
Los líderes mundiales y los inversores privados se pelean por hacerse un hueco en la fiebre del oro de la inteligencia artificial. Estados Unidos se tambalea ante la irrupción de la china DeepSeek y la UE trata de ponerse al día. Para que la IA cumpla su promesa de impulsar una revolución ecológica y socialmente justa, su modelo actual necesita un replanteamiento de base.