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Perú

Elecciones 2026 con instituciones criminalizadas y antidemocráticas (y II)

Fuentes: Rebelión

LA IZQUIERDA, ENTRE AMBICIONES, CONFUSIONES Y EXTRAVIOS NEOLIBERALES.

La corrupción es inherente al neoliberalismo, surge cuando los intereses privados del capital, que pertenecen a la esfera doméstica y económica, invaden y suplantan las preocupaciones del ámbito público.1 No ocurre solo en determinados países, es global y más pronunciada en países recolonizados. Cuando la búsqueda de riqueza personal, el beneficio de un grupo o cualquier otro interés particular se convierte en el motor de la vida política, el espacio público se desintegra, se extingue la democracia, la soberanía, el estado de derecho y la ciudadanía. Es la decadencia de la política moderna y la imposición del violento despojo. Desde este contexto ¿que ocurre con los países recolonizados como el Perú, considerando que la soberanía es indispensable para hablar de democracia?. En las republiquetas sometidas por España e Inglaterra hace mas de 5 siglos nunca se pudo construir república ni democracia. El Estado2 moderno nace hace dos siglos como una conflictiva construcción histórica de dominación asentada sobre bases coloniales, con una ilusoria defensa de fronteras y real protección de la propiedad privada, principalmente de los criollos. Históricamente, liberales y conservadores promovieron la idea de un Estado que fomenta la noción de “identidad nacional” y “unidad estatal” cuando eran imaginarios apenas existentes, encubriendo su carácter de ser herramienta para eliminar la resistencia de siervos originarios e intentar organizar y legitimar las disputas internas entre fracciones de la propia clase dominante, que desataron guerras e impusieron numerosos gobiernos entre militares, caudillos y terratenientes que competían por el control del aparato estatal sin cuestionar su existencia ni el orden capitalista que sostiene. A fines del siglo XX, la aplicación de las políticas neoliberales trajo y sigue reportando grandes beneficios a los empresarios, mulnacionales, inversores extranjeros, banca trasnacional, empresas mineras y exportadores de recursos naturales. La gestión de las administraciones cambia y los nuevos gobiernos van incluyendo una red de intereses, actores e influencias que comparten poder y sentido dentro del Estado.

En el plano de la política y la ideología, está establecido que por definición, el capitalismo es antidemocrático, ya que su único objetivo radica en el saqueo, la mercantilización humana y de la naturaleza y la concentración de capitales. Ninguna democracia es real si la libertad de sus ciudadanos está limitada a una minoría que da órdenes y una mayoría que las recibe. Esta probado que sin poder no hay libertad y sin dinero no hay poder político. Montesinos, el rasputín peruano de Fujimori, entendió que el poder de decidir, de legislar, de comprar y vender bienes, servicios, narrativas y voluntades debe estar concentrado-privatizado y para conseguirlo se especializó en destruir la libertad, la moralidad y los escasos indicios de democracia. Incluso se encargó de destruir la libertad de mercado, donde la había, para instaurar la dictadura de los capitales y de sus imperios. A fuerza de violencia, de masacres, de corrupción de sociedades oprimidas, se presentaba como el modelo ejemplar de supuestos de desarrollo, democracia, libertad y civilización. Desde su origen, el Estado moderno ha mercantilizado los elementos esenciales de la vida –tierra, trabajo, cuerpos, dinero– organizando la sociedad bajo las reglas de un mercado sin libertad. El acceso a bienes básicos supeditado a la capacidad de insertarse en el mercado laboral, es una competencia a la que muy pocos acceden, mientras el resto, la gran mayoría, sobreviven en los margenes migrando o delinquiendo. Por historia, el capitalismo por su naturaleza colonialista también siempre fue antidemocrático. Desde su nacimiento en el siglo XVIII, en nombre de la libertad de mercados, de la libertad individual y de la democracia, el capitalismo se especializó en destruir la libertad de sus súbditos y esclavos.

Partamos de la nula legitimidad de un régimen usurpador en un país que no conoce la democracia, donde los olvidados, los de abajo, pugnan por su visibilización y existencia humana desde siglos atrás hasta los tiempos en los que desaparece el liberalismo clásico en occidente. El hecho de que haya elecciones no solo no garantiza nada, sino que de hecho será un sufragio antidemocrático ya diseñado y un escenario simulador logrado por los pensadores, congresistas y funcionarios judiciales amparados por el Tribunal Constitucional (TC), la Junta Nacional de Justicia (JNJ), abogados de estudios prestigiados y algunos economistas al servicio del lumpen empresariado neoliberal, los jefes militar-policiacos, la dirección de las mafias derechistas (“partidos”) y los grandes medios al servicio del poder de inversionistas y todo el estado profundo. Después de la exitosa experiencia fujimorista para conseguir controlar el Congreso desde la primera vuelta del 2021, donde solo se trataba de garantizar la llegada de congresistas que en alianzas bien aceitadas por el narcotráfico y la minería, los monopolios comerciales y agroexportadores, las finanzas y la conversión de otros en sus sicarios bajo el principio montesinista de que todos los políticos de humilde origen popular son factibles de ser comprados, privatizaron la política y la corrompieron al extremo nunca visto. Ya en el poder hicieron cambios que les permitiría otra vez gobernar desde el Congreso con o sin el gobierno para que las múltiples mafias manejen el país a su antojo. El rasgo más importante de este ciclo fujimorista fue controlar el sistema político institucional desde el Congreso.3 Además del financiamiento de campañas ¿Como se explica que el Congreso dedique su tiempo a favorecer tributariamente a la lumpenburguesía, anular delitos, dar leyes pro-crimen, devolver bienes a los delincuentes, otorgar inmunidad e impunidad a los criminales sino es por una lluvia de cheques? La cacocracia ya consolidada con Boluarte decretó que los delincuentes ya no lo eran, que los delitos ya no lo son, archivaron procesos, inmacularon a delincuentes políticos, otorgaron todos los privilegios posibles a los jefes civiles y militares de las mafias, excluyeron a los movimientos regionales y candidatos peligrosos y crearon el impopular senado desde el 2026 para garantizar su dominio y permanencia. Institucionalmente tienen el Congreso, el sistema judicial, a militares y policía y parte del organismo electoral a su disposición. Con lo aprendido en este primer ciclo hoy envían decenas de indecentes candidatos a la presidencia y cientos al Congreso garantizando dos cosas, controlar el congreso sin necesidad de alianzas y que Keiko ahora si consiga la Presidencia con una reducida votación (no sería extraño que eliminen la segunda vuelta antes del sufragio).

