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Entrevista a a Berverly Keene de Diálogo 2000 – Jubileo Sur con quien analizamos las elecciones del pasado 25 de noviembre

«La presencia estadounidense en Honduras es avasallante»

Fuentes: Rebelión

En enero entrevistamos a Berverly Keene de Diálogo 2000 – Jubileo Sur con quien analizamos las elecciones del pasado 25 de noviembre y la situación política hondureña.  -Mario Hernandez (MH): Escuchábamos «Canto a Honduras» por Julián Conrado. Ya está con nosotros Beverly Keene quien participará como observadora internacional en las elecciones que se desarrollaron en […]

En enero entrevistamos a Berverly Keene de Diálogo 2000 – Jubileo Sur con quien analizamos las elecciones del pasado 25 de noviembre y la situación política hondureña. 

-Mario Hernandez (MH): Escuchábamos «Canto a Honduras» por Julián Conrado. Ya está con nosotros Beverly Keene quien participará como observadora internacional en las elecciones que se desarrollaron en Honduras. Antes de venir a la radio estaba leyendo una nota de Dick Emanuelsson donde menciona a Berta Cáceres, una activista que está luchando hace bastante tiempo en contra de una política de EE. UU. que tiende a incorporar a México y Centroamérica a lo que podríamos denominar su paquete energético y, en este sentido, el desarrollo de centrales hidroeléctricas, en este caso concreto en la frontera con El Salvador, afectando a un pueblo originario, el lenca. Berta Cáceres se ha transformado en un símbolo de la lucha contra la instalación de esa central que inundaría la tierra de trabajo de esa comunidad que cultiva maíz, frijoles, café, yuca, guineo y toda una variedad de frutas tropicales que desaparecerían con el embalse.

Berta Cáceres fue apoyada en el juicio que se llevó adelante en su contra por Norita Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo (LF), quien estuvo presente en Honduras y me decías que era tu intención hacerlo también pero una situación personal te lo impidió. ¿Cuál es la situación actual por la que atraviesa Berta Cáceres que tengo entendido fue condenada por la portación de un arma que le plantaron, fue llevada a juicio y cuáles fueron los resultados?

-Beverly Keene (BK): La buena noticia fue que la sobreseyeron provisoriamente en esa causa. Hay otras causas tramposas, inventadas que la justicia hondureña sigue en contra de Berta y otros dirigentes populares del Consejo Popular Indígena Nacional (Copin) y su situación sigue siendo muy complicada tanto para Berta como para la comunidad de Río Blanco, aunque también hay otras comunidades del pueblo lenca en la zona que vienen desde hace años dando distintas luchas para defender su vida, su cultura, sus derechos, su soberanía como pueblo, contra la invasión de lo que es un proyecto de muerte, de dominación entre las transnacionales, la banca internacional, los EE. UU. y todos los que dicen todo lo que necesito es mío, no importa a quién le cueste.

En Honduras, desde el golpe de Estado del 2009, se ha ido consolidando un retroceso enorme, tanto en el sentido de las libertades democráticas, como hemos visto en las elecciones de fines de noviembre, y en lo esencial de la vida humana, la posibilidad de comer, de ejercer su cultura, de tener acceso a la educación, a la salud, a la tierra.

Desde el golpe se sigue consolidando la fuerza oligárquica, sus relaciones con lo peor de la política estadounidense, un aumento impresionante de la militarización del país, la entrega de territorio a las transnacionales como está denunciando en este momento el pueblo garífuna, la probable entrega de grandes extensiones marítimas a Chevron en el marco de la búsqueda de EE. UU. para asegurar sus fuentes energéticas más allá de su propia frontera.

La situación sigue siendo muy complicada para Berta y todo el pueblo hondureño.

-MH: También se menciona la existencia de seis bases militares norteamericanas, inclusive una marítima de gran porte. Esta es una novedad respecto de la situación previa al 2009.

-BK: Muchos recordarán que a Honduras, sobre todo desde principios de los ’80, en plena guerra contrarrevolucionaria contra el gobierno sandinista de Nicaragua, EE. UU. lo convierte en una plataforma de incursión, de control de inteligencia y operaciones militares en la zona centroamericana, no solo contra el sandinismo sino también de las luchas revolucionarias en El Salvador y Guatemala.

