Los medios corporativos están instalando la idea de que hay un ineluctable avance de la derecha a nivel mundial. Jair Bolsonaro, el obtuso militar, que no se presentó a los debates televisivos por miedo, durante la campaña electoral, ha venido a convertirse así en el buque insignia de la prensa en la «cruzada contra el […]
Los medios corporativos están instalando la idea de que hay un ineluctable avance de la derecha a nivel mundial. Jair Bolsonaro, el obtuso militar, que no se presentó a los debates televisivos por miedo, durante la campaña electoral, ha venido a convertirse así en el buque insignia de la prensa en la «cruzada contra el comunismo». El cobarde que no se animó a participar de unos anodinos debates es presentado hoy como el valiente que salvará a Brasil de la debacle.
La gran mentira
La derecha carece de legitimidad. Si fuese por legitimidad el presidente de Brasil sería Lula. Para su imposición continental el conservadurismo está recurriendo a la fuerza, una antigua receta para lograr sus objetivos. Los golpes parlamentarios contra Zelaya, Dilma y Lugo, confirman su falta de legitimidad, que es compensada con la manipulación de los medios y los fake news en las redes sociales. En Brasil, las noticias falsas lograron torcer la voluntad de millones de brasileños. En este país de incautos, los fake news marcaron la diferencia, no el electorado conciente. El triunfo de Bolsonaro está construido sobre una gran hipocresía, cimentada en la manipulación mediática, el miedo, las falsedades informativas y el ilegal apresamiento de Lula. En las elecciones de Brasil no decidieron los votos.
¿Avance de la derecha o descomposición del sistema?
El capitalismo se encuentra en estado de descomposición, especialmente su gran gendarme, Estados Unidos, que va perdiendo terreno frente a China y Rusia. Hasta su antigua aliada, Europa, pone en cuestión a la OTAN, y planea crear su propio ejército. Ante su aislamiento, los yanquis están volviendo la mirada hacia su antiguo patio trasero, donde siempre encuentran serviles como Macri y Bolsonaro.
Francia, un país que el imperio logró domesticar por décadas hoy está en llamas. Después de medio siglo Paris vuelve a estar paralizada y al borde del colapso como en el mayo francés, pero los medios no se preocupan de que el centro de Europa esté sitiado por los chalecos amarillos hace más de un mes.
Para la prensa Brasil es una fiesta, pero no mencionan que en México tienen un gigantesco velorio, tan gigantesco como la derrota catastrófica del PRI. ¿Entonces, dónde hay más avance, en el triunfo de Bolsonaro que recibió la banda presidencial de manos de un golpista o en la resignación de casi un siglo de poder conservador a favor de la izquierda liderada por López Obrador?
Trump, Bolsonaro y Macri son los últimos resabios fascistas utilizados por el imperio para internar salvar el sistema en crisis, crisis que según los estudiosos, sí parece más irreversible que el supuesto avance de la derecha a nivel mundial.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.