Además, con la intensificación de la guerra cultural (donde lo malo hoy es bueno y a la inversa) y una supuesta lucha contra las castas caviares y filo “terrucas”, en medio de una confusión e incertidumbre popular, sin expectativas de futuro; ser de izquierda, de centro o derecha no importa. El sistema esta diseñado y los métodos también. Quien pretenda salir de ese formato será condenado. No se trata de confrontación de programas, planes de lucha, estrategias; sería un lujo que no puede darse el poder ante la oferta de privilegios que pueden ofrecer y con los que cualquier clasemediero sueña: altísimos salarios, coimas por votos, corrupción, seguros, mochasueldos, premios, comidas gourmet, casa de campo y de playa, viajes, joyas, dólares, yates, hasta prostíbulos privados. Con las masacres y velada represión cunde el miedo, los principios y proyectos desaparecen, aunque las potencialidades y revueltas imprevistas quedan latentes; la llamada democracia se ha reducido a elección sin opciones reales, a un ritual donde toda disidencia es tildada de terruca o caviar, ¿qué espacio queda para la representación? La dictadura criminal oficialista no teme al voto: solo temen a la ciudadanía rebelde y activa. La ausencia de creencias firmes también les toca en la medida en que el pensamiento revolucionario resurja desde abajo. Desde ahora vienen invocando la pena de muerte para quienes convoquen a la rebelión. Desde una percepción étnico clasista el proceso histórico y cultural, ha formado a través de la experiencia histórica y la agencia de solidaridad desde abajo una idea de resistencia acompañada de confusión, incertidumbre y desazón ante el próximo proceso electoral del 2026. Como sabemos, la clase no es algo que existe de antemano, ocurre en las relaciones humanas y en la lucha. La experiencia de la muy fragmentada explotación ha devenido en una cada vez más diversa y compleja respuesta a la opresión, división e influencias desde arriba a través del consumismo y los medios, sumada a las tradiciones culturales existentes de sobrevivencia o “ascenso” a través de la corrupción, es lo que ha dado forma a la conciencia social e individual y los lleva a actuar de forma colectiva más sumisa que rebelde. La clase y la etnia son las formas en que estos antagonismos se viven y se articulan en un contexto cultural e histórico específico, marcando la participación en un desde ya fraudulento proceso que debería ser erradicado desde la izquierda por su inutilidad política.

Con una PEA de 17 millones aprox. los sectores extractivistas, Agricultura, Pesca y Minería son los pilares del empleo estable en el Perú aunque mal pagados -la mayoría con contratos- y ocupan a una insignificante minoría; el primer trimestre del 2025, se registraron 312.100 personas trabajando en estos sectores, generando enormes ganancias. El extractivismo saqueador es histórico y propagan el desempleo, es la principal causa y se define en las políticas neoliberales, el estancamiento, la nula inversión pública, las crisis económicas, los cambios tecnológicos, la pésima educación y falta de habilidades de los trabajadores, la debilidad del tejido empresarial y del mercado interno. El desempleo se oculta en el comercio y los servicios, la tasa de desempleo a nivel nacional se calcula en 5.4% en 2023 (INEI, 2023). La informalidad laboral, (que implica el no acceso a beneficios laborales como vacaciones pagadas, Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), seguro de salud (EsSalud) o aportes a una pensión) y otros derechos laborales básicos es 75% o más y el subempleo en 2021 afectaba al 49.9% de los ocupados, con variaciones significativas entre regiones, afectando más a la amazonía y los andes. El desempleo afecta especialmente a los jóvenes, va en aumento la migración juvenil a las ciudades o al extranjero en busca de mejores condiciones de vida y trabajo. Al mismo tiempo se recibieron en la ultima década mas de 1 millón y medio de venezolanos, muchos prontuariados, sin experiencia laboral. Las tendencias recientes marcan un incremento de la población ocupada en sectores como el el sicariato y las extorsiones, el comercio, los servicios, el narcotráfico y la minería informal e ilegal (la minería informal produce casi el 40 % del oro en el Perú, lo que equivale a US$ 4 000 millones anuales. La cantidad de mineros informales e ilegales se estima en 500,000), el narcotráfico, comercio y servicios y una disminución en la construcción y la agricultura, pesca y minería, según el INEI, no se dice, pero ellos están distribuidos por todo el país.  Estas economías afectan crecientemente a los 55 pueblos originarios del Perú, organizados en más de 7,282 comunidades campesinas y 3,003 comunidades nativas, en una lucha constante por defender los derechos que han conquistado a lo largo de décadas (siglos).4

