
Lenin basó su estrategia antiimperialista en tres diagnósticos: crisis terminal del capitalismo, intensa generalización de guerras entre las principales potencias e inminencia de la revolución socialista.
Lenin basó su estrategia antiimperialista en tres diagnósticos: crisis terminal del capitalismo, intensa generalización de guerras entre las principales potencias e inminencia de la revolución socialista.
El principal elemento discursivo sería cómo la OTAN ha acabado siendo el instrumento disciplinario de los estados para su sometimiento a la política exterior de EE.UU. (como el principal agente visible de los intereses del gran capital trasnacional, de origen principalmente anglo-sionista-norteamericano), conformando así lo que conduce a una especie de dictadura militar mundial, sin control democrático alguno y que subsiste bajo la apariencia de un conjunto de naciones soberanas.
La proximidad de una gran guerra nuclear global amenaza al planeta, pero hay gente interesada en banalizar sus efectos apocalípticos… Y no, los científicos y militares soviéticos no opinaban igual que sus similares estadounidenses con respecto a los efectos y consecuencias de una Tercera Guerra Mundial Nuclear.
Insertada la «ley del más fuerte» en el campo de la geopolítica, cada Estado (siempre pensando en el «supremo interés nacional») ha establecido que -de una u otra manera- los demás Estados se hallan predispuestos a atacarlo y, eventualmente, a subyugarlo y a borrarlo del mapa.
El agravamiento de la opresión nacional fue un rasgo destacado por Lenin en su teoría del imperialismo. Estimó que esa sumisión era un efecto de la disputa que libraban las grandes potencias por el dominio del mercado mundial. Para acaparar el botín de la periferia recortaban la soberanía de los países dependientes o impedían el […]