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La tierra es del que la trabaja

Ante la ocupación de tierras por los «Peludos»,

Fuentes:

DECLARACION POLITICA COLECTIVO MILITANTEREFUNDACION COMUNISTACOLUMNA ARTIGUISTA DE LIBERACION 1971MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO ORIENTALFRENTE REVOLUCIONARIO POR UNA ALTERNATIVA SOCIALISTA La tierra es del que la trabaja Ante la ocupación de tierras por los «Peludos», los compañeros de Bella Unión decimos: Desde esta aseveración, que bien puede sonar a consigna, y no renegamos de ello, nos afirmamos en la […]

DECLARACION POLITICA

COLECTIVO MILITANTE
REFUNDACION COMUNISTA
COLUMNA ARTIGUISTA DE LIBERACION 1971
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO ORIENTAL
FRENTE REVOLUCIONARIO POR UNA ALTERNATIVA SOCIALISTA

La tierra es del que la trabaja

Ante la ocupación de tierras por los «Peludos», los compañeros de Bella Unión decimos:

Desde esta aseveración, que bien puede sonar a consigna, y no renegamos de ello, nos afirmamos en la convicción fundamentada en el análisis objetivo del desarrollo histórico de nuestra nación en el sentido que, ya desde la traición al Reglamento de Tierras patentizado en la fundación del Uruguay como país de espaldas a las concepciones Federales y de Patria Grande que significó, desde el comienzo, una opción por los acomodados, la burguesía y los cipayos, y luego, con el desarrollo en el curso de los siglos del capitalismo, en el marco del subdesarrollo y la dependencia que nuestro país observó y sufre, se fue afirmando aquella actitud renegada de las causas revolucionarias primero y de la soberanía y la justicia social después; encontramos aquí toda explicación de la injusticia y por tanto, reivindicamos esta acción directa de nuestros hermanos desde nuestra posición de clase y nuestras convicciones en el sentido de la justeza de la lucha por la Liberación Nacional y el Socialismo.

AFIRMAMOS:
La injusticia del sistema capitalista se sustenta a partir de la apropiación de la tierra por las clases que, a partir de esto, nuevamente se apropian del trabajo de la gente, de la plusvalía, de toda la riqueza social que se despliega a partir del esfuerzo del pueblo y que nunca, mientras no cambiemos las relaciones de producción, podrán beneficiar al mismo.

La lucha de los hermanos de Bella Unión, por la tierra, es la lucha de los pueblos por sus derechos; ya veremos en estos días, (ya lo hemos visto en estas horas) a conspicuos editorialistas, analistas, jerarcas, parlamentarios de todo pelo y avezados personeros del gattopardismo más «progresista», poner el grito en el cielo, llamarse a sorpresa y promover, de manera sumaria, todas las medidas tendientes a la desocupación (¿y represión?) de tamaña «barbaridad», como es, sin duda, para estos señores de ciudad y constitución bajo el brazo, reivindicar por la vía de los hechos un derecho tan primordial como la tierra, el trabajo y la dignidad arraigada en el sudor propio y el apego a la solidaridad tan ajena a la propiedad privada que ya están defendiendo (como siempre) procelosamente los burgueses con sus adláteres del gobierno.

Nuestra Coordinación, nuestros cinco agrupamientos políticos, estamos convencidos que la lucha por la tierra y por la soberanía, son de un carácter estratégico de magnitud primordial. La suerte de nuestra nación, nación desde nuestra concepción popular e internacionalista, está en peligro. Nos es imposible explicar (por razones de espacio) en esta declaración el grado de extranjerización que sufre la tierra en nuestro país; la misma está en manos de las familias de la rancia oligarquía que hoy se identifica y vincula, con lazos de sangre, al capital financiero y éste, a los intereses entreguistas y pro imperialistas más abyectos; de igual modo, empresas poderosas invierten y lavan sus dineros comprando parte de nuestro territorio. Pescar en el Olimar hoy, significa vadear tranqueras, porteras y límites de las propiedades de «Azaleia» la empresa brasileña que fabrica y factura esas sandalias tan femeninas e inocentes. Hablar de Rivera hoy, significa pararse en tierras de Sanguinetti o Lacalle; el Uruguay hoy, está más cerca de una entelequia que de una realidad geográfica. Nuestras tierras no son nuestras. Son de los especuladores vendepatria «peores americanos», de los «malos extranjeros» y de quienes apuestan a la celulosa como proyecto de enriquecimiento mayúsculo a costa del territorio y en virtud de la entrega promiscua y condescendiente con el imperio.

Es en este marco que visualizamos la justeza de la lucha de los «Peludos», que apelan a su vieja historia de coraje y combate, para plantarse frente a este gobierno que, no sólo no cumple con las promesas electorales de coyuntura más elemental sino que desconoce, un día sí y otro también, su carácter antioligárquico y antimperialista fundacional y sus viejas reivindicaciones de reforma agraria, acerca de la deuda externa, la soberanía nacional, la estatización de la banca, el comercio exterior, etc.

Las luchas que se han dado en estos meses, y que sin duda se darán en los que vienen, no son producto de la oscura actitud conspirativa de un grupúsculo de radicales ensoberbecidos en sus dogmáticas visiones, ni tampoco producto de la caprichosa actitud infantil de agitación contra el gobierno de quienes no entienden de matices; son los justos reclamos de quienes tenían expectativa en cambios profundos, lentos pero reales en el sentido de optar por el país productivo, la justicia social y los más infelices. Expectativa que, de alguna manera, (aunque difusa) este gobierno promovió desde la fuerza que lo hegemoniza y que hoy, desde los sectores mayoritarios de su dirección, no promueve. Las expectativas del pueblo son, entiéndase bien, (más allá de promesas no cumplidas y actitudes claudicantes de algunas fuerzas que integran el Ejecutivo) producto de la necesidad objetiva y de la justicia de los reclamos.

El Poder Ejecutivo y la mayoría de la fuerza que lo integra ha optado por intereses que desconoce a su base social; se apoya en sectores de la burguesía y se recuesta en el imperio.

Cabe, en esta hora, que el pueblo, los sectores que no lo han traicionado, las fuerzas sociales y políticas organizadas desde una perspectiva de independencia de clase y con perfil antioligárquico y antimperialista, conformen una gran columna unitaria que vertebre una alternativa a la entrega de nuestra soberanía. Las luchas que se avecinan requieren de organización, ésta, desde lo social no puede prescindir de lo político; lo político, debe estar en relación dialéctica con las luchas del pueblo. Articular y resolver esta síntesis es una tarea central en este momento histórico.

Salud compañeros de Bella Unión; saben que estamos junto a ustedes; saben que estaremos en su lucha que es nuestra.
Llamamos al pueblo movilizado a estar alerta y a acompañar esta batalla puntual, pero estratégica, que perfila el rumbo por el cual debe transitar la acción organizada en la perspectiva de cuestionar al gobierno entreguista, al sistema de explotación y por la construcción, (como ya definíamos hace semanas) «desde principios de izquierda, del bloque político y social de carácter antioligárquico, antiimperialista y anticapitalista que se transforme, desde la lucha, en la herramienta que levante e impulse un programa alternativo, de transformaciones profundas y revolucionarias.»

Decimos con UTAA, SOCA y APAARBU

¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!
¡TODA LA TIERRA AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES Y EL PUEBLO!
¡VIVA LA OCUPACION!

Afirmamos desde nuestra convicción:
HACIA LA LIBERACION NACIONAL
Y EL SOCIALISMO
UNIDAD DE LOS REVOLUCIONARIOS