Ante una derecha neoliberal consolidada como una gran mafia que congrega a todas las mafias de las actividades legales e ilícitas, controlando poderes e instituciones, respaldada por las armas y el embrutecimiento cultural, la izquierda peruana se encuentra en una encrucijada. Los analistas coinciden en que para tener posibilidades reales en las elecciones de 2026, deberá superar su histórica fragmentación y proponer una alternativa que genere confianza y esperanza en un electorado desencantado y polarizado. Sin embargo, la ausencia de principios y ética política en los llamados partidos de esa izquierda electoralista es tan grave como la pobreza conceptual e ideológica que los lleva a no comprender al país teóricamente. Ocurre con los conceptos con los que piensan la realidad: estado-gobierno, estado-nación, imperialismo-mercado, liberalismo-neoliberalismo, decolonial-(postcolonial)-descolonización, burguesía nacional-lumpen burguesía, lucha de clases-clasismo, etc.

Si colocamos a la historia como base para repensar conceptos, diríamos que se ha dado un cambio en la composición étnico clasista del poder. De la predominancia de políticos criollos de alcurnia colonial, se agregaron el siglo XX clasemedieros blanco mestizos, para hoy en día retornar a la vieja alianza de criollos, extranjeros y curacas sobrevivientes del periodo poscolonial español. Aparecen nuevas fuerzas políticas en el sistema de poder derivadas de la nueva economía legal e ilegal de las trasnacionales, de criollos y mestizos, que se asocian a grupos de abogados y otros profesionales y empresarios, que ascienden desde abajo, que no son mas que buscadores inescrupulosos, delictivos, dispuestos a participar a como de lugar del saqueo de los grandes del despojo. Estos últimos son los que los financian para formar partidos que no son mas que filtros para eliminar a grupos o lideres honestos que no pueden o no quieren convertirse en partidos.5

Perú vive 35 años de neoliberalismo, donde un 1% concentra el 30% de la riqueza nacional y los poderes ejecutivo y legislativo son 95% ilegítimos. La banca, 50 grandes mineras (con sus concesiones reales), otras 50 agroindustrias (que se apropiaron de las irrigaciones), unas decenas de empresas pesqueras e industrias primarias monopólicas y comerciales, concentran los ingresos convirtiendo al país en el cuarto más desigual del mundo y el régimen más ilegitimo del globo. Este país fue configurado por momentos constitutivos donde lo colonial se mezcla con las camarillas de la independencia que no lograron un Estado republicano. De este modo, permaneció el racismo histórico en el neoliberalismo saqueador; de ahí que la batalla no es solo contra el capital, es también contra el orden racial que lo sostiene y reproduce. De colonia a la rapiña de poderes regionales y economías emergentes en pugna que siempre despojaron y excluyeron a las mayorías afro indígenas. La nación criolla y mestiza repartieron el país a trasnacionales, terratenientes militares y una débil burguesía. El Estado, los territorios y los recursos públicos, las rentas y ganancias fueron el botín del saqueo. Esto no ha cambiado sustancialmente. Perú vive un periodo de preparativos de una nueva guerra étnico-clasista que reúne la resistencia de la diversidad étnica y mestiza liderada por aimaras y quechuas unidos y entrelazados como ejercito de reserva extractivista, desempleados e informales, mineros tradicionales, artesanales “legales e ilegales”, campesinos, cocaleros, ronderos; migrantes a las grandes urbes; comerciantes, choferes y trabajadores de servicios, estudiantes, etc. Toda una multitud de vasallos víctimas desde las rentas a Black Rock-Vanguard (internet, telefonía, banca); de la la lumpen gran burguesía monopolista y rentista, militares y policías corruptos, funcionarios públicos también corruptos y privilegiados en los poderes del estado y ministerios, alcaldías y gobiernos regionales, legiones de abogados y otros profesionales embrutecidos por las universidades privadas que fungen de mercenarios hasta llegar a la alta burocracia. Esta diversidad de etnias y clases mezclados, unidos o confrontados, en lucha o como observadores ocultan la lucha étnico-clasista que comienza a explotar. Perú-Bolivia Ecuador son tres ejemplos de países indígenas que han sufrido derrotas electorales o políticas por mantener el extractivismo neoliberal y un simulacro demoliberal.

La derecha peruana no es mas que un conjunto de organizaciones criminales que apuestan por la fidelidad de Keiko con su organización y su táctica de inhabilitar o encarcelar a los candidatos opositores con mayor arraigo como Antauro, Castillo o Bermejo, con mas arraigo en los Andes (con un piso de 25% de los votos asegurados) y controlar primero el Congreso (con alianzas entre las 20 organizaciones de derecha participantes) y desde allí asegurar el comando de perder el ejecutivo. Las encuestadoras colocan a dos prontuariados candidatos: Keiko Fujimori y López Aliaga en los primeros lugares para que compitan entre ellos en una segunda vuelta.6 De ganar la izquierda usaran todas las instituciones bajo su control para traerse abajo al gobierno y repetir la experiencia actual. En definitiva la salida electoral no serviría de nada si no va acompañada de una radicalización organizada democráticamente desde abajo que podría terminar en una rebelión si rechazan la repetición de la historia en una amarga comedia.

