
Categoría: Opinión


Recuerdo no hace mucho que se enfrentaban en un partido los clubes de fútbol del Granada y del Barcelona. Mi hijo quería que ganase el primero de ellos, su equipo local al que es muy aficionado. Frente a la televisión cantó su himno tremolando su bufanda rojiblanca y a partir de aquí no dejó de animar a sus jugadores.

Confieso que en las muy pocas ocasiones en que utilicé ese vocablo “traidor” para referirme a Mario Vargas Llosa siempre me invadió una ligera, aunque molesta, sensación de incomodidad.

La nueva regulación de cuarentena y toque de queda impuesta por el gobierno para contrarrestar los efectos de la COVID-19, nos obligan a un aislamiento social, imponiendo también la necesidad del teletrabajo y la teleeducación, los negocios electrónicos, el distanciamiento social, y cuarentenas focalizadas. Nuevamente la encrucijada: cómo sobrevivir a la restricción sin perder identidad.
Los niños migrantes ondulan el tiempo y el espacio y viven sin localización, ni reposo.