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Como si nada hubiera pasado, el presidente del senado, el pinochetista Juan Antonio Coloma, impone desde esa cámara la agenda del empresariado y las elites. “A partir de ahora hay que hacerse cargo de los temas urgentes de seguridad, donde hemos impulsado una agenda en este Congreso y en medidas para que Chile vuelva a crecer”. Ni una palabra a las demandas por mejores pensiones, salud y educación. Ni pensar en una reforma tributaria.
La distribución de la publicidad es una solución inmediata. Pero hay otra más directa. Es la indemnización que el Estado de Chile debe hacer a los dueños del diario Clarín. El gobierno del presidente Boric no solo no ha pagado la indemnización ni se ha abierto a un acuerdo con la contraparte. Solo mantiene silencio.
El cientista político de izquierda Juan Carlos Gómez Leyton analiza en esta entrevista la contingencia política marcada por la inminencia del plebiscito de salida. A diferencia de las corrientes informativas más gruesas y de la discusión política mediatizada, Gómez Leyton estima que ganará el Apruebo, triunfo que debiera ir acompañado por el inicio de una presión popular masiva para nuevas elecciones generales. De ganar el Rechazo, Chile podría entrar en un proceso de involución democrática de profundidad y características aún impredecibles.
Cientos de miles de personas esperaron hasta cerca de las 10 de la noche del domingo 19 la llegada de Gabriel Boric al escenario instalado en Alameda con Santa Rosa, a un costado de la Biblioteca Nacional. Nunca en la historia reciente un acto político electoral había congregado a tantas personas y probablemente sólo aquellas movilizaciones de protestas lo superaran.
En menos de seis meses la atmósfera política chilena ha mutado como una tormenta en un día soleado. El proceso político que parió en 2019 la revuelta popular estaba en plena marcha, la Convención Constitucional avanzaba pese a las no pocas trampas pero las expectativas en el corto plazo se mantenían en alto. Hasta que revienta la tormenta del 21 de noviembre, con un resultado electoral que invirtió de forma pasmosa las anteriores percepciones.
La imagen de una mujer en las manifestaciones del 11 de julio en Cuba fue publicada por medios estadounidenses, como Forbes, y más tarde multiplicada en las redes sociales. Era la representación de las protestas contra el régimen y el gobierno de Miguel Díaz Canel y en pocas horas estaba en todas las plataformas sociales.
Qué ha pasado en Brasil. En el curso de tan pocos años el país del fútbol y el carnaval ha mutado en una escena amarga, morbosa y mortuoria. Un tiempo que ha corrido con una prisa extrema para acabar en un circo macabro liderado por un payaso perverso. Qué cerca está todavía aquel Lula da Silva en el inicio del siglo XXI de estos momentos sin carnaval, ni fiesta, ni fútbol.
Es probable que las fuerzas conservadoras capturen los dos tercios de la convención constituyente este domingo. Una minoría establecida por las elites para bloquear cambios importantes en el actual orden político y económico. Pero la política, en especial en estos días, está revuelta, las ortodoxias del mercado están en retroceso y la sociedad civil atenta y movilizada. Podríamos decir que tenemos esperanzas de cambios.
Tras la merecida celebración del 25 de octubre por la contundente y también sorprendente votación a favor por un cambio en la constitución que mantiene el orden instalado por la dictadura cívico militar, la ciudadanía ha entrado en una etapa de cierta perplejidad. ¿Ahora qué pasa? ¿Qué hacemos? ¿Cómo se canaliza esta fuerza popular?
El proceso constituyente no tiene buena pinta. Ya encauzado en la institucionalidad, corre solo y levanta el riesgo, cada día más evidente, de dejar abajo al pueblo movilizado. La indignación, la desesperación y la furia popular de octubre por el cambio de orden, por un reseteo sistémico, ha dado inicio no a una respuesta honesta […]