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Aparece nuevo grupo anticapitalista en Montevideo, que reivindica "aquel frentismo antioligárquico, antilatifundista y antiimperialista"

Por la unidad de la izquierda revolucionaria

Fuentes: Colectivo de Militantes

Comunicado. Somos militantes de la izquierda radical, anticapitalista y socialista. Provenimos de diversas experiencias de lucha y acumulaciones políticas y sociales. De la resistencia contra la dictadura; del sindicalismo clasista y combativo; de la oposición al pacto del Club Naval y a la Conapro; de la campaña por el Voto Verde contra la Ley de […]

Comunicado.

Somos militantes de la izquierda radical, anticapitalista y socialista. Provenimos de diversas experiencias de lucha y acumulaciones políticas y sociales. De la resistencia contra la dictadura; del sindicalismo clasista y combativo; de la oposición al pacto del Club Naval y a la Conapro; de la campaña por el Voto Verde contra la Ley de Impunidad; de los Plebiscitos y Referéndum contra las privatizaciones; de las movidas estudiantiles y las protestas juveniles; de las organizaciones de derechos humanos, barriales, de las radios comunitarias, del movimiento cooperativista, feminista, ecologista. En fin, de las resistencias populares que articularon el combate antineoliberal de todos estos años.

Somos militantes que reivindican aquel frentismo antioligárquico, antilatifundista y antiimperialista que generó «la admirable alarma» de 1971. De aquel frentismo que tuvo como componentes fundamentales a las organizaciones y partidos de izquierda y a los Comités de Base que, instalados en barrios, fábricas y centros de estudios, actuaron como verdaderas asambleas e instrumentos de movilización organizada. De aquel frentismo de la reforma agraria, la nacionalización de la banca, el monopolio del comercio exterior, la ruptura con el FMI, el no pago de la deuda externa, y las «30 medidas» de gobierno.

Somos militantes internacionalistas como enseñaba el Che, «capaces de sentir como propia cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo». Luchamos por la liberación nacional y el socialismo. Defendemos a Cuba y la apoyamos, incondicionalmente, en su titánico enfrentamiento al imperialismo norteamericano. Estamos con la Venezuela bolivariana. Nos sentimos solidarios tanto con la resistencia de los pueblos de Irak y Palestina, como de las protestas y rebeldías de los piqueteros argentinos, los indígenas y campesinos bolivianos, paraguayos, ecuatorianos, de los sin tierra del Brasil hambriento. Acompañamos las campañas continentales contra el Plan Colombia, el ALCA y por el No Pago de la Deuda Externa.

Somos participes de ese movimiento de masas planetario que, desde los Foros Sociales Mundiales y las calles convertidas en barricadas, se opone a una mundialización capitalista que barre las soberanías nacionales, reduce a papel los derechos democráticos y sociales más elementales, que expropia sistemáticamente la riqueza producida por los trabajadores a través del mundo, que envenena y destruye el medio ambiente. Una mundialización capitalista armada hasta los dientes, que transforma la competencia por los mercados y los recursos naturales en atroces guerras de saqueo contra pueblos, países y regiones.

Somos un Colectivo de Militantes que no pretende crear una nuevo «partido» ni sumar una sigla más a la dramática fragmentación de la izquierda radical, la última sucedida con la reciente y frustrante fractura de la Corriente de Izquierda. Por el contrario, nuestra acción se ubica en la necesidad de una impostergable (re)composición de las fuerzas clasistas y anticapitalistas con la función de articular un horizonte programático común. Bajo esta perspectiva, somos militantes organizados, que piensan, proponen y actúan, que comparten las experiencias políticas y sociales con otras y otros compañeros de la izquierda radical en los múltiples escenarios de la lucha de clases.

Somos un Colectivo de Militantes, de luchadores sociales Por la Unidad de los Revolucionarios. Convencidos de que las fuerzas de la izquierda anticapitalista y socialista no se agotan en un logotipo. Tanto en los movimientos sociales que componen el ancho mapa de la resistencia popular, como dentro y fuera del Frente Amplio, existe una franja de militantes comprometidos con una práctica radical, clasista y revolucionaria que convergen en las luchas de todos los días.