El panorama de la izquierda electoral peruana para 2026 se configura principalmente en dos coaliciones electorales que ya tuvieron representatividad en el Congreso y de algún modo convalidaron al gobierno ilegitimo y usurpador de Boluarte. Detrás de ellos sacan cabeza Salas en Puno, el profesor Ramirez Erazo, la centro derecha con Yohni Lezcano, Fernando Olivera y Belmont. De estas alianzas surge «Venceremos» que enlaza a Nuevo Perú de Veronica Mendoza, figura histórica de la izquierda centrista con aliadosen un frente que se articula al partido Voces del Pueblo del congresista Guillermo Bermejo (que se define oportunistamente de castillista por que las encuestas favorecen al expresidente) y diversas facciones de la izquierda. La alianza no tiene candidatos naturales; la postulación presidencial se definirá democráticamente dentro de la coalición. Aunque la candidatura de Vicente Alanoca, es la mas difundida por tratarse de un profesor universitario aymara de Puno, elegido por Veronica como figura representativa del sur (por el perfil plurinacional que busca proyectar la alianza), Mendoza le cedió la candidatura a Alanoca a cambio de una senaduría. En una elección interna no se descarta a Bermejo como posible precandidato dentro de la coalición. Sus propuestas centrales son: nueva constitución., soberanía sobre los recursos naturales, Justicia social, refundación del país con perspectiva multicultural y descentralizada. Asamblea Constituyente Plurinacional y Paritaria, que sea representativa de la diversidad del país, incluyendo a pueblos indígenas y con paridad de género. Fortalecimiento del Estado y los Servicios Públicos: Una apuesta por la educación y la salud pública de calidad, aumentando la inversión en estos sectores. Reforma del Sistema de Pensiones: Eliminar el actual sistema de las AFP y transitar hacia un modelo que garantice pensiones dignas para todos los ciudadanos. Economía inclusiva y sostenible: Transitar de un modelo económico extractivista a uno que promueva la diversificación productiva, la industrialización respetuosa con el medio ambiente. Se plantea una mayor regulación estatal para corregir las fallas del mercado. Derechos sociales y lucha contra la discriminación: Una agenda que prioriza la igualdad de género, los derechos de las comunidades LGTBIQ+ y la lucha contra el racismo y toda forma de discriminación.

La otra coalición esta liderada por Juntos por el Perú encabezada por el también congresista y exministro Roberto Sánchez. Esta coalición ha forjado una alianza estratégica con otros Castillistas y el Etnocacerismo del movimiento A.N.T.A.U.R.O., del líder etnocacerista Antauro Humala. Además, cuenta con el respaldo de la base política del expresidente Pedro Castillo, quien desde prisión ha llamado a la unidad de los sectores populares y ha delineado una propuesta de siete puntos que JP ha acogido. Los aspirantes potenciales son el mismo Roberto Sanchez y Aníbal Torres, quien podría postular por Adelante Pueblo Unido (APU) y confluir con fuerzas de izquierda si prosperan alianzas. También figura otra vez Guillermo Bermejo, mediador del diálogo entre Nuevo Perú y Juntos por el Perú y otras agrupaciones.

Su propuesta como vemos, coincide en gran parte con la anterior: Asamblea Constituyente y refundación de la república: una carta magna que refunde las bases del Estado peruano. Recuperación de la Soberanía Nacional: un mayor control estatal sobre los recursos estratégicos del país, renegociando los contratos con las grandes empresas transnacionales para asegurar que los beneficios lleguen a la población. Reforma del Sistema de Justicia: una reestructuración profunda del poder judicial y del Ministerio Público para combatir la corrupción y garantizar un acceso igualitario a la justicia. Industrialización y Desarrollo Agrario: Guillermo Bermejo, aliado de este bloque, ha enfatizado la necesidad de que el Perú deje de ser un mero exportador de materias primas y apueste por la industrialización para generar empleo y desarrollo. Asimismo, se busca potenciar la agricultura familiar y la seguridad alimentaria. Inclusión Social y lucha contra la pobreza: fortalecer los programas sociales y generar políticas de empleo que permitan reducir las brechas de desigualdad.

Un partido con su candidato no coaligado es de corte más tradicional de izquierda, es .Ahora Nación liderado por Alfonso López‐Chau (ex rector de la UNI), representando un sector de centroizquierda emergente. Tambien existen otros partidos no inscritos pero activos:Todo con el Pueblo (Pedro Castillo), Pueblo Consciente (Guido Bellido), entre otros. Decimos que estas agrupaciones son continuistas por que sin una estrategia destituyente no podrán contender con un régimen que Impuso el obedecer sin importar a quién se vote, un proyecto de saqueo, extractivismo y ganancias para unos pocos. Un régimen de la derrota, donde los de abajo resultan convidados de piedra. Si no es desde abajo, no podrán superar al régimen heredado de la dictadura fujimorista signado por la necropolítica y la protección al crimen, donde la cosificación o muerte devienen en el ejercicio definitivo de dominación, exclusión y subyugación, y donde el sujeto se convierte en un resto, desecho, del mercado capitalista. Su actual comportamiento indica que acepta la estrategia del poder del gobierno criminal para desactivar la movilización y disciplinar y delegar el poder en otros asesinando y apresando luchadores.

La izquierda peruana, la popular, esta muy influenciada por la vía electoral y de hecho muchos de sus líderes están por ganar el sufragio y olvidarse por los próximos meses de otras formas de resistencia. La Convención Nacional de Lucha (Cnul) y la Coordinadora Nacional de lucha del Pueblo) Conulp, dos coordinadoras representativas se han desactivado al iniciarse el proceso electoral, el Cnul de hecho tiene presencia en el podrido Congreso y al parecer solo entiende parcelas de este problema, está plagada de influencias contradictorias que provienen de la derecha y muchas veces de la misma izquierda intelectualizada. Es parte de la izquierda progresista reformista y neoliberal llego a varios gobiernos de América Latina, fracasó y hoy interactúa cíclicamente con la derecha y sufre una dura recomposición sino su descomposición. Sin proyecto solo atina a elaborar parches al caos neoliberal. La Conulp, más grande, más popular y combativa se agoto por la centralización de las luchas, las reiteradas marchas en la capital y se reorientó a reconstruir la resistencia regional. Hoy es difícil distinguir que es la izquierda y quienes pertenecen a ella.

