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El anuncio se enmarca en un clima de tensión política, donde el gobierno de Meloni enfrenta críticas por su alineación con agendas atlánticas que impulsan el rearme militar para beneficiar a la industria militar.
La respuesta de la clase trabajadora no se ha hecho esperar. Desde primeras horas de la mañana, el seguimiento de la huelga ha sido masivo, paralizando sectores esenciales de la economía belga.


