Más interrogantes políticas que respuestas y certezas genera el gabinete recién nominado del presidente electo Gabriel Boric.
Categoría: Chile
En Chile tendemos a olvidar rápidamente. Y la incesante profusión de hechos políticos trascendentales de los últimos años contribuye aún más a lo anterior.
La médica Izkia Siches al frente del estratégico ministerio del Interior y la diputada comunista Camila Vallejo en la Secretaría General de Gobierno serán algunas de las figuras femeninas más fuertes. El extitular del Banco Central Mario Marcel, un hombre bien visto por los mercados, será el nuevo ministro de Hacienda.
La paridad como principio debe leerse más allá del Parlamento: atravesando otros espacios y poderes del Estado, como el Judicial y el Ejecutivo, y siguiendo los principios internacionales. De este modo, podemos entenderlo como parte de un proyecto político mayor de la gobernanza democrática, en donde se asegure sustantivamente espacios reales de representación y un ejercicio del poder democrático de mujeres y grupos históricamente excluidos.
La semana pasada se realizó la segunda versión del Encuentro Nacional de la Empresa (ENADE), actividad anual organizada por los grandes capitalistas del país. Gabriel Boric habló de cambios con “responsabilidad” y colaboración con el gremio patronal. De la mano de Sutil las grandes empresas tendieron un puente y quedaron contentas, la prensa elogia la actividad y algunos incluso hablan de “nuevo consenso” y hasta de un “nuevo Lagos”. El acuerdo: reformas negociadas con el gran capital, rebajando las expectativas del pueblo.
Tras la lluvia de críticas al gobierno,la Justicia chilena ordenó suspender una licitación para la explotación de 160.000 toneladas de litio en el desierto de Atacama que la administración neoliberal de Sebastián Piñera adjudicó el miércoles anterior a favor de dos empresas, una china y una nacional, por valor de 121 millones de dólares.
Habiéndose despejado las dudas sobre la coalición de partidos que conducirá los asuntos comunes de la burguesía chilena y los equilibrios del próximo Congreso, lo que sigue ahora es la definición de la arquitectura institucional y el régimen político sobre los cuales los partidos burgueses se disputarán el poder del Estado en los próximos años. Esta es precisamente la función de la Convención Constitucional.
“Yo voté por el mal menor”, señala el profesor Gabriel Salazar en entrevista para Pie de Página. “Me interesaba votar por quien le hiciera el menor daño posible al proceso constituyente».
Sobre el regreso de la democracia a Chile, amenazada por el terror fascista en 2021, vuelvo a un texto escrito mucho antes, que ZonaCurva volvió a publicar.