Los destartalados barrios del noreste de Nueva Delhi acogen a 2,2 millones de personas amontonadas en viviendas agolpadas en callejones. Los edificios son de una sola capa de ladrillos y se añaden pisos a construcciones que no pueden resistir mucho peso. Hay cables eléctricos colgando por todos lados. Si un terremoto golpease la capital india, […]
Los destartalados barrios del noreste de Nueva Delhi acogen a 2,2 millones de personas amontonadas en viviendas agolpadas en callejones. Los edificios son de una sola capa de ladrillos y se añaden pisos a construcciones que no pueden resistir mucho peso. Hay cables eléctricos colgando por todos lados.
Si un terremoto golpease la capital india, que se encuentra en una zona sísmica, estos barrios se desmoronarían en un abrir y cerrar de ojos, dando lugar a una escena apocalíptica. Las aguas del vecino río Yamuna convertirían el ya de por sí endeble subsuelo en una gelatina, lo que agravaría los temblores.
El gobierno indio está al tanto de todo esto, pero no ha hecho nada al respecto.
Un estudio que hizo la Associated Press de documentos acumulados a lo largo de cinco décadas revela un patrón de advertencias y recomendaciones que fueron ignorados. Sucesivos gobiernos prometieron hacer algo para preparar a esta ciudad de 16,7 millones de habitantes para un terremoto, pero nunca cumplieron.
Estimados de la propia municipalidad indican que nueve de cada diez edificios de la ciudad correrían peligro si un terremoto moderado o grande afectase la urbe. No obstante, sigue sin dar forma a programas de respuesta a una emergencia que prometió hace tres años. No hay ensayos de lo que se debe hacer en escuelas y oficinas y todos los años se siguen construyendo decenas de miles de viviendas que no pueden resistir temblores fuertes.
Temerosa de que muchos edificios sucumban en un terremoto, la municipalidad comenzó en el 2005, con la ayuda del gobierno estadounidense, a reforzar cinco edificios –incluidos una escuela y un hospital– que serían usados para coordinar las operaciones de rescate y la ayuda a los desamparados, los heridos y los muertos. Seis años después, solo uno de esos edificios está en condiciones de resistir un terremoto.
«Al final de cuentas, ningún funcionario está haciendo nada», declaró Anup Karanth, ingeniero experto en terremotos.
El comportamiento de la India en relación con posibles terremotos es parecido al de muchos países pobres que son conscientes del peligro pero paralizados por la inercia y por otras necesidades más apremiantes.
Nueva Delhi, no obstante, enfrenta enormes riesgos. En septiembre del año pasado hubo dos sacudones que hicieron salir a las calles a miles de residentes presas del pánico y los expertos dicen que se viene uno grande.
Ya en 1960, cuando un temblor moderado dejó a oscuras a la ciudad –que por entonces tenía apenas 2,7 millones de habitantes–, el Instituto Geológico de la India informó que todos los edificios grandes de la capital tenían que ser preparados para resistir terremotos.
Estudios de otras agencias confirmaron esa evaluación posteriormente, pero tanto las autoridades municipales como las nacionales han ignorado todas las recomendaciones.
En algunos casos privó la apatía, en otros se dio prioridad a necesidades más apremiantes. En una ciudad y una nación que crecían a la velocidad de la luz y enfrentaban la pobreza y el hambre, los preparativos para terremotos nunca llegaron al tope de las listas de prioridades. Algunas veces se hicieron planes con las mejores intenciones, pero a la larga fueron dejados de lado, como ocurrió con la idea de reforzar cinco edificios para coordinar la respuesta en caso de un temblor.
El año pasado la municipalidad dispuso que todas las personas que comprasen viviendas nuevas consiguiesen certificados corroborando que sus casas eran estructuralmente sólidas. Posteriormente, sin embargo, retiró esa ordenanza, diciendo que no había suficientes ingenieros capacitados para realizar las inspecciones.
«Eso es como decir no fijemos reglas de tráfico porque no hay suficientes policías», expresó Hari Kumar, director de Geohazards India, una organización que busca concientizar a la gente acerca del peligro de un terremoto.
La India, que sigue siendo un país en desarrollo plagado de corrupción, no está sola en su dejadez. Más del 80% de las muertes ocurridas por el derrumbe de edificios durante terremotos en las tres últimas décadas ocurrieron en países pobres, con abundante corrupción, según un estudio publicado el año pasado por la revista científica Nature.
En la India los contratistas ignoran por rutina las reglas de construcción, emplean materiales de mala calidad y añaden pisos ilegalmente. Compran luego a los inspectores para que no los delaten, según M. Shashidhar Reddy, vicedirector de la Agencia Nacional de Respuesta a Terremotos.
Un temblor ocurrido en el 2001 en el estado occidental de Gujarat mató a más de 13.000 personas.
Nueva Delhi se encuentra en una zona muy proclive a sufrir terremotos y los geólogos creen que la Falla de los Himalayas Centrales –una faja de 500 kilómetros (310 millas) entre Nepal y la India, está madura para un terremoto grande. Un temblor de magnitud 6,8 en marzo de 1999 dañó edificios en Nueva Delhi. Se produjo a corta distancia, a entre 200 y 500 kilómetros (125-300 millas) de la capital.
Hay estudios que indican que una enorme concentración de energía podría hacer que cambios en los platos tectónicos causen un terremoto de magnitud 8,7, según Roger Bilham, geólogo de la Universidad de Colorado con sede en Boulder.
Los expertos afirman que incluso temblores menores podrían causar grandes daños si se producen cerca de la capital.