Más allá de las diferencias entre los precandidatos, su plataforma no trasciende el progresismo neoliberal fracasado en varios países similares étnica y políticamente como Bolivia y Ecuador. Al menos, aunque no estamos de acuerdo con una solución desde arriba, el programa podría trascender un centrismo continuista y ser mas radical e incluir demandas en torno a una profunda reforma del Estado, la destitución de gobernantes corruptos en todos los niveles; democratización profunda que reconozca la autodeterminación comunitaria y las autonomías de pueblos originarios, una reforma del Estado que distribuya el poder desde abajo, elimine el autoritarismo y garantice la participación ciudadana; planeación a largo plazo de un proyecto de país descolonizador que incluya soberanía energética y económica, control estatal sobre los recursos naturales y energéticos, fin de las concesiones como derecho real; garantice la autosuficiencia y la independencia económica; la generación de empleo formal con salarios dignos, seguridad social y estabilidad laboral; justicia social y combate a la pobreza que busque su erradicación elevando el nivel de vida de la población. Combate a la corrupción a la inseguridad y el crimen organizado que es una amenaza al estado de derecho y a la soberanía.

La izquierda electoral es mas numerosa y compleja. Tenemos desde algunas agrupaciones que solo mantienen un léxico levantisco pero que se aliaron a la derecha para salvarse de la persecución por sus delitos: Perú Libre, bloque magisterial y otros mas reducidos. Luego tenemos los partidos políticos inscritos en el Registro de Organizaciones Políticas del JNE: “Nuevo Perú por el Buen Vivir, Partido de los Trabajadores y Emprendedores (PC del P, Patria Roja y dirigentes sociales), Voces del Cambio, Juntos por el Perú. Partidos de izquierda con expediente en curso: Unidad Popular, Movimiento de Unidad de los Pueblos, Adelante Pueblo Unido y otras organizaciones políticas: Partido Comunista Peruano, Movimiento por el Socialismo, Movimiento de Liberación 19 de Julio, Convergencia Socialista, Movimiento Democrático Popular, En Movimiento, Colectivo Ana Tallada, Focep.” Articuladas en nuevas alianzas como la Coordinadora de Organizaciones de Izquierda y Progresistas (COIP). Quizás un 50% de las organizaciones inscritas (43) se autodenominan de izquierda, la mayoría con líderes que podemos considerarlos progresistas neoliberales, oportunistas, clientelares, arribistas, potencial o realmente corruptas, con dirigentes desconocidos por los pueblos.

Sin embargo, existen en aquellos otros grupos mencionados, una minoría que mantiene su rechazo a ser totalmente sometidos, cuenta con una mayoría de bases de gente honesta, con menor o mayor claridad sobre lo que ocurre en el mundo, el país y su futuro; salen a las calles y ponen el pecho. al final de su escrito los agrega Pizarro: “ En todas las regiones del Perú existen núcleos de izquierda, reconocidos dirigentes izquierdistas no partidarizados miembros de movimientos regionales, organizaciones sociales e instituciones civiles que afirman un horizonte de cambio profundo de nuestro país. En el 8vo Encuentro de la Asamblea Nacional de los Pueblos (31 de mayo) acaba de aprobar un Programa Político Democrático y Patriótico para la unidad y alianzas de los partidos inscritos, no inscritos y organizaciones sociales populares.” Esta es la izquierda popular, potencialmente mas honesta, con principios, los que salen a las calles en marchas y paros, los que enfrentan a la gran mineria ecocida, 7 Estos colectivos entienden que la soberanía nacional, tal como se entiende y ejerce a través del Estado y la clase política, no existe en la realidad de manera efectiva para el pueblo.

La izquierda institucional no defiende más el concepto de soberanía popular como la única forma legítima de soberanía, históricamente usurpada a la ciudadanía. Esta adaptado a un sistema político representativo que ha funcionado de tal manera que los ciudadanos eligen entre las opciones que les presenta la élite política, sin tener una participación real en la definición de las políticas y el rumbo del país. Anula la soberanía popular. Elegir representantes sin un mandato previo convierte a los ciudadanos en sujetos pasivos en lugar de actores soberanos. Las constitución es ilegítima porque no han sido el resultado de un proceso constituyente originado en la deliberación y el mandato del pueblo.

La verdadera izquierda considera que la soberanía reside en el Pueblo, no en el Estado, pues la soberanía no es más que la voluntad colectiva que emana directamente del pueblo a través de la deliberación. Este proceso implica que los ciudadanos se reúnan, discutan sus problemas y necesidades, y establezcan un mandato claro que sus representantes deben ejecutar. El acto de votar en elecciones no es un ejercicio de soberanía si no está precedido por esta deliberación y mandato popular. La soberanía es colectiva o no existe. No es un acto individual, como el voto aislado, sino el resultado de una construcción y voluntad colectiva. La «soberanía nacional» en una ficción discursiva utilizada por el Estado y la clase política para legitimar su poder, mientras que la verdadera soberanía, la que reside en el poder deliberante del pueblo, ha sido sistemáticamente negada y suprimida. Por lo tanto, en la realidad práctica de los ciudadanos, esta soberanía no se ejerce y, en consecuencia, no existe. De esto se deriva una pregunta: ¿Qué resistencia hay en el Perú? No existe una acción colectiva explosiva con respaldo orgánico y espacios estratégicos a conquistar, con capacidad de instrumentar una guerra de movimiento sobre los aspectos específicos del colonialismo, su base material y sus condiciones, por no mencionar los detalles reales y prácticamente inagotables de su devenir, en los que los movimientos anticoloniales no son una excepción a esta regla.

