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La autora de este texto es hija de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, que el 30 de abril de 1977 hicieron su primera ronda. A 40 años de ese hecho gigante repasa aquellos días de ausencia que se hacía carne y grito. «Una madre que se va convirtiendo en Madre es, simplemente, imparable», escribe y adelanta: «Ellas no son pasado. Siguen hoy mismo sembrando nuestro futuro».