Puede que dos más dos sean cuatro, pero en el Congreso chileno suman y restan como quieren cuando se trata de los pueblos originarios. O mejor dicho, siempre se llega a cero, porque el tema de los escaños reservados para la Convención Constitucional no es asunto de Matemáticas, es Racismo.
Categoría: Chile
Escoltados por monaguillos, por monigotes y por lógicas de matonaje, una patota de fariseos y sumos sacerdotes recalcitrantemente pinochetistas y negacionistas –vox dei para la secta del 20% del Rechazo- rasgan hoy vestiduras por unas metáforas de una canción infantil con que la institución que usted prestigia y dirige intenta visibilizar los derechos humanos históricamente invisibilizados y vulnerados de cientos de niñas, niños, niñes y adolescentes en nuestro país.
Hace unos cuantos documentos atrás señalábamos, al tratar de sintetizar la situación política, que la crisis del régimen se podía explica de la siguiente manera; “la burguesía no puede y la clase trabajadora no sabe”. Este fue un acierto expositivo y analítico, sin embargo, amerita una explicación más profunda, producto de que los factores en juego en la crisis política del régimen y la situación, son altamente inestables.

Los resultados del plebiscito del 25 de octubre pasado fueron contundentes. Cuatro de cada cinco ciudadanos y ciudadanas se pronunciaron a favor de que Chile tenga una nueva Constitución Política. Igual proporción votó que la Carta Magna sea elaborada por constituyentes íntegramente electos para este fin a través de una Convención Constitucional. Con este resultado se da un paso fundamental en el proceso para poner término a la Constitución Política de 1980 impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet que, a pesar de sus numerosas reformas, sigue limitando el ejercicio de los derechos humanos y la democracia plena, generando exclusiones y desigualdades de todo tipo. En este contexto, el pueblo chileno discute la inclusión de 23 escaños indígenas adicionales y uno para la representación del pueblo tribal afrodescendiente.
Para que exista una nueva Constitución es necesario que la Constitución pinochetista de 1980 sea erradicada de cuajo. Para que eso suceda, la nueva Constitución tendría que ser dictada por una asamblea constituyente y no por una convención constitucional limitada en sus funciones, como sucederá.
La revuelta del 18 de octubre marcó un hito en la historia de la República pues la ciudadanía dijo ¡BASTA! La clase política con el presidente de la República a la cabeza creyeron calmar la protesta de las calles prometiendo una nueva Constitución a cambio de la Paz Social.
¿Qué diría usted, si una coalición gobernante teóricamente de centro-izquierda, legitimara, consolidara y perfeccionara en la práctica un modelo neoliberal heredado de una feroz dictadura, con todas sus estructuras económico-sociales fundamentales?

En Chile, de acuerdo a ciertas estimaciones, el 1% más rico captura cerca del 17% de los ingresos fiscales, mientras que el 10% más rico percibe más del 50% de todos los ingresos.
Chile era “un ejemplo a seguir”. Sin embargo, Chile rechazó el Neoliberalismo y la Constitución de Pinochet con un 80% en el Plebiscito del 25 de octubre. “No son treinta pesos [alza pasaje del Metro], son treinta años desde el triunfo del “Plebiscito de 1988” del NO a Pinochet, a los siete gobiernos post dictadura a partir de 1990 con la promesa “La Alegría ya Viene”, que nunca llegó. También son casi 50 años del neoliberalismo que se inició en 1973 con el Golpe Militar.

En conversación con nuestro medio, la periodista y exmilitante del MIR, autora del libro ‘119 de nosotros’, señaló que el fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago que absolvió a los agentes de la DINA involucrados en la ‘Operación Colombo’ es «una nueva provocación» del Poder Judicial.