Una expresión del fin de la soberanía son las concesiones mineras. En Perú, existen contradicciones significativas entre las concesiones mineras formales e informales, así como entre las grandes, medianas y pequeñas empresas mineras, y entre las actividades legales e ilegales, generando conflictos sociales y ambientales. Estas contradicciones se manifiestan en la superposición de derechos mineros, la falta de consulta a comunidades afectadas, la contaminación ambiental y la falta de regulación efectiva. El 14.71% del territorio esta concesionado, 19 millones de hectareas y aunque son 14, 500 titulares, la gran concntración esta en 15 titulares con el 20% del total y solo 75 proyectos de exploración. En este contexto los mineros proponen la Ley MAPE que busca formalizar a pequeños mineros y mineros artesanales, generando conflictos con titulares de esas grandes concesiones mineras formales, afectando los derechos reales de una impuesta propiedad con seguridad jurídica. Los derechos reales en las concesiones mineras peruanas se centra en cómo el marco legal vigente otorga a los titulares de concesiones mineras atribuciones excesivas, similares a las de un propietario, sin que necesariamente exista actividad productiva o beneficio para el interés público.8 El mencionado proyecto de ley propone la figura de la «servidumbre minera», que permitiría a pequeños mineros acceder a terrenos dentro de concesiones mineras sin el consentimiento del titular, lo que vulneraria un supuesto derecho de propiedad. Si bien esta es una propuesta reivindicativa justa existe preocupación sobre la posibilidad de que la ley flexibilice los requisitos para la aprobación de instrumentos de gestión ambiental, lo que podría generar impactos negativos en el medio ambiente y la salud de las comunidades. La minería ilegal principalmrente la aluvial por el oro, a menudo esta asociada con actividades informales, genera contaminación con mercurio y otros metales pesados, destruye bosques y suelos, y afecta la salud de las personas y los ecosistemas tanto en rios de la costa como en la amazonía.. 

Las concesiones mineras formales, pueden contaminar mas y por otro lado otorgadas, a menudo se superponen con territorios de comunidades campesinas y nativas, generando conflictos por la propiedad y el uso de la tierra. Las grandes empresas mineras, con mayor capacidad de producción y acceso a tecnologías avanzadas, tienen un impacto ambiental mayor y pueden desplazar a las comunidades locales, mientras que la pequeña minería y la minería artesanal, aunque con menor impacto individual, enfrentan mayores dificultades en el proceso de formalización y pueden verse involucradas en actividades ilegales. En resumen, la legislación minera no define claramente los derechos de propiedad y uso de la tierra, lo que genera superposiciones y conflictos. A ello se agrega la debilidad institucional y falta de capacidad del Estado para regular y fiscalizar la actividad minera, especialmente en zonas remotas, facilita la proliferación de la minería informal e ilegal. La falta de participación de las comunidades afectadas en la toma de decisiones y la ausencia de beneficios sociales para las comunidades cercanas a las explotaciones mineras generan conflictos y resistencia a la actividad minera, tanto formal como informal, ante la pérdida de territorios y de biodiversidad, afectando la salud humana y los ecosistemas. La otra economía formal se desarrolla con la agroindustria deduciendo tributos y consiguiendo subsidios. Esta situación se repite en varios sectores y ante esta realidad que dicen los presuntos candidatos de izquierda?

Unos imitan al burgués peruano, blanco, criollo, que desprecia todo lo “popular”, originario o “cholo”, al sentirse por encima de todos, algo que también reproducen los políticos de la pequeña burguesía mestiza llamados “caviares” hoy en extinción. Otros, a pesar de los “errores” de Castillo, el 2026 los electores andinos votaran por algún personaje andino progresista por que la izquierda popular esta enraizada en los andes. Los analistas calculan un 25% que sumados a los migrantes y condenados a la informalidad con conciencia critica pueden dar el triunfo a algún outsider popular. Muchos ex izquierdistas tomaron el camino de las ONG y ser asesores o consultores para el Estado, porque la lucha de clase, sindical y política no pagaba bien; es un trabajo duro y peligroso. porque éstas les ofrecen salarios en monedas fuertes, privilegios y porque les permiten viajar, adquirir jerarquía social, figurar en los diarios y revistas, hablar con gente importante. Otro sector configuró una casta intelectual dedicada a la universidad y a la investigación. Paso una generación y dejaron a los hijos. Se les llamó caviares. En esta jerarquía siguen los universitarios provincianos que logran penetrar en estos espacios buscando ventajas, pero sobre todo porque así salen de la marginalidad y se transforman en pequeños burgueses ejemplares, incluso con aspiraciones de entrar en los ministerios “sociales“, tienen agendas de microdesarrollo, proyectos de microempresa. Se trata de una política ultrareformista disfrazada de acción social, una agenda política que implica no actuar sobre la estructura de poder, no insertarse en la lucha de clases, sino otra forma de hacer política que consiste en la búsqueda de la colaboración de clases. En un tercer momento aparecen grupos interesados en la política como forma de enriquecimiento, se ubican dónde está el poder, en el Estado y con los grupos dominantes regionales, nacionales e internacionales que lo manejan, en los lugares de conflicto que dispone de mayores recursos y que actúan de intermediario entre el mundo, los poderes imperiales, el mercado global y las comunidades.

