El tablero internacional ha aparecido dominado, y hasta cierto punto controlado, en los últimos años por la hegemonía de Estados Unidos. Esta situación ha generado el llamado Nuevo Orden Mundial, con unas características de sobra conocidas y que ha sido determinante para el devenir de los principales acontecimientos en cualquier lugar del planeta. Nuevos actores […]
El tablero internacional ha aparecido dominado, y hasta cierto punto controlado, en los últimos años por la hegemonía de Estados Unidos. Esta situación ha generado el llamado Nuevo Orden Mundial, con unas características de sobra conocidas y que ha sido determinante para el devenir de los principales acontecimientos en cualquier lugar del planeta.
Nuevos actores
Si continuamos con los niveles de análisis centrados en la macro política, podemos observar como de un tiempo a esta parte están surgiendo las llamadas «potencias emergentes», que pretenden poner en tela de juicio ese dominio insultante que ejerce EEUU sobre todo el mundo. Los errores del supergigante americano y el desarrollo de otros actores está permitiendo que en el puzzle de las relaciones internacionales actuales se comience a caminar hacia lo que algunos definen como un mundo multipolar. En un reciente informe elaborado por antiguos protagonistas y militares del escenario anterior, señalaban bajo el pomposo título «hacia una gran estrategia para un mundo incierto» el panorama que ellos observaban en estos momentos.
Así, señalan «el auge de Asia, los peligro de Oriente Medio, el fracaso del estado en África o la reaparición de Rusia», como ejes centrales a la hora de abordar el nuevo panorama mundial.
Evidentemente, y siguiendo esas pautas macropolíticas, podemos atestiguar que China hace tiempo que se ha convertido en un sonoro dolor de cabeza para los mandatarios norteamericanos. Su desarrollo espectacular, su potencialidad económica y su acaparamiento de los recursos energéticos por todo el mundo, convierten al gigante chino en el principal adversario frente al hegemonismo actual estadounidense. En un segundo escalón, algunos analistas no dudan en señalar a India, quien si sus datos macroeconómicos así lo apuntan, las contradicciones internas y el déficit que acumula en todos los aspectos sociales, culturales y políticos, le pueden generar todavía importantes contradicciones que frenen ese auge.
Rusia, tras sobreponerse al expolio impulsado desde Occidente parece recuperarse de la desaparición de la Unión Soviética, y con importantes desequilibrios en su seno, su potencial energético, militar y económico le permiten competir por un puesto en el podio de ese «nuevo mundo unipolar».
Un escalón más abajo en esa hipotética clasificación nos encontramos con fuerzas o polos que surgen a escala regional y que al mismo tiempo luchan por ejercer su influencia más allá de esas zonas regionales. Son los casos de Brasil, Venezuela, Sudáfrica, Nigeria, Japón, Irán o Turquía.
Un apartado aparte se merece la llamada Unión Europea, no confundir con Europa, algo a lo que nos acostumbran algunos medios de comunicación. El llamado proyecto europeo en trono a la UE no tiene visos de prosperar, las diferencias de bulto que se cuecen en su seno entre los diferentes estados y sus intereses hacen difícil que pueda alcanzar un papel común, o una sola voz, en ese escenario mundial.
Otras formulaciones en forma de alianzas regionales también están luchando por hacerse paso en ese esquema predominante de las Relaciones Internacionales. La Organización de Cooperación de Shangai (SCO, ASEAN, Unión Africana, Liga Árabe o el BIC (Brasil, India, China) se mantienen en esa pugna y mientras que unas buscan recuperar protagonismo, otras estarían en fase de lograr una mayor articulación interna.
El mundo tiene otra cara
Al igual que las dos caras de la luna, este mundo que se nos presenta de forma «oficial» tiene dos rostros. Junto al descrito anteriormente, donde la dominación capitalista ha impuesto un sistema que se refugia bajo el paraguas ideológico del llamado Nuevo Orden Mundial, y ante el que parecen surgir alternativas o «potencias emergentes» aunque de momento la mayoría tan sólo buscan un equilibrio mundial, pero sin poner en tela de juicio el sistema de desigualdades manifiesta que impera por doquier, también existe otra realidad que pone en entredicho todo el sistema dominante desde sus cimientos hasta lo más alto del mismo.
El abanico de movimientos que podemos encontrar en muy amplio, y en ocasiones guardan intereses muy diferentes, pero todos ellos suponen un importante contrapeso al Nuevo Orden Mundial.
Pueblos indígenas
Sobre todo en Latinoamérica, los pueblos indígenas han desarrollado un importante discurso donde unen su propuesta para acceder por fin al poder, del que han estado marginados desde hace siglos, y al mismo tiempo plantean una simbiosis con sus raíces culturales, ligadas a la tierra. Ecuador y Bolivia son los casos más importantes, sobre todo por la posición que han alcanzado los pueblos originarios en torno a los centros de poder y la articulación de un nuevo sistema más acorde con sus demandas.
La resistencia del pueblo mapuche, o las demandas zapatistas, poniendo en tela de juicio el papel desempeñado tanto por las fuerzas colonialistas en su momento, como por las neo colonialistas que tomaron su relevo, muestra la capacidad transformadora de este tipo de luchas.
Naciones sin estado
Los pueblos y naciones sin estado que luchan por materializar su derecho a la libre determinación los podemos encontrar por todo el mundo. Utilizando diferentes manifestaciones para acceder a ello, paralelamente presentan una transformación profunda en el actual sistema capitalista mundial, pues conscientes que ese mismo sistema es el principal culpable de su opresión, no dudan en presentar alternativas transformadoras.
