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Contrainsurgencia de Israel en Colombia y México vía el entrenamiento dado a narcoparamilitares

Fuentes: Rebelión

“Ni los Yair Klein, ni los Rafail Eithan podrán decir cuál es la historia de la paz de Colombia. Desataron la masacre y el genocidio en Colombia… Algún día el ejército y el gobierno de Israel nos pedirán perdón por lo que hicieron sus hombres en nuestra tierra desatando el genocidio”. Gustavo Petro.

Introducción.

Como vimos en la entrega anterior, la estrategia contrainsurgente de Israel, sobre países como México, ha consistido en ayudar y fomentar la militarización de la seguridad pública, tenor dentro del cual, ha promovido la venta de armas en unidades de élite, tanto militares como policiacas. Unidades que ellos mismos también han entrenado en estrategias que contemplan a la sociedad civil como enemiga. 

Pero además de lo anterior, Israel, por otro lado, vía empresas privadas o por supuestos ex militares israelíes, se han dedicado a proporcionar armas y entrenamiento a grupos de narcoparamilitares en América Latina. Desatando así, la violencia que hemos venido padeciendo también en nuestro país.

Al respecto, cabe destacar la relación que tuvo Israel con las dictaduras del Plan Cóndor, siendo que, su relación no se limitaría sólo al respaldo político o la venta de armas, sino que incluiría también la formación de militares y paramilitares en tácticas contrainsurgentes.

Colaboración que, alcanzaría su mayor expresión en Colombia a partir de los años 80, amparados en la “guerra contra las drogas”. Y lo cual parece también ocurrió en México, en el estado de Chiapas, en 1994, luego del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). 

Ya que, durante y después del levantamiento armado del EZLN, emergerían múltiples grupos de paramilitares y muchos de los cuales posteriormente se convertirían en narcoparamilitares. Siendo el caso más emblemático el de los Zetas.

Toda vez que, los Zetas habían recibido adiestramiento por parte del Estado mexicano durante su formación profesional militar cuando fueron parte del Grupo Aeromóviles de Fuerzas Especiales (GAFES). Así, recibieron cursos de Fuerzas Especiales en Israel, y en Estados Unidos el curso de Rangers, e incluso, entablaron relación con policías y militares colombianos vinculados en el adiestramiento de su organización.

El entrenamiento israelí dado a los narcoparamilitares colombianos.

En diciembre de 1987, en Bogotá, Colombia, paramilitares en complicidad con algunos miembros de ejército, ganaderos y narcotraficantes, contratarían a Yair Klein, quien era un coronel de las Fuerzas de Defensa Israelí que supuestamente se había convertido en mercenario. 

Contratándose a Yair Klein, con la finalidad de que impartiera cursos de sicariato a narcotraficantes y de ahí se reforzará la alianza de los narcos con el movimiento paramilitar que estaba surgiendo en Colombia.

Además, Klein, para dar forma al narcoparamilitarismo colombiano, se haría acompañar por personajes pertenecientes a los servicios secretos del Estado hebreo. Entre los que se encontrarían Abrahán Txadaka, ex comandante de las unidades de antiterrorismo de las fuerzas armadas de Tel Aviv; el teniente coronel Amatzia Shuaili, instructor de las tropas especiales guatemaltecas; Michael Harari, jefe de seguridad de la organización secreta Lakam, comprometida en el desarrollo de los programas israelitas, y el agente Arik Afek, que resultó implicado en la triangulación de armas y droga a favor de los contras nicaragüenses.

Y, entre todos ellos, crearían los centros de entrenamiento, llamados por los paramilitares como “escuelas de formación”. Los primeros centros de entrenamiento más importantes serían conocidos como “‘Cero-Uno’ y ‘El Cincuenta’, ubicados respectivamente en kilómetro 9 de la vía Puerto Boyacá – El Zambito, y en la vía El Delirio – Ariza”. 

Pero además de los primeros cursos, le seguirían otros en los que intervendrían también mercenarios ingleses. Al respecto, se sabe que, en enero de 1988 el traficante de armas David M. Eveleight había confesado que un grupo de ex miembros de los cuerpos secretos SAS (Special Army Services) de Inglaterra y del ejército israelí habían ofrecido sus servicios a mafiosos colombianos.

