
“Más allá del tono jocoso, Ciges no pierde nunca de vista la voluntad de denunciar la espesa trama de prejuicios en que coinciden las fuerzas vivas –caciques, propietarios distinguidos, clérigos- y el lamentable, crédulo y aborregado pueblo llano”.
“Más allá del tono jocoso, Ciges no pierde nunca de vista la voluntad de denunciar la espesa trama de prejuicios en que coinciden las fuerzas vivas –caciques, propietarios distinguidos, clérigos- y el lamentable, crédulo y aborregado pueblo llano”.
El 24 de febrero cumple 184 años y sin embargo Rosalía de Castro, a diferencia de cualquier otro escritor de su tiempo, está más viva en la sociedad gallega que nunca. Su popularidad no deja de crecer. En la academia o en la calle, en la escuela o en las instituciones, sus grandes perfiles literarios e intelectuales no cesan de actualizarse ni de estar vigentes.
En 1970 apareció un libro que recorrió Latinoamérica (y luego el mundo entero) que por su intención divulgadora y docente educó y encendió el deseo de discutir, aprender y cambiar.
Escribe Ramón J. Sender desde su exilio en California a Carmen Laforet: «Es la primera mujer que escribe sin tratar de imitarnos ni de disfrazarse de “gran hombre”». Para Sender, sea lo que sea lo que eso signifique, Nada, publicada veinte años antes de esa carta, es la primera gran obra maestra “realmente femenina” de nuestras letras. Ella le responde: «Las pobres escritoras no hemos contado nunca la verdad, aunque queramos. La literatura la inventó el varón y seguimos empleando su mismo enfoque para las cosas. Yo quisiera inventar una traición para dar algo de ese secreto». Y sigue: «Para que poco a poco vaya dejando de existir esa fuerza de dominio, y hombres y mujeres nos entendamos mejor, sin sometimientos ni aparentes ni reales de unos a otros… tiene que llover mucho para eso».Era el año 1966. ¿De qué traición habla? ¿De qué verdad?
Buenas tardes. Gracias por la invitación, un honor. Once consideraciones sobre el último libro del profesor Andrés Martínez Lorca. A la manera del Tractatus.
En su último ensayo, Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI, Erik Olin Wright recuerda un cartel de finales de la década de los años 70: una trabajadora apoyada en una valla con un pie de foto que dice: “conciencia de clase es saber en qué lado de la valla estás; análisis de clase es descubrir quién está ahí contigo”.
Impulsado por la escritora Elvira Lindo se reedita el libro de Josefina Carabias que recreó el ambiente del Madrid de los años treinta y descubrió lo más desconocido del dirigente republicano