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Carlos Rivera Lugo | Catedrático de Derecho en Puerto Rico

«La única solución viable para Puerto Rico en la actual coyuntura histórica es la independencia»

Fuentes: Gara

El portorriqueño Carlos Rivera Lugo, catedrático de Derecho, ha participado en el reciente seminario sobre autodeterminación organizado por Gogoeta XXI y celebrado en la antigua Universidad de Oñati. Ha aportado varias claves, tanto teóricas como en el terreno práctico, sobre la lucha de esta colonia para desembarazarse de la opresión de Estados Unidos. Carlos Rivera […]

El portorriqueño Carlos Rivera Lugo, catedrático de Derecho, ha participado en el reciente seminario sobre autodeterminación organizado por Gogoeta XXI y celebrado en la antigua Universidad de Oñati. Ha aportado varias claves, tanto teóricas como en el terreno práctico, sobre la lucha de esta colonia para desembarazarse de la opresión de Estados Unidos.

Carlos Rivera Lugo presenta un extenso currículum que certifica su paso por varias universidades, entre ellas la de Columbia. En su periplo también ha recalado en la UPV. Catedrático de Derecho, el experto portorriqueño ofreció una ponencia sobre autodeterminación en el marco del seminario recientemente celebrado en la antigua Universidad de Oñati. En un paréntesis de las jornadas, ofreció a GARA un diagnóstico completo sobre la situación en su colonizado país.

­¿Cómo valora la reciente resolución del Comité Especial de Descolonización de la ONU?

Ya van 28 desde 1972. Lo que destaca en esta resolución es que uno de los ponentes, el ex presidente argentino Raúl Alfonsín, dejó claro que América Latina no se sentirá completa en su independencia hasta que un Puerto Rico libre no forme parte de ella. Destaca también que la resolución reclama una investigación de la muerte el año pasado del líder machetero Filiberto Ojeda Ríos.

­Refrésquenos la memoria. ¿Qué ocurrió?

El 23 de setiembre de 2005, el FBI realizó un operativo que concluyó con el asesinato de Ojeda Ríos a quien, según todos los indicios, le dejaron desangrarse hasta morir

­¿Por qué esta muerte?

Fue por un lado una típica acción de castigo ejemplarizante. Pero, por otro, iba dirigida contra, tal vez, el que en aquellos momentos despuntaba como el líder capaz de articular una propuesta de unidad a todo el movimiento independentista. Ojeda Ríos entendió que estaba próxima una coyuntura histórica, una gran oportunidad y que el movimiento debía demostrar la madurez para superar lo que hasta ahora era una cultura de resistencia para replantearse su propia cultura, pero ya en función del poder, de una posibilidad real de convertirse en una opción que ofrezca una alternativa viable.

­¿Qué ha cambiado para que se dé esa posibilidad real?

El contexto latinoamericano, donde se vive un nuevo despertar de una integración independiente del modelo ofrecido por EEUU a través de los tratados de libre comercio y donde, muy particularmente, a partir de la presencia imponente de Hugo Chávez Frías en Venezuela, en toda America Latina se está retomando la agenda bolivariana, que incluye la independencia de Puerto Rico como parte integral que es de América Latina.

­¿Y en el ámbito interno?

Ojeda Ríos entendía que había llegado la hora de la independencia como necesidad histórica, que el llamado estado libre asociado ha agotado sus posibilidades de continuar recibiendo el reconocimiento tanto de la comunidad internacional como de la propia comunidad portorriqueña, porque, como los propios líderes autonomistas reconocen, ha dejado de ser el progreso. Mientras el estado libre asociado proveía bienestar económico general al país, se le hizo muy difícil al movimiento independentista despegar otra lucha, sobre todo después del proceso de represión y pacificación de la década de los cincuenta y los sesenta.

­¿En qué ha afectado al movimiento independentista?

Fue un fuerte golpe, aunque la respuesta popular, con miles y miles de personas dando un último adiós a Ojeda Ríos, fue una muestra del empuje del movimiento y el FBI tuvo que quedarse con la duda de cuántos son realmente los llamados macheteros en el país.

­¿Y a futuro?

Ha prevalecido la exigencia de Ojeda Ríos de que, en la actual coyuntura, la forma pricnipal de lucha debe ser la política y la lucha armada debe pasar a segundo plano, convertirse en retaguardia de una lucha política que debe aprovechar las enseñanzas de la lucha civil amplia que se realizó, por ejemplo, en la isla-municipio de Vieques para expulsar hace pocos años a la marina de guerra de EEUU y que demostró que, independientemente de la fuerza militar abrumadoramente superior de EEUU, unidos en una lucha civil, en las calles, podemos incluso derrotar a Goliath.

­¿Tienen margen para esa lucha política?

Hay que aprovechar lo que, a todas luces, es un colapso de la estructura política partidista tradicional, donde tanto el Partido Popular Democrático, que en estos momentos gobierna desde el Ejecutivo, y el Partido Nuevo Progresista, el anexionista, que domina la Asamblea legislativa, se han sumido en una lucha sin cuartel que prácticamente ha paralizado la acción del Gobierno. Estamos, por lo tanto, como muy bien vaticinó Ojeda Ríos, en una coyuntura bien particular.

­¿Cuál es la posición de EEUU?

Lleva más de dos décadas enfrascado en un debate a nivel de los formuladores de la política tratando de promover el reinicio de un proceso de descolonización en Puerto Rico. Las presiones internacionales les generan un problema político y moral. Y en estos momentos, cabe recordar que la imagen de EEUU está por los suelos.

­¿Cómo afecta a ello la crisis económica de Puerto Rico?

EEUU no pueden hacer caso al canto de sirena de los anexionistas, que apuestan por incorporar a Puerto Rico como un estado más de la Unión y que se convierta en una región subdesarrollada que vivirá de los subsidios federales. Bastantes problemas presupuestarios tienen en Washington.

­¿Y la solución del Estado de Libre Asociación?

Ni es Estado, ni es libre, ni es asociado. La subordinación colonial se ha convertido en una gran desventaja competitiva en unos tiempos en los que EEUU ofrece incluso lo mejor de lo que era el arreglo del Estado libre asociado a países soberanos, como los centroamericanos, a través de los famosos tratados del ALCA. Colombia, Perú… van a tener el mismo acceso al mercado norteamericano que los portorriqueños pero con una diferencia; tienen soberanía, aunque en teoría, para negociar de tú a tú con EEUU.

­¿Qué papel puede jugar la diáspora en EEUU?

Hay grandes comunidades portorriqueñas en Nueva York, Chicago, Orlando… Tenemos a tres congresistas con gran influencia dentro del caucus hispano y que apuestan por un proceso de descolonización ya.

­¿Cuál ha sido su aportación al seminario en Oñati?

Lo importante de la experiencia portorriqueña es la perspectiva estratégica con la que hemos abordado el tema de la autodeterminación, no la perspectiva normativa o estrictamente jurídica, que es una trampa. La autodeterminación hay que abordarla como un proceso caracterizado por las relaciones de poder y la naturaleza del poder es mucho más difusa de lo que se cree, lo que permite mayor efectividad en la lucha. En Puerto Rico no nos hemos quedado paralizados por la correlación de fuerzas interna o por la posición oficial de EEUU. Hemos conseguido romper el cerco, internacionalizar el conflicto, lo que nos ha deparado un mejor balance de fuerzas en una lucha bastante desigual.