En América Latina pocos son los casos de partidos políticos que registran una historia tan vergonzosa, corrompida y criminal como el Partido Aprista Peruano (APRA)(1). Si el primer gobierno de este partido (1985-1990) mostró su amalgama lumpenesca y reaccionaria, el segundo que se ha iniciado en julio del 2006, viene a ser la confirmación de […]
En América Latina pocos son los casos de partidos políticos que registran una historia tan vergonzosa, corrompida y criminal como el Partido Aprista Peruano (APRA)(1). Si el primer gobierno de este partido (1985-1990) mostró su amalgama lumpenesca y reaccionaria, el segundo que se ha iniciado en julio del 2006, viene a ser la confirmación de que el APRA de Alan García Pérez, es el partido de la cachiporra, el balazo por la espalda, el robo, la coima y la mafia enquistada en el Estado. Ahora mismo se acaba de descubrir que el gobierno de Alan García está presionando al gobierno de Chile para no extraditar al mafioso Alberto Fujimori quien como se sabe está en ese país a la espera de una sentencia que lo enviaría directo a una prisión peruana. Este pacto secreto entre el APRA y Fujimori, es la continuación de una alianza que ya se dio en la década del 90 cuando García, acusado de robos y crímenes, fue protegido por el fujimorismo en el poder.
Hace una semana también se ha descubierto que el ministerio del Interior dirigido por Pilar Elena Mazzetti Soler, quien antes de servir al APRA fue ministra de Salud del régimen corrupto de Alejandro Toledo, ha traficado con la compra de 469 camionetas destinadas a la policía. En la compra de los vehículos se fraguo el precio inicial y de 14,988 dólares por camioneta en el mercado actual, se elevó a 29,000 dólares por unidad. Otro reciente escándalo ha significado la revelación que acaban de hacer algunos medios peruanos (16 de febrero), de que el abogado Francisco Peixoto, jefe de los asesores del Ministerio de Justicia es un conocido defensor de narcotraficantes. Uno de sus clientes fue el narcotraficante Enrique Cárdenas, alias «mosquita loca», hijo «mosca loca», un narco de talla internacional que estuvo ligado a Vladimiro Montesinos. Lo curioso del caso es que este «súper asesor» (acaba de renunciar por la presión publica) estaba encargado de diseñar los planes políticos, la estrategia y las leyes, para luchar contra el crimen y el narcotráfico.
Otras perlas del gobierno y del APRA.
¿Saben quién es el actual vicepresidente de la Republica, es decir el que sucedería a García, en el caso de ausencia presidencial?.
Nada menos que Luis Giampietri Rojas un ex almirante de la marina de guerra del Perú (históricamente los dirigentes del APRA siempre han sentido atracción por los uniformados). Este marino, calificado por algunos con el apelativo de la «hiena» dirigió en junio de 1986 el genocidio de prisioneros en el penal de El Frontón. Por este grave motivo está incurso en un juicio penal que se sigue en los tribunales peruanos así como en la Corte Interamericana de Derechos Humanos de Costa Rica. Al caso del vicepresidente hay que agregar una reciente perla de este partido. Resulta que cuatro antiguos miembros del comando «Rodrigo Franco», ese grupo criminal que funcionó en el primer gobierno de García, trabajan actualmente en el parlamento peruano. Daniel Abugattás y Aldo Estrada, son dos congresistas que acaban de hacer la denuncia, y exigen que se investigue el caso. Son cuatro ex paramilitares, acusados de secuestros, torturas y asesinatos, pero sin embargo ahora son «asesores» de parlamentarios apristas, y es el Estado el que cubre los honorarios de estos matarifes.
Agustín Mantilla, ex secretario general del APRA y brazo derecho de Alan García Pérez, a pesar de los delitos y crímenes cometidos se prepara a ingresar triunfante a la banda que ahora gobierna el Perú. Mantilla, fue ministro del interior en el primer gobierno de García, y ahora esta libre como el viento. Nadie se acuerda de que este personaje tiene cuentas pendientes con la justicia penal del Perú. Sus deudas con la justicia son voluminosas, pero tres son las principales: Crimen masivo de prisioneros de guerra en 1986: organización de grupos paramilitares para asesinar opositores políticos: y relación secreta y mafiosa con Vladimiro Montesinos. En junio de 1986 Mantilla, se vistió en ropa de comando y personalmente dirigió el crimen masivo de cerca de una centena de prisioneros en El Frontón. Mantilla se encargó de dar el tiro de gracia en la cabeza a los prisioneros gravemente heridos. Entre 1985 y 1990, fue el organizador y cabecilla del criminal comando «Rodrigo Franco» causante de varias decenas de asesinatos selectivos. El «Rodrigo Franco», tenía su cuartel general en el ministerio del Interior, y sus integrantes provenían de la militancia aprista y de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE). En la época del apogeo de Fujimori Montesinos, por encargo de Alan García fue nexo entre el APRA y Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) que dirigía Vladimiro Montesinos, y en razón de esta relación el partido de Alan García Pérez, recibió dinero de la mafia fujimorista para sostener la campaña electoral aprista de 1995.
