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La Argentina de Milei se parece al ‘reino del revés’ de María Elena Walsh o, más bien, al ‘mundo patas para arriba’ de Galeano, con ‘el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies’. Es el país de los eufemismos en donde ‘a lo blanco se le dice negro y al revés’.
Hace un siglo alguien dijo que ‘en política, lo más importante y lo más difícil, es definir por un lado las tendencias generales que determinan la vida de todos los países, y por el otro descubrir la combinación especial de estas tendencias para cada país’.
Escribo estas pocas líneas a ‘vuelo de pájaro’, unos minutos después de presenciar el acto oficial por el 42 aniversario del 2 de abril de 1982. Como Veterano de Guerra y como argentino me invade una extraña mezcla de indignación, bronca y tristeza.
Hay una fractura expuesta que carcome el tejido libertario. Nos referimos a la discordia apenas disimulada entre el ala de lumpenes financieros que encabeza Milei y el sector militar-procesista de la vicepresidenta Victoria Villarruel.
En medio del estupor que produce el plan antinacional y antipopular de Milei, su vicepresidenta Victoria Villarruel nombró a Nicolás Kasanzew como titular de una ignota repartición denominada ‘Dirección Gesta de Malvinas’ dependiente del Senado de la Nación.