Lo vemos en los líderes progresistas que son precandidatos: el etno-cacerista Antauro Humala, el indigenista Alanoca, el evangélico ex-aprista Alfonso López Chau, que se distinguen por que ninguno se declara anticapitalista (otros que alguna vez se declararon de izquierda como Vladimir Cerrón, están excluidos sin posibilidades dada su deslegitimación al aliarse con el fujimorismo). Quienes destacan en las encuestas se sitúan en lo identitario como Antauro que reafirma la identidad andina, el nacionalismo desde la raza cobriza y el militarismo; Alanoca propone la interculturalidad, el patrioterismo de corte militar y niega la lucha de clases. Antauro señala que es anticapitalista y anticomunista y propone un estado neo-incaico y etnocratico basado en principios incaicos. Sin embargo, declarándose luchador contra el comunismo de Sendero, justificando su fase criminal, nunca dijo en que consiste su anticapitalismo. Por su lado, Alanoca, relegado a una posición de inferioridad por la colonización personalmente sufrida, naturaliza su experiencia en la servidumbre feudal en su niñez y su vida en el cuartel, destacando el sufrimiento de su pueblo bajo la dominación colonial andina, pero olvidando las decenas de rebeliones en los siglos de opresión y se queda en la superación personal y la interculturalidad como solución al conflicto étnico clasista en sociedades cada vez más multiidentitarias y complejas. Si bien es cierto que reconocemos una multiplicidad de mundos, rechazando toda indiferencia ante las diferencias, y buscamos una comunidad planetaria, el reconocimiento cultural no puede erigirse en una respuesta única y quizás principal, de un programa de cambio. A diferencia de Humala rechaza toda esencialización de las identidades particulares, pero no entiende las dinámicas globales que nos llevan a combinar la lucha indígena y la lucha anticapitalista.

En Antauro y Alanoca el ejército y el terruqueo, o en Alanoca y López los intelectuales y la universidad alejaron la investigación académica del compromiso y el diálogo con las fuerzas sociales insurgentes. Sobre esa base no pueden reconocer en sus dimensiones más profundas la experiencia política de los colonizados. Al mismo tiempo, sin una conciencia universalista, subrayan la importancia de rechazar cualquier encierro en una identidad racializada y, más ampliamente, en las categorías impuestas por los dominantes: Cualquier proyecto que pretenda enfrentar este orden colonial y corrupto de manera decidida tiene que romper con las reglas del juego; y eso no lo percibimos en estos precandidatos. No alcanza con oponerse, la tarea es clara: movilizar, organizar, construir poder desde abajo, con una agenda propia, la de la clase trabajadora, la de los pueblos que no se resignan. Sólo desbordando al Estado y al mercado podemos correr los límites de lo posible. Nuestras historias de lucha, nuestras resistencias siguen vivas y nos marcan el camino. Volver a mirar lo que hicimos y lo que nos hicieron es clave para entender cómo pelear hoy. Por su lado, Lopez Chau considera que hay que construir la nación que se funda básicamente en valores y busca la modernidad que no es más que la economía social del mercado o sea un neoliberalismo camuflado. Ninguno puede ser considerado de izquierda, aunque alguno de los nombrados lo diga. Por último tenemos a Guillermo Bermejo, criticado por una supuesta afinidad con Cerrón, por hipoteticas coimas no probadas en la adjudicación de obras públicas y por sospecha de vínculos pasados con Sendero Luminoso.

Para estos aspirantes al gobierno hay que reforzar el encierro de los individuos en una identidad fija y unívoca muchas veces elaborada por quienes detentan el poder que parece muy peligroso pues resulta, inscribirse en la dominación misma y a no escapar de ella. La reivindicación de las pertenencias solo puede escapar a tales peligros asumiendo la necesaria superación antiidentitaria de las identidades, deshomogeneizando cada una de ellas y combinando múltiples pertenencias (etnico, clasistas, de genero, etc.) articulando diferentes escalas de lucha y tejiendo lo común en la heterogeneidad en una reconstitución del tejido social y construcción de diversas formas de poder autónomo, bajo control de las comunidades, barrios y pueblos, con el apoyo transitorio del Estado. La iniciativa principal está en reconocer y fortalecer las experiencias-semillas alternativas de las comunidades y los pueblos para impulsar proyectos integrales de vida que destruyan al viejo Estado aunque deba hacerlo en medio de la violencia y el miedo. El llamado es a la reconstrucción de una comunidad y una ciudadanía soberana. Esto implica un proceso de autoeducación cívica, de recuperación de la deliberación colectiva en espacios locales y de toma de conciencia de su poder para construir y reconstruir el orden político. El horizonte de lo posible: apuesta por una política de los pueblos originarios y la clase trabajadora anticapitalista, antifascista y antiestatalista.