La vena sangrienta del APRA.
Este partido fundado en 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torres, un dirigente político que se hizo conocido por sus posiciones anticomunistas y sus arreglos políticos con los regimenes mas reaccionario y brutales de la historia peruana. Haya de la Torre, escribió en 1928 su «ideario político», un adefesio titulado «el Antimperialismo y el APRA» en cuyo texto expresa toda su esencia reaccionaria, antipopular y su pro imperialismo. En ese texto catalogado por los apristas de «doctrina», engañosamente se llamaba a la lucha antiimperialista, pero al mismo tiempo se abogaba para no «abolir radicalmente el sistema capitalista». Bajo el pretextó de que los países pobres estaban obligados, antes de hacer la revolución, seguir un camino capitalista, se elogiaba la penetración imperialista, que según la «doctrina aprista», traía progreso a los países del tercer mundo. Bajo el objetivo de sostener el sistema de opresión el APRA redondeó su ridícula «tesis» planteando que la lucha en los «países subdesarrollados», no era una lucha de clases sino de pueblos, y que eran «los trabajadores «manuales e intelectuales», lo que deben dirigir esta lucha. Para Haya de la Torre, el proletariado y el campesinado eran apenas masas amorfas que servían solamente para los procesos electorales y nada más.
Pero el APRA por su carácter de clase (no por el origen de su militancia), configura desde su nacimiento una organización política de la burguesía peruana y del imperialismo. De ahí proviene su esencia decadente que todo lo copia burdamente de las metrópolis imperialistas. Su corte populista reaccionario es una copia del fascismo italiano y del nazismo alemán. Haya de la Torre estuvo en Europa en los años 20 en pleno auge de Mussoline y Hitler, y de ellos importó hasta la vestimenta que usaban los militantes apristas. Esta grosera repetición política se expresó en la organización de los chapistas (organización partidaria de niños de 10 y 11 años de edad) y la Juventud aprista (JAP). En el caso de los primeros, por su edad sirven para la manipulación y el adoctrinamiento en la sumisión de los «jefes», y en el caso de la JAP, estos son entrenados para violentar vandálicamente colegios y universidades. Tantos los pobres niños chapistas como los de la JAP desfilan cada año vestidos de militares con boinas negras y rojas. La costumbre desde los años 50 es que estos marchaban con paso de ganso, y con el brazo izquierdo en alto saludaban al jefe aprista (Haya de la Torre) quien también con el brazo izquierdo en alto desde el estrado principal veía pasar sus huestes partidarias militarizadas. Como ya no esta el jefe (murió de vejez el 2 de agosto 1979), ahora el saludo militarizado es para Alan García Pérez, digno sucesor del megalómano, reaccionario, y mentiroso Víctor Raúl Haya de la Torre. En los años 30 en Italia y Alemania, los fascistas y nazis obligaban a los niños a participar en marchas y acciones políticas. Fue el mismo Haya de la Torre el que instauró la fanfarria aprista en el «día de la fraternidad» (onomástico del «jefe»).
Desde los años 20 diferentes políticos y analistas han acusado con razón al APRA de ser una organización que se viste de «democrática», pero que en el fondo es un partido fascista. Julio Antonio Mella, comunista cubano (murió asesinado en 1928), en su momento acusó al APRA de ser una versión del fascismo en América Latina. Mella contribuyo a desenmascarar la esencia reaccionaria de este partido que después de la II guerra mundial, se descubrió como una organización al servicio del imperialismo yanqui. Luis de la Puente Uceda, quien encabezó la lucha guerrillera del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), denunció que el APRA era una organización de la oligarquía peruana y que recibía las consignas de las transnacionales. Luis de la Puente Uceda, militó en el APRA hasta mediados de la década del 50 y desde el interior de este partido denuncia la traición de los dirigentes incluido Haya de la Torre. El «jefe» del APRA lo condenó a muerte y envió un grupo de sicarios para asesinarlo. De la Puente Uceda ejecutó a uno de sus atacantes, y así pudo salvarse del complot organizado desde las alturas del APRA. Uceda pasó varios años en prisión por haber liquidado a un esbirro de Haya de la Torre. Cuando recobró su libertad organizo el MIR, y en 1965 inicio la lucha armada contra el gobierno de Fernando Belaunde y sus aliados del APRA. En esta ocasión el Partido de Haya de la Torre pidió la pena de muerte para los subversivos del MIR y de otras organizaciones en guerra.
