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Alarmante auge de la extrema derecha en las elecciones austríacas

Fuentes: Gara

El electorado austríaco dio un fuerte varapalo a los dos grandes partidos, los socialdemócratas (SPÖ) y los conservadores (ÖVP), que en julio rompieron la coalición de gobierno tras 18 meses de desavenencias y parálisis. Ayer, en una cita electoral anticipada, los votantes castigaron esa falta de acuerdo. Mientras, los ultraderechistas FPÖ y BZÖ han obtenido un resultado sin precedentes. Suman el 30%, lo que supone duplicar su voto, aunque no gobernarán.

Los socialdemócratas austríacos lograron mantenerse como el partido más votado, pero la extrema derecha fue la vencedora virtual, al acaparar entre dos formaciones casi el 30% del apoyo popular. Heinz Christian Strache, presidente del Partido Liberal Austríaco (FPÖ), obtuvo el 18% de los sufragios, mientras que el líder populista ultra Jörg Haider casi llegó al 12%.

El descontento generalizado por una fracasada coalición de los socialdemócratas (SPÖ) con los conservadores (ÖVP) ha pasado factura a los dos partidos, que cayeron al nivel más bajo de su historia, aunque mantuvieron el primer y segundo puesto. El SPÖ alcanzó el 29,8% y el ÖVP, el 25,7%, según el escrutinio provisional. El FPÖ subió del 11 al 18%, y el BZÖ de Haider, que se escindió del FPÖ en abril de 2005, pasa del 4,1 al 11%. Ahora, si juntaran sus votos, podrían disputar al SPÖ el primer lugar.

«Me han tirado muchas piedras, pero no he respondido. Nosotros no descartamos a nadie. El resultado de las elecciones es un cambio en toda Austria, claramente nadie quiere una coalición roji-negra (socialdemócratas y conservadores)», subrayó Haider en su primera reacción tras conocer los primeros resultados parciales. «Por lo tanto -añadió-, estamos comprometidos a formar un gobierno estable y seguro en estos tiempos de inestabilidad». «Hemos superado incluso a los Verdes, algo que no había imaginado», resaltó el conocido líder ultra. Éstos retrocedieron hasta el 10,5% de los votos.

El dirigente del FPÖ, Heinz-Christian Strache, se apresuró a pedir la jefatura del Gobierno alegando «el éxito histórico» de su formación. Pero tradicionalmente el presidente de la República se la ofrece al partido más votado, en este caso, el SPÖ.

A por una nueva coalición

Pese al varapalo electoral, el líder del SPÖ y actual ministro de Infraestructuras, Werner Faymann, se inclinó por renovar la ya fracasada coalición con el ÖVP. «He dicho que si el Partido Popular cambia de actitud, es posible hacer un buen trabajo», manifestó. Reconoció que el resultado evidencia que no han sido capaces de recuperar la confianza de la población, por lo que se comprometió a «hacer todo lo que pueda para que el SPÖ reconquiste la confianza. Sin ella no se puede gobernar».

Antes de las elecciones, dijo claramente que su opción favorita es una nueva alianza con ÖVP, pero sin Wilhelm Molterer, vicecanciller y ministro de Finanzas, a quien acusó de entorpecer las negociaciones.

En caso de no reeditar dicho «matrimonio de conveniencia», no descartó gobernar en solitario. En lo que sí fue firme fue en su negativa a unirse a los ultraderechistas FPÖ y BZÖ.

Por su parte, Molterer asumió «la dolorosa y dramática» derrota de su partido, aunque para quitarle hierro al asunto, se escudó en que se trata de un fracaso de la política bipartita dominante en el país alpino

PARTICIPACIÓN

Sin contar los votos por correo, la participación se situó en el 71,4%. En la anterior cita electoral, celebrada el 1 de octubre de 2006, fue del 78,5%. En la de ayer, 6,3 millones de austríacos estaban llamados a votar.

El mensaje xenófobo del FPÖ cala con fuerza en los jóvenes

El aplastante avance de la ultraderecha en Austria se ha asentado principalmente en el voto de la clase obrera y de los electores más jóvenes. Según una encuesta del instituto de demoscopia Sores, el mensaje xenófobo y contra la UE del FPÖ ha sido el que más ha calado entre los menores de 30 años.

El 25% de los votantes en este segmento de edad ha apostado por esta formación y por su líder Heinz-Christian Strache.

Las elecciones parlamentarias anticipadas de ayer son las primeras dentro de la UE en las que la edad electoral se ha rebajado a los 16 años.