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Las Euromarchas abren las movilizaciones de un otoño marcado por la campaña electoral

4.000 km para frenar a la Troika

Fuentes: Diagonal

4.000 km pueden parecer muchos y, sin embargo, siguen siendo pocos para denunciar a la Europa del capital y reclamar la construcción de una Europa de las personas. Éste es el propósito de las Euromarchas, que partieron de Gibraltar hacia Bruselas el jueves 1 de octubre retomando un camino ya abierto en 1997 con la […]

4.000 km pueden parecer muchos y, sin embargo, siguen siendo pocos para denunciar a la Europa del capital y reclamar la construcción de una Europa de las personas. Éste es el propósito de las Euromarchas, que partieron de Gibraltar hacia Bruselas el jueves 1 de octubre retomando un camino ya abierto en 1997 con la primera euromarcha contra el Tratado de Maastricht. Pero estas Euromarchas también se hacen eco de las exigencias de sus precursoras a nivel estatal, las Marchas de la Dignidad, esta vez con un horizonte más amplio: Europa.

Estas marchas europeas buscan protestar, como sus antecesoras, contra la pobreza, el paro y la precariedad, los paraísos fiscales, pero también contra el ‘austericidio’, el pago de la deuda y los tratados de libre comercio e inversión que se quieren imponer como el TTIP. Es­pe­cial­mente reseñable, dado el contexto de crisis humanitaria de los refugiados y del ascenso de la extrema derecha, es el reclamo de una Europa contra la xenofobia y el racismo que no deje a ningún ser humano al margen. Así, las alambradas que bordean el continente han pasado a sustituir las estrellas de los países miembros de la Unión en la imagen oficial de las Euromarchas.

Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, recuerda que estas marchas se llevan realizando desde hace bastante tiempo, y cita la organizada contra el tratado de Niza en 2001. Para Urbán, han sido un ejemplo de «fusión entre lo sindical y lo social, dónde los partidos estaban menos presentes». Una de las últimas ha provenido, en marzo de este año, del Movimiento por el Agua. Gracias a ella, el Europarlamento ha aprobado la primera iniciativa legislativa ciudadana europea: Right2Water, que busca garantizar el agua para todos y que ésta se considere como un derecho humano.

Urbán señala además que «mientras veíamos el fortalecimiento de movimientos populares a nivel estatal, la coordinación a nivel europeo del movimiento antiglobalización sin embargo perdía gran parte de su fuerza«. La intención de las Euro­marchas es, en palabras del europarlamentario, recoger la bandera de que es necesaria la organización a escala europea y recordar que «si bien gran parte de nuestro problema es la Unión, gran parte de la solución es construir una Europa diferente».

Así, tras comprobar la evolución política en Grecia, diversos colectivos, asociaciones, partidos y organizaciones del Estado español -Podemos, IU, SAT, Frente Cívico, Procés 15M, Marchas de la Digni­dad 22M y otros-, se unieron en mayo de este año en el marco de reuniones del Alter Summit -algo así como el Foro Social europeo- a estas marchas de tinte internacionalista. Desde estos espacios se coincide en que la libertad de actuación de los gobiernos está limitada por las políticas neoliberales impuestas por la Comisión Europea, el Euro­grupo, el BCE y el FMI.

Cuatro columnas recorren estos días los distintos territorios de la Unión hasta llegar al Parlamento Europeo de Bruselas el próximo 15 de octubre, día en que se celebra la cumbre de presidentes de Gobierno de la UE y en el que tendrá lugar el bloqueo simbólico a la sede de la Comisión. La columna suroeste atravesará Portugal, España y Francia; la sureste, Grecia e Italia; la noreste, los países nórdicos y Alemania y, finalmente, la columna noroeste caminará desde el Reino Unido. Ningun paso del camino de estos cuatro frentes será baladí: las marchas discurrirán por distintos paraísos fiscales para denunciar su existencia, desde Gi­braltar, donde arrancó, hasta Lu­xemburgo, su penúltima parada antes de llegar a Bélgica.

Las jornadas de acciones culminarán con una gran manifestación el 17, día internacional para la erradicación de la pobreza. La marcha estará acompañada por acciones y conferencias alternativas en torno a los grandes temas de las Euro­mar­chas, como por ejemplo, un gran debate europeo sobre el oxi griego del 5 de julio en las urnas contra las condiciones impuestas a Grecia por sus acreedores, y la construcción de alternativas.

Y después ¿qué?

Pero más allá de la movilización euro­pea, las iniciativas del movimiento Marchas de la Dignidad continúan a escala estatal. Irene de la Cuerda, secretaria de Acción Social del Comité Confederal de la CGT, explica que el 22 de octubre, fecha en la que los sindicatos alternativos a CC OO y UGT barajaron la posibilidad de convocar una huelga general, ha sido finalmente reconvertida en jornada de lucha. «Las 40 organi­zaciones que formamos las Marchas decidimos que se nos había echado el tiempo encima para preparar una huelga, dada la cantidad de movilizaciones en las que estábamos inmersos y el número de colectivos sectoriales que se en­con­traban en huelga», sostiene De la Cuerda.

Es la tercera vez que se convoca esta movilización, pero la primera que se realiza en octubre. A finales de marzo de 2014, riadas de personas desembocaron en Madrid en una manifestación que fue clave para el despegue de Podemos. Fue precisamente el crecimiento de la formación morada y la focalización en lo electoral lo que provocó, en parte, que en marzo de 2015 no se consiguiera un éxito tan rotundo.

El 22 de este mes tratarán de aprovechar la proximidad con las Euro­marchas y trasladar esa energía al espacio estatal. Las reivindicaciones en torno a un eje común se traducirán en el rechazo al artículo 135 de la Constitución, el fin del régimen del 78 o la indignación ante el paro y la precariedad. De estos últimos fenómenos se subrayará su mayor impacto en las mujeres y en los jóvenes. Las marchas también buscan «rebelarse» ante la cronificación de la figura del trabajador pobre y exigirá una renta básica universal. Junto con el recuerdo del medio millón de hogares sin ingresos, compartirán espacio el no pago de la deuda (eslogan principal de la convocatoria) y la defensa de la sanidad, la educación y las pensiones. Tampoco se olvidarán de la ley Mordaza ni de la violación a los derechos humanos en materia de inmigración y refugiados. Y como última novedad, las marchas de la dignidad gritarán contra la OTAN, a la que acusan de reprimir y generar guerras imperialistas que causan «las masacres de los pueblos».

El ‘no’ a la Europa del capital irá de la mano de un sí al derecho a decidir de las personas, pueblos y naciones. Otra de las novedades con las que se presentan estas Marchas del 22 de octubre es que se desarrollarán de manera simultánea en muchos puntos del Estado. Tanto las actividades de por la mañana como las manifestaciones de la tarde tendrán ese carácter interconectado con el objeto de visibilizar un movimiento amplio. Hay que recordar que en las dos anteriores el punto final de confluencia era Madrid.

El hashtag #Volvemosalascalles adquiere un significado importante en un año plagado de citas electorales. A pocas semanas de su puesta de largo, las marchas no han logrado siquiera «colarse» en la agenda mediática mainstream. Un comienzo titubeante para un evento que será clave en las lecturas inmediatas del futuro más próximo.

Fuente original: https://www.diagonalperiodico.net/global/27983-4000-km-para-frenar-la-troika.html