El APRA y su atracción por los uniformados.
La rebelión de Trujillo de 1931, de la que tanto réditos políticos saco el APRA, fue en realidad una rebelión dirigido no por los dirigentes apristas, sino mas bien el Búfalo Barreto que fue el verdadero héroe de este movimiento que se desarrollo al margen de Víctor Raúl Haya de la Torres quien en los momentos de los preparativos y ejecución de la rebelión se encontraba en una prisión de Lima. En esta rebelión el APRA estuvo en busca de un militar que lidere la rebelión. Este militar fue el comandante Gustavo Jiménez. Como lo anota Guillermo Thordike (El Año de la Barbarie), la dirección del APRA no había sido partidaria de la revuelta organizada por cuenta del Búfalo Barreto, quien además estaba en contra de la decisión de la dirección aprista que quería entregar la jefatura de la revuelta a un militar de carrera (Gustavo Jiménez).
En 1945 el APRA se alió a José Luis Bustamante y Rivero, un representante de la gran burguesía peruana, y mediante esta alianza el APRA cosecho parte de la torta del poder del Estado. En 1948 el partido aprista rompió su alianza con Bustamante y Rivero y junto a los militares complotó contra su antiguo aliado. La accion del APRA propicio el golpe militar del general Manuel Odria, con quien el APRA hizo alianza en años posteriores. En 1956 fue aliado del gobierno conservador de Manuel Prado Ugarteche. Ahí nuevamente el APRA se coló en las altas esferas del poder y pudo colocar varios ministros. En 1960 el APRA se une a la Unión Nacional Odriista (UNO), del reaccionario general Manuel Odria, el mismo militar que los había reprimido durante el golpe contra Bustamante y Rivero.
En 1968, el APRA con Haya de la Torre a la cabeza se presentaron como «opositores» del régimen militar del general Juan Velasco Alvarado, pero como era su costumbre (la escopeta de dos cañones) hicieron un doble juego político. Por un lado atacaban a Velasco, pero por otro lado lo apoyaban. Así por ejemplo Carlos Delgado Olivera, un ex aprista y anticomunista, se convirtió en el ideólogo del régimen velasquista. Este ex aprista y delfín de Víctor Raúl Haya de la Torre fue el que organizo el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), un organismo ambicioso que fue utilizado por la dictadura militar para manipular la conciencia del pueblo peruano. Delgado Olivera fue el inventor de la supuesta «sociedad ni capitalista ni comunista» que los militares repetían sin entender que esto era simplemente una estupidez política. Otro de los hombres del APRA en el gobierno de Velasco fue el general Tantalean Vanini, ministro de Pesquería. En este ministerio se organizó en alianza con el APRA, el grupo paramilitar denominado Movimiento Laboral Revolucionario (MLR). Este grupo estaba integrado por vándalos de las filas del APRA y delincuentes comunes. Su accion estaba dirigida a tomar por asaltos sindicatos clasistas, organismos populares, a violentar huelgas y movilizaciones de trabajadores. Pero el más conocido de los apristas en el velasquismo ha sido Agustín Mantilla, quien ha sido hombre de confianza absoluta de Alan García, organizador de grupos paramilitares, ministro del interior y secretario general del APRA. Mantilla, como el mismo lo recuerda, trabajó en el sector pesquero, ahí donde reinaba el general Tantalean y donde funcionaba el MLR considerado el «brazo armado de la revolución peruana». Según Mantilla: «Trabajé para el Consorcio Pesquero, dedicado a la comercialización de la harina de pescado, el año 1970 y luego de la expropiación de la industria pesquera, en la Empresa Comercializadora de Harina y Aceite de Pescado (EPCHAP). (2). Como se ha visto brevemente, el APRA se acomoda a todos los ritmos de la historia, y tiene muchas razones para decir como slogan: «el APRA nunca muere».
Notas:
(1). APRA; Alianza Popular Revolucionaria Americana. (2). Declaraciones a la revista Pesca Perú, tomado de la pagina WEB de CESAR VASQUEZ Artículos sobre política, martes, enero 23, 2007)