Nos encontramos en un momento donde ya es posible ver con nitidez las consecuencias del modelo de producción, distribución y consumo que el capitalismo, en su fase neoliberal, impone sobre nuestros cuerpos y territorios. La destrucción de los ecosistemas a ritmo acelerado, y los eventos extremos relacionados a la emergencia climática dejaron de ser temas abordados por las comunidades afectadas por proyectos contaminantes y depredadores. En los últimos años, la cuestión ambiental ha sido tema de debate en los medios hegemónicos de comunicación, y en las sociedades de todo el mundo.
Categoría: Ecología social
Los daños al medio ambiente derivados del cambio climático se extienden a lo largo y ancho de las Américas. El Niño, La Niña y otros fenómenos climáticos extremos asociados, como sequías, heladas y nevadas inusuales, incendios forestales o huracanes, entre otros, se han vuelto habituales en los últimos años. Esto genera impactos en los derechos de las personas y pone en riesgo a las generaciones futuras.
El Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis, en el norte del Perú, ha denunciado estos días la presencia de 50 mineros ilegales armados, de nacionalidades colombiana, venezolana y brasileña, que desplegaron 25 dragas y retuvieron a una comunidad generando un clima de temor y amenazas. A mediados de febrero, comunidades wampis detuvieron la operación de siete patrones y otras tantas dragas en la cuenca del río Santiago, nombrado Kanú, y los retuvieron en un calabozo comunitario.
Utilizando como inspiración la teoría de las olas de sostenibilidad, podemos dividir el siglo XXI en cuatro grandes etapas: Filantropía y Vocación, Compromiso y Planificación, Ajuste y Transformación, y Estabilización y Equilibrio.
Casi 400 millones de mujeres son productoras de biomasa doméstica. Constituyen la fuerza laboral más grande, y en gran medida invisible, del sistema energético global.
En los próximos meses entrará en vigor la Ley de Materias Primas Críticas, una normativa aprobada por la Unión Europea el año pasado en tiempo récord y con la que pretende disputar a Estados Unidos y China la hegemonía en la transición verde y digital.
“Te gustaría mucho conocerla, se llama Adriana González Burgos”, me dijeron. “No es lo mismo leer una entrevista suya que escucharla en directo”.
Las empresas del sector llevan décadas promocionando la práctica, a pesar de disponer de evidencias acerca de que es poco viable, según expone una investigación del Center for Climate Integrity
Ahora hará veinte años que con otras compañeras nos dedicamos a dar a conocer el concepto de soberanía alimentaria. Y al parecer, ahora que está muy presente en los debates y declaraciones ligados a las movilizaciones del campesinado, no lo hemos hecho del todo bien. Sobre todo, cuando el concepto se lo apropian la derecha y la extrema derecha –como también ha ocurrido en Italia y en Francia– y lo traducen en una propuesta más parecida a «nacionalismo alimentario» donde lo que se defiende (supuestamente) es un autoabastecimiento del país por encima de cualquier otro criterio.