En el intrincado escenario geopolítico global, pocos casos son tan ilustrativos de la dualidad y la hipocresía del sistema occidental como la injerencia estadounidense en Venezuela. La narrativa oficial del imperio yanqui proclama una preocupación por la democracia y los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela. Sin embargo, una observación detallada revela que detrás de este discurso mal intencionado se esconden intereses más pragmáticos y materiales, centrados en los vastos recursos energéticos.