Desde ese momento, ese proceso siguió avanzando y una de las causas del golpe contra Zelaya fueron unos pequeños pasos de su gobierno de por lo menos frenar la expansión de la presencia militar estadounidense en su territorio.

Luego del golpe en el 2009 vimos la instalación de nuevas bases militares, tanto en el territorio como en la zona marítima, una aceleración de las instalaciones de inteligencia, un gran aumento de la presencia policial estadounidense, a tal punto que no solo pone las armas y el entrenamiento, sino también dicta las leyes en todo lo que tiene que ver con el control interno y desde ese lugar mantiene su servicio de inteligencia en toda la zona.

La presencia militar estadounidense en Honduras es avasallante, no solo en lo económico sino también en todas las facetas de la vida.

 

El proceso eleccionario de noviembre fue fraudulento 

-MH: En relación a las elecciones que tuviste la posibilidad de observar, días pasados leí un artículo que contenía una frase popular «El acta mata al voto», pero dicen que ahora ha sido reemplazada por otra nueva «Si el acta mata al voto, la computadora mata al acta». La entiendo en el sentido de una manipulación informática de los resultados de las últimas elecciones. ¿Cuál es tu visión?

-BK: Sin lugar a dudas, uno puede constatar con los hechos, con lo que se vio, con lo que se vivía, lo que otros observadores y los hondureños mismos comentaban que, sin duda, el proceso fue fraudulento en muchos aspectos.

Uno de los elementos fue la organización del sistema de votación. Por decisión del gobierno se descartó la posibilidad de hacer una votación electrónica, que varios estudios indicaban que sería más segura y menos costosa, conforme a las posibilidades de infraestructura electrónica en el país. Se descartó para montar un sistema de organización y transmisión de los votos, de los cómputos, con mucha intervención humana para ir armando tendencias y luego hechos de fraude. El cambio de actas desde el lugar de las mesas de votación hasta su llegada al Tribunal Superior Electoral (TSE). Eso está clarísimo pese a las declaraciones de la OEA y de la Unión Europea (UE).

Cuando salí de Honduras me encontré en el aeropuerto con un compañero austríaco conocido de muchos años, Leo Gabriel, quien fue integrante de la delegación de la UE e hizo declaraciones que ya había informado al jefe de la delegación en el sentido que no estaba para nada de acuerdo con el informe final de los observadores de la UE. Que no podía asegurar bajo ningún punto de vista, que no hubo fraude ni que las elecciones se desarrollaron con normalidad, lo que no era cierto.

Creo que tal vez más importante que lo sucedido el día de la votación, el fraude y las impugnaciones tanto del Partido Libre (PL) como del Anticorrupción (PAC), es ubicar las elecciones en el contexto hondureño.

No cabe duda que la decisión del Frente de Resistencia Nacional y Popular (FRNP) de ir a las elecciones fue difícil y provocó cierta división en los sectores populares, no hubo acuerdo unánime en aceptar lo que se sabía de antemano, las reglas de juego del gobierno de la oligarquía y EE. UU., o sea, del poder.

Con el correr de los días, fueron los militantes del PL y el FRNP quienes sufrieron los embates, la violencia, varios compañeros asesinados durante el proceso electoral. Dos o tres días después que llegáramos y nos orientáramos, quedó absolutamente claro el hecho que el Tribunal Superior Electoral (TSE), aunque se había comprometido a entregarnos a todos los observadores una credencial especial, luego se desdijo. Ese es un pequeño ejemplo de las inconsistencias, de las arbitrariedades, de que el proceso electoral desde su organización hasta su final, desde la integración del TSE, por donde lo mires…

-MH: Tribunal Electoral que fue presidido por un dirigente del Partido Nacional.

-BK: Fue totalmente controlado por el partido gobernante de una manera que no había posibilidad real de pensar que los nacionalistas iban a entregar el poder.

-MH: Además, un proceso que se desarrolló con una fuerte presencia de las Fuerzas Armadas.

