Así como las nubes tienen en su interior el agua y la tormenta, el capitalismo lleva en su interior la guerra, y en ninguna otra parte del mundo la Historia muestra esta intrincada relación, que cada día cobra mayor actualidad, como en Colombia.
Categoría: Colombia
La victoria de Gustavo Petro en Colombia desató una animada polémica sobre unas transiciones para abandonar los extractivismos mineros y petroleros.
El inédito cambio de jefe de gobierno y el perfil del gobernante elegido, son resultados forjados en el tiempo. Fue posible después de más de doscientos años de oscurantismo político y de padecer los resultados y efectos de 118 erráticos, mediocres, lacayos e irresponsables gobernantes, desde 1810.
A la necesidad de cambios estructurales en lo que hace a las desigualdades sociales, Petro agregó conceptos poco desarrollados por la mayoría de los gobiernos progresistas latinoamericanos.
A escasos días de su posesión el presidente Gustavo Petro ha cogido “el toro por los cuernos” y le metió el diente a la “cuestión militar” con mano de cirujano de alta precisión.
Por fin los campesinos/as de Colombia tenemos un gobierno amigo. Nos toca aprovechar “el cuarto de hora” para avanzar en los derechos por los que hemos luchado tantos años: tierras, apoyo a la producción, protección de nuestros territorios y reconocimiento de nuestro aporte a la paz.
En Colombia al menos 1.2 millones de profesionales, técnicos y personas del nivel asistencial, están vinculados al servicio estatal bajo la figura de OPS, o contrato, como se le conoce coloquialmente.
Gustavo Petro, un economista, exsenador y exguerrillero del Movimiento 19 de Abril (M-19) y Francia Márquez, una lideresa negra y ecologista de un pequeño poblado rural del Cauca, asumieron como presidente y vicepresidenta de Colombia para prometer que “es la hora del cambio, empieza la Colombia de lo posible”.