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Quienes pronuncian esta consigna, «Israel tiene derecho a la legítima defensa» convertida ya en un absurdo mantra entre los políticos del Occidente colectivo, se delatan a sí mismos como cómplices del genocidio que el estado sionista está cometiendo en la Franja de Gaza.
De nuevo hemos salido a las calles y plazas de todo el mundo para denunciar las acciones criminales de «Israel» contra la población palestina apresada en la Franja de Gaza. Sí, Gaza es el mayor campo de concentración de todo el planeta, donde viven más de dos millones de personas hacinadas, en su mayor parte refugiadas de las tierras robadas de los aledaños de la Franja, sin las más mínimas garantías de existencia digna de seres humanos. Llevan décadas privados de libertad, privados de electricidad —de la que solo disfrutan unas horas al día— sin apenas agua potable, sin trabajo, sin expectativas de futuro. Es una población sometida por un criminal ejército extranjero que decide quien vive, quien muere o quien va a dar con sus huesos en la cárcel por el resto de su vida; que elige quién recibirá tratamiento médico o quien va a morir sin acceso a medicinas. Así es la vida en Gaza
Para cualquier persona consumidora de medios de comunicación generalistas occidentales, la contraofensiva de primavera-verano lanzada por la OTAN en Ucrania va relativamente bien. Quizá un poco más lenta de lo deseado, pero bien. Eso nos transmiten, aunque a veces a algunos políticos se le disparan los niveles de euforia o los ardores propagandísticos y anuncia que ya se ha recuperado hasta el 50% del territorio ucraniano anexionado por Rusia e incluso más, pero eso es algo muy difícil de asumir sin más por seres pensantes.
En junio de 2022, tras el encuentro que mantuvieron Pedro Sánchez y Joe Biden en la cumbre de la OTAN celebrado en Madrid, el Gobierno español anunció oficialmente el, más que previsible, visto bueno a la petición norteamericana de despliegue de dos destructores más, junto con sus dotaciones de personal, en la Base Aeronaval de Rota.
Muchos medios y analistas no cesan de alertar sobre la posibilidad de que la guerra de Estados Unidos contra Rusia en Ucrania suba de intensidad hasta desembocar en una guerra total y directa entre ambas potencias. Sin embargo, a pesar de que su sola mención tenga efectos atemperadores y pueda servir para calmar los encendidos ánimos belicosos, no es un desenlace probable del conflicto.
Todo está prácticamente listo para que el próximo día 7 de noviembre se celebren elecciones generales en la República de Nicaragua, cumpliendo escrupulosamente las fechas previstas en el calendario electoral.
¿Debaten ya los medios de comunicación de masas españoles sobre el ejercicio de la libertad de expresión? Para un periódico, radio o televisión esa debería ser su misión principal: defender el derecho que los hace existir. Pero no, sólo se habla de terrorismo callejero y de democracia plena.