-BK: Eso fue algo que en todas las denuncias, como la nuestra de Jubileo Sur y otras organizaciones y redes, en cuanto centro de votación visitamos estaba la presencia militar, fuertemente armada y dentro de los propios centros de votación no había ninguna restricción al proselitismo.

El Partido Nacional (PN) controlaba en gran medida la presencia partidaria, los fiscales, suponiendo que había 8 o 9 partidos disputando las elecciones en realidad en la mayoría de las mesas había un fiscal del PL, tal vez otro del PAC y 5 o 6 del PN porque la mayoría de los otros partidos chicos, sin posibilidad de contar con sus propios fiscales, vendían al PN esa representación. Entonces, en cualquier circunstancia que la mesa receptora de votos tenía que tomar una decisión, eran 6 o 7 fiscales contra 1 o 2, no había una posibilidad de controlar desde las mesas de recepción. Por donde uno lo mire estaba establecido, organizado de una manera para que diera el resultado que finalmente se dio.

-MH: Las denuncias en el caso, por ejemplo, de la Federación Internacional de los Derechos Humanos, con la participación del Juez Baltasar Garzón, entre otros, o las de Vía Campesina ¿han tenido algún resultado práctico?

-BK: Me parece que tuvieron el efecto de apoyar, de solidarizarse con las organizaciones, con el pueblo hondureño que sigue buscando un cambio distinto, real, una posibilidad de transformación de la política, de la economía y de la sociedad hondureña que le permita garantizar lo básico de la vida, o sea, la dignidad humana de la sobrevivencia, el acceso a la tierra, al trabajo. En este momento la presencia y declaraciones de tantas redes y organizaciones de Derechos Humanos, la Vía Campesina, Jubileo Sur y otras que estuvimos presentes tuvo ese valor.

Ante una situación y un pueblo que está agredido de una manera gravísima en lo cotidiano, que ha visto la violación más atroz de los Derechos Humanos, incluso incrementada después de las elecciones, donde los ataques a los periodistas es un ejemplo muy concreto, en una situación de esa naturaleza poder saber que se cuenta con esa solidaridad, con esa presencia, con esa atención internacional es importantísimo para el desarrollo de ese pueblo y de su propia lucha.

Obviamente, el pueblo hondureño es responsable de su lucha y de su camino, pero la necesidad es que desde todas partes del mundo nos pongamos en una actitud de muchísima alerta sobre la situación en ese país y en toda Centroamérica donde las condiciones de vida para las mayorías populares están agravándose seriamente día a día, tanto en el orden militar y la criminalización de la protesta como en el de la vida cotidiana.

 

El Acuerdo de Cartagena 

-MH: Mencionaste que esta especie de insurrección en las urnas, que otros han denominado la política llevada adelante por el Partido Libre coordinado por Manuel Zelaya, ha recibido críticas. He leído algunas que señalan que ha habido una suerte de acuerdo con el régimen, llamado Acuerdo de Cartagena, a mediados del 2011, donde uno de sus puntos justamente consistiría en abandonar la lucha de calles, la idea de una Constituyente, para atenerse a mecanismos de consulta establecidos por el régimen golpista y, en ese sentido, llevó a la construcción del Partido Libre como brazo político del FNRP. ¿Cuál es tu opinión?

-BK: En primer lugar hemos sido muy críticos del Acuerdo de Cartagena, en parte por los riesgos que significaba ir a un escenario político eleccionario controlado absolutamente por un poder muy consolidado. También, junto con otras organizaciones en Argentina y en el continente, hemos hecho esfuerzos para seguir exigiendo a todos los gobiernos de América Latina que de una manera u otra avalaron ese acuerdo, readmitiendo a Honduras en la OEA en el 2011 en una sesión que se llevó adelante en El Salvador con la presencia de organizaciones hondureñas prácticamente rogando que no se olvidaran la situación de los Derechos Humanos en Honduras.

Lo que se ha visto de acuerdo a los informes que recibimos de las organizaciones hondureñas es que efectivamente a partir de ese acuerdo y la puesta en movimiento del escenario electoral disminuyó, se debilitó grandemente la presencia en la calle de la movilización de la población hondureña en función de las demandas sociales y políticas, se incrementaron las violaciones a los Derechos Humanos, estamos hablando principalmente de asesinatos, también de detenciones y torturas dirigidas a dirigentes y militantes no muy conocidos pero que son motores en sus comunidades, en las ciudades y pueblos más chicos.

