Recomiendo:
0

Por Raúl Sendic (que algunos llaman «el Bebe»)

Fuentes: Rodelú

¿Cómo ubicar a Raúl Sendic, en el fárrago de los acontecimientos actuales? ¿Cómo ubicar su voz, su mensaje, su acción, en este nuevo siglo y milenio? Decir que su figura de gigante del alma, sonreirá a los tiempos que corren con sonrisa ancha, de misión cumplida sería -un poco- un lugar común. ¿Y, no sería […]

¿Cómo ubicar a Raúl Sendic, en el fárrago de los acontecimientos actuales? ¿Cómo ubicar su voz, su mensaje, su acción, en este nuevo siglo y milenio?
Decir que su figura de gigante del alma, sonreirá a los tiempos que corren con sonrisa ancha, de misión cumplida sería -un poco- un lugar común. ¿Y, no sería más apropiado decir que el gigante del alma, era antes que nada un gigante del corazón, un hombre con «soronca»* grandote?
-Creemos que sí. Rotundamente sí.
Para el público iniciado Raúl Sendic está asociado al nombre de los tupamaros uruguayos. Era uno de los jefes entre una pléyade de otros jefes. Pero para las masas uruguayas, y particularmente para la militancia, era el Jefe con mayúsculas. Al final de su vida, captó esa dimensión que le habían dado las masas, pero, perdido en esa modestia que fue su drama, no quiso o no supo utilizarla plenamente. Dejó siempre su mensaje trunco. Marcaba rumbos, señalaba picadas, advertía de riesgos y peligros, más bien como baqueano. Pero no adoptaba la posición de conductor, ésa que exige en ciertos momentos dividir aguas, tajantemente, quedarse solo y obligar a los demás -reacios, oportunistas, arrepentidos, vivillos y vivancos- a acomodarse en la huella. Para Sendic mantener la unidad de la organización era central y por eso toleraba caranchos y comadrejas y no poco «sabandija» del monte.
Hace un año atrás señalamos que tan grande como profeta armado, fue Raúl como profeta desarmado y en ocaso. (ver En memoria de Raúl Sendic)
La vida política, que rehace después de la liberación de las prisiones. Es el primero que marca que la «democracia» en la que la izquierda toda se lanzaba con gritos de aleluya, era meramente una «primavera democrática».
Fue el primero también que señaló que era necesario un frente más amplio que el Frente Amplio.
Cualquiera de estos señalamientos, levantó entonces, polvaredas. Gestos torcidos. Sus críticos de entonces, han comprobado, que Sendic -también se le llamaba internamente «el águila»- veía más lejos que ellos. Era nomás primavera democrática que había que afianzar. Y los hechos lo siguen demostrando.
Era simplemente necesario un frente más amplio que el Frente Amplio, porque había voluntades que ganar a lo largo y a lo ancho de todo el Uruguay, inclusive dentro de las formaciones políticas burguesas que concitaban voto popular, de los explotados.
¿Y quedó ahí su mensaje?
-De ninguna manera.
Planteó que la crisis que dejaba en manos del Estado, recursos enormes, debía utilizarce para repartir la tierra que iba a la quiebra y que había que utilizar el ahorro nacional (los bancos se caían y había que implementar los «salvatajes») para dar crédito barato a los productores. La medida implicaba además, cerrarse, enfrentar las imposiciones del FMI. La burguesía uruguaya y la clase política en cambio estaban por el «neoliberalismo», la apertura a la libre circulación de los capitales buitres.
Entre nuestra izquierda timorata y la burguesía nacional, las fuerzas sociales conjugadas, le hicieron una pinza.
Lo pusieron en el brete. Para colmo, dentro de filas, más de uno había cambiado la pisada. Empezó con los desgraciados que hicieron la conferencia de prensa en el Bar La Reina, siguió con otros debates que se dieron a puertas cerradas. Todo esto lo aguantó su inmenso corazón. Aún hoy, recordar tanta infamia, hace que uno rechine los dientes de rabia, cómo sería para él, un gigante trabado por un puñado de enanos!!!
Y sin embargo, y ahí viene la grandeza de Raúl Sendic, su dimensión moral, no salió nunca de su boca la diatriba o el insulto (le dio un «chirlo» a alguien que hoy es florista y parlanentario cuando lo sacaron de las casillas). Paciente, humilde, siguió en la tarea. Viajaba porque su figura concitaba reconocimiento y atenciones, viajaba también porque le ofrecían tratamientos a su cuerpo enfermo y tenía además, la lesión que le ocasionó la bala mutilante que le atravesó la boca cuando -arma en mano- seguía gritando: «Yo soy Rufo y no me entrego».
