómica.
Wendy creyó en su lucha.
Obama aún no cree en su medalla.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.