Entonces, desde ese momento me parece que es un argumento que merece atención, dando cuenta de la relación de fuerzas que existe en el país, que pese a la extraordinaria resistencia que opusieron los hondureños frente al golpe están, podríamos decir, desunidos frente al poder instalado de EE. UU. y sus aliados en el territorio, es decir, la presencia militar, el control de la policía y una oligarquía totalmente entregada.

Con el acuerdo de Cartagena se llegó a un escenario que permitió, en cierto sentido, que la lucha del pueblo hondureño siguiera acumulando fuerzas de un modo distinto a como lo fue haciendo en los primeros tiempos después del golpe, reconociendo que en el momento de firmar el Acuerdo de Cartagena, no estaba en la calle como en los primeros días. Tampoco se puede sostener ese tipo de resistencia ininterrumpidamente.

En estos últimos meses ha seguido el cuestionamiento de muchas organizaciones populares hacia la estrategia, hacia la decisión de encarar esa lucha electoral. La mayoría acompañando de una manera u otra, no poniendo palos en la rueda, pero a la espera de que el momento pasara y se pudiera ver en qué condiciones se retomaba la lucha, la movilización de calle.

Creo que en este momento la decisión de reorganizar el Frente de Resistencia apunta a revitalizar y reencauzar la resistencia del pueblo hondureño, reconociendo que la lucha electoral, la posibilidad de participar en el juego de poder definido como está en Honduras, tiene limitaciones muy serias. Más allá de si es posible o no avanzar en cierto sentido en este momento, en estas condiciones, por esa vía, está claro que es necesario profundizar, reencauzar la resistencia desde lo social, en la calle, con una movilización popular mucho más importante.

 

Una parte importantísima de la población sigue buscando una transformación real 

-MH: Nos queda poco tiempo pero quería tocar dos temas finales. El primero es que, independientemente de todos estos factores negativos que ha significado esta elección para los sectores populares hondureños, hay un hecho evidente y es que se ha roto en bipartidismo en Honduras con la aparición del Partido Libre liderado por Manuel Zelaya y su esposa, Xiomara Castro, y del Partido Anticorrupción. Por otro lado, la movilización del movimiento estudiantil que prácticamente fue el único sector que dio una respuesta inmediata al fraude electoral que hemos estado analizando.

-BK: Las elecciones más que nada, han puesto en evidencia, que hay una parte importantísima de la población que sigue militando, que sigue buscando un cambio, una alternativa, una transformación real de la situación de su país y va a seguir buscando sus cauces organizativos, sean electorales, partidarios, sociales o una combinación. Me parece que el futuro puede encontrar muchas vertientes.

Creo que es importante no olvidar que el PL no es una fuerza homogénea, obviamente es una fuerza política partidaria nueva que ha buscado aglutinar una serie de historias, de experiencias, de expresiones partidarias anteriores, entre ellas, el propio Partido Liberal que durante décadas ha sido una de las patas del bipartidismo hondureño junto con el Partido Nacional.

Lo importante fue que las elecciones mostraron, por un lado, una participación casi inédita en la historia de Honduras. Aun en las condiciones de fuerte control, de amedrentamiento militar/policial en el propio proceso electoral, la mayoría de la población votó en contra de quien fue proclamado presidente. Esa realidad va a seguir marcando los acontecimientos en el país.

Te aclaro que el pueblo hondureño no está dispuesto a seguir sometido al poder oligárquico, de EE. UU., de las transnacionales sin reaccionar y de hecho creo que si bien el proceso electoral tuvo limitaciones, marca y da paso a una nueva etapa de lucha, de resistencia, donde las organizaciones populares van a enfrentar un escenario mucho más complicado porque el poder se consolida en el escenario internacional con el Partido Nacional, pero internamente va a ser mucho más difícil controlar a la población.

El futuro partidario está por verse, si el PL se mantiene, se consolida, avanza en un proceso de construcción partidaria y homogenización de sus bases, de su liderazgo y plataforma o si se van presentando experiencias nuevas. Habrá que ver.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.