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El secretario de Estado de EE.UU declaró que en Brasil hay «una caza de brujas» por la sentencia de prisión que recibió el expresidente al participar en un intento de golpe de Estado en 2023. El comentario provino del funcionario más importante después de Donald Trump en el país que persiguió durante el macartismo a opositores en la década del ’50. Una injerencia inaceptable en los asuntos de una nación soberana a la que amenazó con nuevas medidas unilaterales.

La política agresiva comenzó con China, siguió con Canadá y México, continuó con la reciente capitulación de la Unión Europea y ahora se cierne sobre la principal potencia regional de Latinoamérica. Detrás del conflicto están el robustecimiento de los BRICS y la posible condena a prisión de un aliado del presidente de Estados Unidos: Jair Bolsonaro.

Brasil ya no es aquel que inauguró en 1964 una serie de golpes militares encadenados, el país donde nació el Plan Cóndor con apoyo de Estados Unidos. Hoy lo gobierna Lula, un presidente democrático y elegido tres veces por su pueblo que irá por un cuarto mandato en 2026. Lo que no se modificó es la política injerencista de EE.UU. Sigue inalterable como en el caso de las sanciones contra su juez más prestigioso, Alexandre de Moraes.

Recrudeció la escalada de Washington contra el gobierno de Lula con la revocación de las visas a los jueces de la Corte Suprema que podrían condenar a prisión al ultraderechista . Trump apoya al expresidente brasileño y se entromete en una decisión soberana de uno de los tres poderes. El papel de Eduardo Bolsonaro como agente provocador de los ataques contra su propio país.

Ante la posibilidad cierta de terminar en la cárcel, el expresidente todavía tiene una carta en el mazo para jugar: un proyecto de amnistía que distintas fuerzas aliadas del Congreso están impulsando para que queden impunes los delitos que se le imputan: intentar deponer por medio de violencia o grave amenaza a un gobierno constituido de manera legítima; tratar de abolir el estado democrático de derecho e integrar, promover o financiar una organización criminal.

El programa Fantástico de TV Globo reveló documentos que refuerzan las pistas de una conspiración para deponer al actual presidente Lula una semana después de asumir su cargo. Surgen nuevos audios y videos de la investigación de la Policía Federal y la responsabilidad combinada de militares y civiles ultraderechistas.

El juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, sigue recogiendo pruebas en la causa por el intento de derrocar a Lula el 28 de enero de 2023. Pero su firmeza de ánimo no parece suficiente para aventar la sospecha de que los hechos de Brasilia podrían repetirse. El gobierno del PT ha defeccionado en varios temas con las fuerzas armadas que continúan siendo un poder omnipresente.

Ainda estou aquí, la película brasileña de Walter Salles estrenada en noviembre es un éxito de taquilla en su país. Narra la historia de la desaparición, tortura y muerte del diputado Rubens Paiva, pero centrada en la vida de su mujer, Eunice, quien lo buscó desde 1970 hasta que la atrapó el Alzheimer. En estos días de procesos judiciales contra los responsables del intento de golpe del 8 de enero de 2023, es un catalizador de la memoria en una nación donde los responsables de la represión no fueron juzgados.

El anuncio oficialista de que el sistema de transmisión de datos fue vulnerado desde el exterior ha sido ratificado por la empresa estadounidense Netscout. La fragilidad digital del Estado.

En la capital de Rio Grande do Sul se impuso la mirada menos proteccionista, como en otras grandes urbes de Latinoamérica. Ganaron las leyes del mercado inmobiliario, tan depredador como los que deforestan a diario la Amazonia. La obscena codicia del hombre y la corriente del Niño estimularon la catástrofe medioambiental en el Estado de Brasil limítrofe con Argentina.