Estos precandidatos fueron ajenos a las luchas antimineras, a los conflictos de trabajadores e indígenas expresados en enormes marchas con el desafío de unir fuerzas para hacer viable un proyecto de cambio social. Aceptaron la desigualdad, los privilegios, la violencia material-simbólica e injusticia estructural, y el atropello constante al derecho a una vida digna y buena para todos. Dieron la espalda a las recuperaciones de tierras de los actores colectivos en el campo y las ciudades, se instalaron en zonas de confort del Estado y las instituciones. Ignoraron las luchas por la recomposición del campo popular y el trabajar por la sobrevivencia colectiva durante la tormenta sistémica que azoto a los pueblos en la pandemia. 9

Es hora de abrir de nuevo un debate estratégico, tratar de no sostener un orden político moribundo, de no más parches ni “males menores”. La oposición que necesitamos no es la que pide más al mismo Estado opresor que critica, que sueña con un Estado benefactor, patriarcal, clientelar y servil; tampoco buscar un Estado ausente que, sin embargo, actúa siempre en favor de los poderosos; el mismo Estado que asesinó, que saqueó, que contaminó, que empobreció al pueblo. Ese Estado es el mismo que hoy sostiene a Dina, que no es Estado neutral, es un Estado al servicio del capital. Defender lo público no es pedir por más presencia estatal. Es construir lo común desde el pueblo, desde el abajo, con otras lógicas: de solidaridad, de afecto, de cuidado, de organización popular. Lo público, lo popular, lo comunal no se le suplica al Estado: se construye en los barrios, en las asambleas, en las luchas. La tarea es más profunda: reencontrarnos, reconstruir el tejido social, abrazarnos en la rabia y en la esperanza, y empezar de una vez por todas a levantar un proyecto nuestro. Popular, feminista, rebelde, comunitario. Una democracia verdadera, desde abajo. Para recuperar la vida y los sueños que nos arrebataron.  Es la hora de la militancia. De una militancia que no tiene como tarea que se derrumba. De una militancia que sueña con un mundo nuevo y que hoy se vuelve a ilusionar.

Las viejas formas de organización política, adquisición de conciencia de clase e incluso socialización, como el partido o el sindicato, han entrado desde hace años en crisis. Nuevos sujetos políticos deben construir un proyecto socialista que Intenten trasladar las mejores tradiciones y la memoria de los movimientos de emancipación a la realidad objetiva y subjetiva actual. El sujeto a interpelar debe ser amplio y de clase, el pueblo trabajador deberá superar la crisis de subjetividad de clase, la baja conciencia política y la fragmentación y alienación de una mayoría. Esclarecer una alianza entre la clase trabajadora y la pequeña burguesía, con los originarios y campesinado empobrecidos, con personas que viven de su trabajo y no de la explotación de otros. Debemos hacer propias la lucha feminista y ecologista como lucha de clases, pues esta es, también, la lucha nacional, la lucha LGTBI, la lucha por el territorio, la lucha por la vivienda, la lucha por los servicios públicos. Desde las necesidades y luchas más mínimas, construir victorias y organizaciones. Para Badiou “pueblo” es precisamente el sujeto que actúa en lo negativo, y sólo en ese sentido podemos usar esa palabra. La palabra “pueblo” tiene sentido positivo sólo respecto de una posible inexistencia del Estado: o bien de un Estado prohibido del cuál deseamos la creación; o bien de un Estado oficial del cual deseamos la desaparición”. 10

La autonomía consiste precisamente en no subsumirse en los procesos de reproducción ampliada del capitalismo y del colonialismo sino verlos en sentido desde fuera: desde un proceso propio de separación de esas relaciones de dominación y desde la constitución de formas alternativas.

Notas:

1 Hannah Arendt, La Condición Humana, Paidós, 2016

2 Lo que hoy es el Perú en el siglo XVI, no es ni moderno ni capitalista, sino feudal-eclesiástica y su principio expansivo inicial es el universalismo cristiano; solo la segunda, a partir de finales del siglo XVIII, es propiamente capitalista, impulsada por la lógica de la expansión del valor y por los principios del progreso y la modernidad. debe analizar las interacciones entre las formas de dominación internas en Europa y las formas de dominación que impone a los pueblos colonizados

3 Diferente a México, donde los narcos lograron controlar el poder judicial, pero no el Congreso en su totalidad

4 Perú, Retrocesos para los derechos de los pueblos indígenas,  Luis Hallazi | 16/08/2025 |. quien señala que en estos años de Boluarte ha colocado en mayor indefensión a estas comunidades frente a al narcotráfico y la mineria.

5 Desde la imposición del semicolonialismo anglosajon se arrastró hasta ahora la vía para perpetuar su dominio mundial: una economía sin soberanía, desterritorializada, financiarizada, determinando las inequidades de ingresos y representatividad en los órganos de gobierno nacional. Los que gobiernan, no son representativos de los sectores mayoritarios del pueblo peruano, hasta 1979 los analfabetos no podía votar y en este medio siglo se cierra todo acceso a los herederos de grandes culturas andinas. Rafael Aica, al dejar de lado el análisis de clases y el extractivismo, solo logra demeritar sus análisis y aportes.

6 No abundaremos en el análisis de la derecha, pero debemos anotar algo que parece inconcebible, sus líderes procesados por ser parte de organizaciones criminales, imputados por narcotráfico, corrupción, coimas, crímenes,etc. continuan gobernando y encabezan las encuestas.

7 Jorge Raul Pizarro Pacheco,La izquierda sí existe, Sr. Hildebrandt, https://www.facebook.com/search/top?q=respuesta%20a%20hildebrandt

8 El concesionario tiene derecho exclusivo a explotar los recursos del subsuelo dentro del área concesionada.Puede transferir, hipotecar o usar como garantía la concesión.Tiene preferencia frente a otros derechos, incluso sobre la propiedad superficial.

9 Raúl Zibechi, El horizonte estratégico ya no está en las izquierdas, La Jornada, 11 de julio 2025)

10 Alan Badiou, Alain; Bourdieu, Pierre; Butler, Judith, Que es el pueblo, Ed. Casus Belli, España, 2014 .

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