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Elecciones: Golpe a la derecha y al neoliberalismo privatizador

Ahora hay que romper con el FMI y no pagar la deuda externa

Fuentes: Sistema Informativo de la Corriente de Izquierda

1. El veredicto ha sido contundente, demoledor. Los partidos de la derecha han sido barridos en las urnas y por una movilización popular que no esperó a que la fraudulenta Corte Electoral o las empresas encuestadoras se pronunciaran. Fue el pueblo en la calle quien proclamó a Tabaré Vázquez como presidente de la República y […]

1. El veredicto ha sido contundente, demoledor. Los partidos de la derecha han sido barridos en las urnas y por una movilización popular que no esperó a que la fraudulenta Corte Electoral o las empresas encuestadoras se pronunciaran. Fue el pueblo en la calle quien proclamó a Tabaré Vázquez como presidente de la República y selló la victoria del Encuentro Progresista-Frente Amplio. Más de un siglo de dominación bipartidista burguesa ha sido quebrada por la expresa voluntad de lucha de los de abajo.

2. Como si fuera poco, el Plebiscito por el Agua fue apoyado por un 64,4% (1.378.017 votos por el SI). El categórico pronunciamiento enterró los proyectos privatizadores, derrotó el sabotaje de la derecha y los medios de comunicación, y remontó el abordaje de bajo perfil que Tabaré Vázquez hizo del tema durante la campaña electoral. En este terreno, la victoria corresponde por entero a los movimientos sociales y sindicatos que, encabezados por la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida, consiguieron una masiva adhesión popular que trascendió las fronteras partidarias.

3. El 1.113.615 de uruguayos que eligieron a Tabaré Vázquez lo hicieron porque agotaron su cuota de paciencia y decidieron cambiar. Derribando mitos y miedos, el pueblo repudió la mentira, el clientelismo, la demagogia, la corrupción. La inmensa mayoría votó por trabajo, salario digno, educación, salud y vivienda; por terminar con la vergüenza del exilio económico, los niños hambrientos y las familias que duermen a la intemperie. El mensaje es claro: la emergencia social -que alcanza a casi un millón de personas- no puede focalizarse apenas en una franja de «indigentes».

4. La gravedad y la extensión de la crisis socio-económica que las coaliciones de blancos y colorados dejan como herencia, exige la puesta en marcha de un programa antineoliberal, de transformaciones y reformas estructurales, que rompa con las causas del desempleo, la confiscación salarial, la flexibilización laboral, la pobreza, la destrucción productiva. Este programa de cambio a favor del pueblo trabajador, es incompatible con el mantenimiento del estado de sometimiento al imperialismo; con las Cartas de Intención del FMI, con los intereses de los «mercados», con el pago de la deuda externa y con los compromisos de «superávit primario».

5. La aplastante victoria del 31 de octubre, le asigna al Encuentro Progresista-Frente Amplio, una legitimidad política con pocos precedentes en la historia reciente del país. De allí, que resulte inexplicable que se termine aceptando esa condena de cuatro meses más de lo mismo, es decir, de hambre para el pueblo y entrega de la soberanía nacional. La contundencia del veredicto popular y la energía de la movilización social de las últimas semanas, en gran parte se adormecen en una «transición responsable» de la mano con quienes fundieron la Nación.

6. Es tiempo de dejar atrás el «diálogo» inútil y utilizar el viento a favor en función de los intereses populares y nacionales. La mayoría parlamentaria obtenida hace innecesarios los acuerdos y las negociaciones con los partidos tradicionales. Tabaré Vázquez cuenta con un respaldo legislativo como para aprobar todas aquellas leyes que contemplen las necesidades y demandas populares. Esa mayoría parlamentaria -conseguida por la acumulación política y social de la izquierda- es el mejor argumento contra cualquier intento de hacer concesiones a las clases propietarias y sus gremiales corporativas. Si nunca fueron positivas las estrategias de «concertación» y «pacto social», ahora menos que menos.

7. La victoria, por otra parte, ha confirmado la validez de las organizaciones políticas como cómo instrumentos programáticos y estratégicos esenciales de concientización y acumulación. Sin la militancia del Frente Amplio, sin su experiencia de lucha y movilización, esta victoria hubiera sido imposible. Por ello, es que se convierte prioritario su fortalecimiento, su funcionamiento democrático, la revitalización de sus Comités de Base. Por ello, su autonomía respecto del gobierno es clave para no terminar convirtiendo a la organización política en una simple correa de transmisión de las decisiones gubernamentales. Son estas consideraciones, las que nos llevan a rechazar cualquier intento por unificar las «estructuras» del Frente Amplio con las supuestas del Encuentro Progresista.

8. El país empieza a transitar por un nuevo período político. Donde el enfrentamiento con las clases propietarias y el imperialismo adquieren una dimensión distinta. No solo porque la derecha ha sido desalojada de los puestos ejecutivos del Estado. Lo fundamental, está en la voluntad de cambio, en las enormes energías sociales que alimentan la esperanza y la capacidad de lucha del pueblo trabajador.

9. A la izquierda radical le corresponde un papel a jugar en este nuevo escenario. Una izquierda radical que no se reduce a los 10.770 votos de la Corriente de Izquierda y ni siquiera a los 37.550 del sub-lema «Por un país soberano». La izquierda radical es mucho más. Se extiende a un conjunto de militantes y organizaciones frentistas y a miles de luchadores políticos y sociales que votaron al Frente Amplio aún sin integrar su cuadro orgánico. Esa izquierda radical, también comprende a muchos de esos más de 12.000 votos por el SI del Agua que no se pronunciaron por opciones político-electorales. A esta izquierda, que es fogonera de las luchas sociales y los combates antiimperialistas y anticapitalistas, le cabe una responsabilidad política en torno a su necesaria unidad de acción, y en cuanto a la defensa de las reivindicaciones del pueblo trabajador. Es esta izquierda, la depositaria de la lucha contra la impunidad y por el desmantelamiento del aparato represivo, y por el impulso a una Ley de Iniciativa Popular que contenga las demandas y los derechos impostergables.

Montevideo, 8 de novienbre de 2004