La CEPAL aboga por un Estado fuerte
Ante la crisis, más Estado y más políticas sociales. Esta es la receta de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el influyente think tank dependiente de Naciones Unidas, para que la región siga en el buen camino hacia una mayor igualdad social.
«Necesitamos Estados más potentes para profundizar en las políticas redistributivas», dijo la secretaria ejecutiva de CEPAL, Alicia Bárcena, ayer en la presentación del informe La hora de la igualdad en Madrid.
Latinoamérica en su conjunto ha conseguido avanzar hacia una mayor igualdad en la última década antes del estallido de la crisis económica mundial gracias, sobre todo, a políticas activas de gasto social y de mejorar los derechos laborales en muchos países. Sigue siendo la región con mayores diferencias entre los más ricos y los pobres en el mundo, pero entre 2002 y 2008 se ha cerrado un poco la brecha, como muestra la caída del 5% del coeficiente Gini, el indicador más popular entre los economistas para medir las desigualdades. Por supuesto, hay diferencias entre países. Venezuela y Uruguay son los que más han avanzado. Hoy, los ingresos medios del 10% más rico de venezolanos y uruguayos superan en nueve veces a los del 40% más pobre. En cambio, ese diferencial es de 25 veces en Colombia. Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y Nicaragua también han progresado en la vía de reducir las desigualdades.
Aunque la crisis global ha afectado a América Latina menos que a otras regiones del mundo, el impacto se dejó notar en un ligero aumento de las personas en situación de pobreza: del 33% al 34%. «La crisis es un punto de inflexión que quebró la continuidad de los avances en la región», admitió Bárcena. Sin embargo, está segura que Latinoamérica sigue otra pauta para salir de la crisis. «En Europa ustedes han metido en el banquillo de los acusados al Estado del bienestar , en vez de sentar allí a los mercados financieros desregulados», remarcó.
Discurso de izquierda radical
Ante este escenario, la CEPAL aboga por mantener e intensificar las políticas sociales y laborales que han dado buenos resultados en los últimos años frente a la receta de recortar el Estado del bienestar que se está aplicado en prácticamente todos los países de Europa. «Es un discurso a contracorriente de lo que está pasando aquí con la crisis», comentó Josep Borrell, ex líder del PSOE. «En Europa su discurso sería calificado casi como de extrema izquierda» , dijo el ex presidente del Parlamento Europeo a la jefa mexicana de la CEPAL.
Los avances en materia de igualdad en Latinoamérica se deben, sobre todo, a las mejoras en el mercado laboral, con la incorporación de más personas y mejor pagadas. «La existencia de políticas más activas de mejoras de los salarios mínimos habría favorecido este comportamiento», concluye el informe de la CEPAL.
Dónde más se ha notado el impacto de las políticas sociales es en el Brasil de Inácio Lula da Silva. Las ayudas familiares para comprar bienes necesarios, como lavadoras o cocinas, ha impulsado el consumo interno que se ha traducido en un mayor crecimiento económico. «Necesitamos líderes progresistas como Lula , prudentes en la política macroeconómica y a la vez comprometidos con las políticas sociales», subrayó Bárcena.
La clave para mantener y aumentar el ritmo de inversión en proyectos sociales es que los Estados recauden más impuestos para depender menos de la ayuda extranjera al desarrollo, y más cuando los países donantes recortan las prestaciones ante la crisis. «La ayuda al desarrollo tiene su límite» , admitió la secretaria de Estado de Cooperación Internacional española, Soraya Rodríguez.
El fraude fiscal es un grave problema. Bárcena aboga por un «pacto social» en el que las clases acaudaladas se comprometan con la sociedad para el beneficio de todos. «Hay países donde se tributa al 10%, con esto es imposible hacer políticas sociales» , dijo Bárcena.
El impacto de la crisis en América Latina «fue más comercial que financiero», comenta el informe. Aún así, la jefa de la CEPAL recomienda imponer más ataduras a los flujos globales de capital. Se trata de diferenciar entre la inversión productiva y la meramente especulativa. Brasil, por ejemplo, hace un año introdujo un impuesto del 2% al capital extranjero que compra acciones y bonos brasileños, pero están exentas las inversiones directas en empresas y proyectos.
Beatriz Mercedes, la líder del antaño todopoderoso Partido Revolucionario Institucional de México, advirtió de que el modelo brasileño no es fácilmente exportable a otros países de la región. «Como presidente de El Salvador, Lula no hubiera tenido los mismos resultados. El tamaño enorme de Brasil influye mucho» , afirmó.
Clima de polarización
La dirigente del PRI, que está en buena posición para recuperar el poder que ostentó durante 70 años en México, cree que el mayor obstáculo del progreso social en la región es la crispación que se vive en muchos países. «Un ambiente propicio para estos pactos sociales no puede ser marcado por la polarización», concluyó.