¿Han leído la colección de artículos que publicó en ese período?
-Háganlo!!! Es una búsqueda de caminos cuando se derrumbaba el «socialismo real» y más de uno cambiaba de chaqueta o caía en la desesperación y el arrepentimiento. En cambio Don Raúl, siempre en la huella!!!
Ni una concesión a los achaques, a las carencias físicas, mente abierta al futuro, ojo atento para interrogarlo, buscando siempre el rumbo, la picada, que le abrevie los padecimientos a los humildes, a los trabajadores, a los suyos.
Es, para colmo de los colmos, una transformación inédita, insospechada. Sendic el «guerrillero» era también un intelectual!!
En medio de todo esto, se produce en Argentina, del otro lado del «charco» el episodio de La Tablada.
Es necesario recordarlo. Es necesario recordarlo, porque en estos episodios (los presos de La Tablada siguen presos) es que se retrata un momento, los hombres de un momento, las actitudes que después los protagonistas quieren que se olviden. Que nadie les recuerde sus «agachadas».
Que hizo toda la izquierda uruguaya entonces. La uruguaya y la argentina. Qué hicieron los prohombres, los aspirantes a oráculos. Todos tomaron distancia de los que habían asaltado el cuartel. Todos señalaron que con esos métodos no. Todos abominaron de la lucha armada. Ahí están las crónicas periodísticas, los comunicados, las cartas, las tomas de posición. Y en medio de aquella verdadera pornografía política, en medio de tanto renunciamiento, de tanta cobardía, de tanto cuidar el pellejo y la «pilcha»… sale un suelto cortito, muy cortito, que puso las cosas en su lugar. Ni lo firmó, porque así fue siempre. Pero no hubo como equivocarse. La gente, su gente, supo quién era la pluma, el cerebro, la voluntad. Y tan grande era su prédica moral, que los arrepentidos, se llamaron, como por encanto al silencio. De un plumazo Raul puso las cosas en su lugar!!!
***
La lucha de siempre, por una América más justa, donde los recursos inmensos sirvan para hacer pueblos felices. Esa modestísima aspiración de justicia social elemental, se paga en América -y en el mundo- con la vida. Tanta es la codicia del imperio y tanta es la miseria moral y espiritual de los gobiernos y de las clases poseedoras!!! A Allende lo derrumbaron por querer darle medio litro de leche a los niños chilenos. A Chávez le hacen un golpe de estado porque quiere que los impuestos del petróleo venezolano le den tres comidas a los niños venezolanos, cuando la pobreza nacional es el 70% o el 80%. A Cuba la siguen atacando porque no le da democracia a su pueblo. (¿Dónde ha abierto cauces democráticos la oposición que decía que gemía, tanto en la Europa del Este o en Rusia, para no hablar de América Latina?)
Raúl Sendic dejó su vida, como consecuencia de esa lucha. Le acortó, esa lucha, el proceso vital. Ya hemos hablado en otra oportunidad de sus últimos momentos. Hoy queremos hablar de la línea que su prédica y su acción marcan y marcaron. Próspero, el viejo maestro que simbolizaba a Sócrates, en la parábola de Rodó, convidaba a sus fieles alumnos en su última hora. Se despedía a la manera clásica, de un mundo que fue. La muerte no estaba, entonces, teñida del contenido que le dió el cristianismo. De angustia. Próspero, decíamos, los convidaba a sus alumnos a seguir el camino de la razón y del convencimiento. Aunque ese camino llevara a la muerte. Y se despedía de ellos con un brindis: «Por el que me venza, con honor, en vosotros».
Nos pareció entonces, y nos sigue pareciendo ahora, que el símil es válido. Sendic si viviera estaría comprobando que su voluntad terca de lucha, el camino, la huella, la picada, siguen abiertos. Que otros transitan por ella. En Uruguay en estos días han llegado desde todo el país los productores. Hasta de «a caballo», con sus tractores y se han unido a los asalariados. Ahí está «el frente más amplio» por que el que clamó. En Venezuela, el pobrerío baja de los cerros e incendia la capital corrompida, reclamando lo que le quieren estafar unos poquitos. Raúl, si lo contemplara se sentiría satisfecho. Por ahí va la cosa, muchachos…

*soronca = corazón en la jerga de los presos.