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Singapur es un país peculiar en muchos aspectos. El Estado insular ha sido una de las grandes historias recientes de milagro económico. Cuando obtuvo su independencia de la Federación de Malasia en 1965, era un país con una renta baja, pero actualmente tiene el cuarto PIB per cápita más alto del mundo.
En 2020 se celebró el 70 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la República de Indonesia y la República Popular China (RPCh) en un momento en el cual se encuentran en su punto más álgido desde la época de Sukarno. En los últimos años, los lazos entre Beijing y Yakarta han aumentado considerablemente no sólo en el ámbito comercial y económico, con China afianzándose como el principal socio comercial y segundo inversor, sino también en el ámbito cultural y de la defensa.
Quizás no haya otro país en el mundo donde el impacto del ascenso de China se note más que en Camboya. El mejor ejemplo de ello es Sihanoukville. Lo que hasta hace menos de dos décadas era una pequeña ciudad costera situada en el sur de Camboya y paraíso para los mochileros, hoy se ha convertido en un centro de juego y turismo chino.
China es el principal socio comercial de Vietnam y Vietnam es el sexto socio comercial de China, siendo el principal socio comercial de China dentro de la ASEAN. Además, China y Vietnam son dos países que han tenido un desarrollo reciente muy similar, con dos partidos comunistas al frente del gobierno y dos economías de mercado con “características socialistas” muy similares, además de tener unos lazos culturales muy estrechos.
A principios de febrero, el golpe militar en Myanmar y la detención de Aung San Suu Kyi y otros líderes de la Liga Nacional para la Democracia (LND) captaron la atención del mundo. Los países occidentales se apresuraron a rechazar el golpe. El G7, la Unión Europea o Estados Unidos pronto lo condenaron.