Chechenia, Québec, Escocia, Kosovo, Flandes, Catalunya, Córcega o Euskal Herria son algunos ejemplos cercanos, que sin duda alguna podrán acaparar las primeras planas de las noticias en los próximos meses. Las recientes experiencias en Timor, Montenegro o Kosova son reflejos de la capacidad real y mediática que las naciones sin estado pueden desempeñar durante el 2009.
La lucha del pueblo kurdo, o la del pueblo tamil, muestra también, con mayor crudeza, la determinación de esos pueblos para alcanzar la libertad y ser los dueños de su destino, a pesar de que este año se presenta como un importante reto ante las ofensivas que han lanzado en Turquía y Sri Lanka contra ellos, con el apoyo y colaboración en determinados momentos de la mal llamada comunidad internacional.
Y en este punto, la masacre contra el pueblo palestino y su firme determinación para lograr un estado propio también tendrá su peso, tal y como estamos apreciando estos días. O el nuevo rumbo que ha tomado el movimiento soberanista en Cachemira y que puede formular nuevos retos a los estados ocupantes de ese pueblo sin estado.
Nuevos polos estatales
La presencia de alternativas populares y progresistas en torno a algunos gobiernos, sobre todo en Latinoamérica, pueden presentar un paso intermedio de cara a una transformación más profunda en la correlación de fuerzas. El caso de Venezuela, con los altibajos del proceso bolivariano puede servir de eje conductor para analizar estas realidades, no exentas de importantes contradicciones.
En este apartado cobrará importancia también el devenir de Cuba, con retos importantes a medio plazo y sobre todo con las incertidumbres que algunos pretenderán impulsar en torno a una desaparición física de Fidel Castro.
Otras luchas
No se acaba ahí las alternativas populares que se forjan en torno a otras luchas en el mundo. La experiencia del movimiento maoísta en Nepal, posibilitando cambios profundos en el país, y sirviendo de modelo a otras realidades como el movimiento maoísta en India, la lucha del movimiento comunista filipino, las guerrillas colombianas y otras organizaciones en Latinoamérica, incluido el MST brasileño, nos sirven para presentar otros modelos de lucha en el mundo, y otras apuestas por una transformación real del mismo.
Movimientos antiglobalización
La aceleración del proceso globalizante ha puesto en marcha mecanismos sociales de respuesta. Las cumbres paralelas, los foros sociales, los movimientos antiguerra y otras actividades supusieron en su momento un factor importante para contrarrestar el impulso reaccionario y capitalista dirigido por los mandamases del planeta.
El lema «otro mundo es posible» surcó las cuatro esquinas del mundo. La heterogeinidad y despolitización que manifestaron parte de estos movimientos, junto a su coyuntarismo de respuesta han podido influir a la hora de explicar los serios síntomas de crisis interna que reflejan en los últimos tiempos.
Islamismo político
Tras el 11-s en Occidente parecen haber descubierto la realidad del islamismo político. La demonización de una fuerza mediática e ideológica como al Qaeda ha sido la excusa para ocultar esa otra compleja realidad que se ha tejido en torno a diferentes movimientos y organizaciones donde el islamismo es la raíz que nutre su actuar político y social.
Sería por tanto un error catalogar esa realidad como una fuerza homogénea. Dentro de ese complejo mundo podemos encontrar organizaciones que bajo el paraguas ideológico de al Qaeda desarrollan sus propias agendas locales (Indonesia, Filipinas, Magreb, Iraq…). También se sitúan otros grupos con un mayor contenido nacional, Hamas en Palestina, Hezbollah en Líbano o los grupos Moros en Mindanao serían los ejemplos más claros.
De todas formas, las consecuencias de las políticas sionistas y los apoyos a éstas están siendo un importante impulso para que otras organizaciones del llamado jihadismo transnacional abran nuevos frentes y busquen rentabilizar la situación. El cuerno de África, el norte del Magreb, o los estados de Oriente Medio pueden centrar los esfuerzos y las actuaciones de este tipo de islamismo.
Movimientos sindicales
Probablemente uno de los actores que pasan más desapercibidos en los medios occidentales son las importantes luchas obreras que se configuran en torno a los diferentes movimientos sindicales en los continentes. Asia, África o el antiguo espacio soviético, sin olvidarnos también de realidades más cercanas en el ámbito sindical, llevan presentando batalla a un desarrollismo y opresión del capital que sufren las capas más desfavorecidas de esos pueblos.
La actual coyuntura socio económica creada a partir de la crisis financiera y económica puede favorecer que el protagonismo de este tipo de actores cobre fuerza en los próximos meses.
Otros focos de interés mediático y con un importante protagonismo también en el escenario internacional los encontraremos en el triángulo que forman Iraq, Pakistán y Afganistán, y estrechamente relacionados con la política que desde EEUU y sus aliados se pretenda imponer en esos lugares.
El escenario mundial se nos presenta a corto plazo con todo un conjunto de peligros intrínsecamente ligados al modelo defendido por los impulsores del status quo actual. Las amenazas provenientes de los cambios demográficos, el cambio climático, la defensa «a ultranza» del estado-nación actual son algunos ejes que deberemos afrontar.
Como también veremos la proliferación de armas de todo tipo (nucleares, químicas o biológicas), la lucha por los recursos energéticos, la lucha asimétrica entre actores estatales y otros que carecen del mismo, y sobre todo el abuso despiadado de los mecanismos financieros y monetarios (BM, FMI…) para ahogar a pueblos y naciones enteras.
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)