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El Salvador

Acción social urgente contra el discurso corporativo de la Responsabilidad Social Empresarial

Fuentes: Rebelión

El discurso de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se ha convertido en parte de la estrategia de acumulación de capital de las corporaciones del norte y del sur. Este discurso y las prácticas que de él se derivan, tienen un doble objetivo: maquillar la imagen pública de empresas que cometen graves violaciones a derechos humanos, […]

El discurso de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se ha convertido en parte de la estrategia de acumulación de capital de las corporaciones del norte y del sur. Este discurso y las prácticas que de él se derivan, tienen un doble objetivo: maquillar la imagen pública de empresas que cometen graves violaciones a derechos humanos, laborales y/o medioambientales de los pueblos, al mismo tiempo que les crea oportunidades de hacer negocios con la pobreza que ellas mismas contribuyen a generar.

La hipocresía corporativa no tiene límites. Por ejemplo, en ocasión del Día de la Tierra, el Grupo Roble realizó una jornada de RSE consistente en la entrega de arbolitos y bolsas ecológicas, que incluyó actividades alusivas al cuidado de la «madre tierra» en el centro comercial Multiplaza, construido por esta corporación empresarial gracias a la destrucción progresiva de la reserva forestal e hidrológica de la Finca El Espino.

Por su parte, la transnacional SabMiller (propietaria de Industrias La Constancia) mantiene una campaña publicitaria sobre sus «buenas obras» de RSE (donación de computadoras, cursos de capacitación a comerciantes detallistas de sus productos, etc.), mientras trata de mantener silenciadas las voces de protesta de las comunidades del municipio de Nejapa, que se oponen a la ampliación de la planta de extracción de agua NIXAPA de SabMiller. Este proyecto implicará la perforación y sobre-explotación de un nuevo pozo de agua, que pondrá en serio peligro el derecho humano al agua de las personas que residen en estas comunidades.

Pero probablemente la campaña de RSE más cínica de los últimos días es el anuncio de la iniciativa Banco de Alimentos de El Salvador (BAES), apoyada por un grupo de empresas transnacionales norteamericanas que operan en diferentes eslabones de la cadena alimentaria del país y que representan actualmente una de las mayores amenazas para el logro de la soberanía alimentaria. Estas empresas donarán alimentos de sus inventarios (que se encuentran a punto de vencer), para que el BAES venda «bolsas solidarias de alimentos» a bajos precios, a ONGs, que a su vez los entregarán gratuitamente a familias que sobreviven diariamente con ingresos menores a $1. La representante de corporación Walmart ha reconocido que tras la filantropía de las empresas participantes también se encuentran intereses económicos concretos, ya que en sus palabras: «las empresas que participan en este proyecto también obtendrán beneficios, como ahorro de fletes, trámites y pagos por destrucción de mercaderías (vencidas), deducciones fiscales por los donativos, mejora en la rotación de inventarios y recuperación de espacios en las bodegas, entre otros» (EDH 24.04.2013). En otras palabras, las empresas tendrán no solo la oportunidad de hacerse publicidad con la iniciativa sino también podrán hacer negocios con el hambre de la gente.

En países como El Salvador, que atraviesan por un proceso sistemático de destrucción masiva del pensamiento crítico, y en los cuales las universidades e intelectuales van cayendo poco a poco bajo el control de los intereses corporativos y/o sucumben ante la fuerza del pragmatismo, es sumamente fácil que la estrategia de la RSE termine por imponerse como la supuesta tabla de salvación de la economía y/o se presente como ejemplo del capitalismo inclusivo del siglo XXI. Sin embargo, por experiencia sabemos que, por más que la verdad trate de ocultarse, ésta termina por revelarse. En este caso, la realidad más tarde o más temprano dejará al descubierto los crímenes contra la vida que las corporaciones capitalistas están llevando a cabo bajo el disfraz de la RSE. Ante esta realidad, ¿qué diremos a las futuras generaciones, quienes en el presente sabemos lo que están haciendo y no hacemos nada para detenerlas?

Julia Evelyn Martínez es profesora de la escuela de economía de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.