Somos un Colectivo de Militantes abierto a la participación de todos los militantes actúen en el movimiento popular y en el campo de la izquierda radical, clasista, anticapitalista, internacionalista: dentro o fuera del Frente Amplio, política o socialmente, orgánica o individualmente. Solidarios y comprometidos con todas las luchas, en todos los terrenos. Desde allí, esperamos aportar nuestro grano de arena, reconociendo que, afortunadamente, no estamos solos en este camino, que si hay vanguardias estas son colectivas. Es por ello que apoyamos y participamos en la construcción de espacios de encuentro, socialización de experiencias y coordinación para la acción politico-social que fortalezca a la militancia clasista y revolucionarias.

Somos concientes de los desafíos que se abren con el nuevo período político. De que el enfrentamiento con las clases propietarias y el imperialismo asume otra dimensión. Donde la voluntad de cambio y la esperanza que la mayoría del pueblo trabajador ha depositado en el gobierno presidido por Tabaré Vázquez, debe traducirse en energía socialmente organizada, politizada y movilizada, para impedir una frustración de carácter histórico.

El mandato popular es tan claro como contundente: votó por un cambio real. Para que se contemplen las urgentes necesidades básicas, para que se restablezcan los derechos económicos y sociales confiscados por los sucesivos gobiernos neoliberales de blancos y colorados. Este mandato no se puede trampear bajo ninguna razón, ni se puede postergar con la justificación de la «herencia maldita» que dejan blancos y colorados.

Por el contrario, ese mandato y esas urgencias básicas -que van mucho más allá de un acotado Plan de Emergencia Social- son incompatibles con los condicionamientos de las instituciones financieras internacionales y con la «rentabilidad» de una clase de empresarios que continúan desconociendo derechos laborales, despidiendo y hambreando trabajadores.

Es en tal sentido que, tanto el anunciado nuevo acuerdo con el FMI, como el ya alcanzado con el Banco Mundial, se dan de cabeza con las esperanzas de cambio. Los compromisos asumidos por el gobierno progresista con las instituciones financieras internacionales, reafirman el camino del continuismo neoliberal en sus aspectos fundamentales: reducción de la inversión social y austeridad salarial. El compromiso de un «superávit primario» tal cual lo exige el FMI para pagar los intereses de la fraudulenta deuda externa, implica la total incompatibilidad con el «país productivo» postulado.

La nueva Carta de Intención con el FMI, nada tiene que ver con las aspiraciones populares, ni con la imperiosa necesidad de romper con la subordinación al capital imperialista. Un acuerdo de esa naturaleza condena a cientos de miles de compatriotas a la miseria, el desempleo, la precariedad, la pobreza, el hambre. Ante ello, solo cabe la oposición, la movilización, en fin, la resistencia social organizada.

En este nuevo escenario, el conjunto de la izquierda radical, anticapitalista, socialista, enfrenta múltiples retos:

1) comprender en su verdadera dimensión el alcance de las expectativas y demandas concretas del movimiento obrero y popular; es decir, más trabajo, más salario, más salud, más educación, más vivienda;

2) respetar la autonomía de las organizaciones sociales y defender su independencia de clase, para evitar que se conviertan en instrumentos del «partido de gobierno» y del «pacto productivo» con las patronales;

3) impulsar todas las luchas políticas y sociales por aquellas reivindicaciones y medidas que el programa del gobierno progresista ha dejado de contemplar; entre ellas, el respeto al categórico pronunciamiento popular contra la privatización del Agua;

4) promover y apoyar todas las desobediencias, resistencias e iniciativas de democracia directa y auto-organización de masas que apunten a trascender el chaleco de fuerza de una «democracia de mercado» que condena a más del 35% de la población a sobrevivir en la más inaudita miseria y exclusión;

5) relanzar la lucha contra la impunidad del terrorismo de Estado, lo que implica la demanda innegociable de Verdad y Justicia, contra todo intento de dar vuelta la página;

Somos, en resumen, un Colectivo de Militantes que entiende todos estos retos como parte integral de una intervención política y social, entrelazada a una perspectiva estratégica: (re)componer una izquierda revolucionaria, que lucha por el poder desde abajo. En el entendido que luchar por el poder, implica favorecer todo movimiento de acumulación de experiencias, de acciones directas de masas, de refuerzo de la conciencia de clase, de preparación de los enfrentamientos futuros contra un poder burgués que defiende con uñas y dientes su «rentabilidad» y los intereses de clase de los empresarios. La (re)composición de esta izquierda es una prioridad para fortalecer la resistencia y luchar por un programa que, realmente, contemple las necesidades sociales básicas del pueblo trabajador.

Colectivo de Militantes
Por la unidad de la izquierda revolucionaria
Montevideo, 27 de abril 2005