Resultando ser así que, entre todos, enseñarían a los narcoparamilitares a ejecutar atentados con granadas congeladas, la elaboración de cartas-bombas, ataques sorpresas, el uso de explosivos y de linternas infrarrojas, así como lineamientos de la doctrina fascista. 

De ahí, a la clausura del primero de los cursos (conocido como “El cincuenta”) asistiría Rodríguez Gacha, conocido como El Mexicano. Así como también asistirían los directivos de la Asociación Campesina de Agricultores y Ganaderos del Magdalena Medio (ACDEGAM). 

En tanto que, un alumno destacado de dichas escuelas, sería Carlos Castaño, quien a partir de su entrenamiento fundaría las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), misma que llegaría a ser una de las organizaciones paramilitares más sanguinarias de la historia del país.

Pero más aún, Castaño, en los años 80 también habría estudiado en la Universidad de Jerusalén, donde recibiría instrucciones sobre estrategias urbanas, cómo matar, cómo detener un vehículo blindado o usar granadas.

De forma que, luego de las clases recibidas, al regresar a Colombia, Carlos Castaño primero montaría, junto con su hermano Fidel, el escuadrón de la muerte llamado, Los Tangueros, para luego dar forma a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). 

Algunos de los primeros trabajos realizados por los narcoparamilitares colombianos. 

Se tiene entendido que, en Colombia, Klein se contactaría con la Unión de Bananeros de Urabá (Uniban), y con la empresa de Seguridad de Colombia Atlas Ltda., para entrenar la “autodefensa de campesinos” ubicados en la región central del río Magdalena.

Y, poco después se uniría a los interesados Rodríguez Gacha, quien era uno de los principales capos del narcotráfico colombiano. De ahí, el desarrollo del proyecto narcoparamilitar quedaría exclusivamente a cargo de Rodríguez Gacha y sus aliados anticomunistas, civiles y militares.

Quienes unidos decidirían enviar al grupo de sicarios entrenados por Klein a Urabá, la región limítrofe con Panamá, utilizada para el tráfico ilegal de droga y de armas, riquísima en materiales preciosos, y adecuada por su exuberante naturaleza para cultivos intensivos. 

Toda vez que, en aquella zona se había instalado a comienzos de los años sesenta la United Fruit con el propósito de dedicarse al cultivo del banano, convertido en el tercer producto de exportación de Colombia, después del café y del petróleo.

Y en dichas plantaciones, que comercializaban la fruta con las marcas Del Monte, Dole y Chiquita, se ocupaban en 1988 a casi 30.000 braceros, quienes eran obligados a trabajar hasta 70 horas semanales, sin seguros ni asistencia sanitaria, y viviendo con sus familias en tugurios sin luz, agua corriente, ni desagües. 

A lo cual se le sumaba, el acaparamiento de tierras efectuado por las compañías bananeras, y por muchos políticos, generales y narcotraficantes. Lo que provocaba la expulsión de decenas de miles de campesinos y que a su vez favorecía la expansión de las FARC y del Ejército Popular de Liberación (EPL). 

Hechos frente a los que, se recurrió a los recién entrenados narcoparamilitares, de forma que, los sindicalistas fueron asesinados uno tras otro, en los últimos seis meses de 1987 fueron muertos 39 dirigentes sindicalistas en la región, así como, cada huelga era precedida o seguida por decenas de funerales.

Algunos efectos del narcoparamilitarismo colombiano.

De tal forma, las lecciones de Yair Klein le han costado a Colombia miles de muertos. Atribuyéndoseles tan solo a las Autodefensas Unidas más de 90.000 asesinatos y al día de hoy se siguen encontrando fosas comunes.

Y peor aún, la colaboración entre el Estado de Israel y el Estado Colombiano no termino, sino que, continúo a lo largo de varías décadas. En tal sentido, Iván Duque, continúo capacitando a militares colombianos mediante personal israelí.

De forma que, durante su administración, los asesinatos de líderes sociales en Colombia batieron récords. Sumándole a ello, que la represión de manifestantes contra la reforma tributaria de Iván Duque sería letal en muchas ocasiones y se hizo con material “de seguridad” brindado por Israel. Tales como, Rifles, drones, tecnologías de reconocimiento facial y vehículos blindados.

Hechos que, parecen hoy estarse poniendo en entre dicho, gracias a la actual administración de Gustavo Petro.  

Paramilitares en Chiapas: primera etapa del narcoparamilitarismo en México. 

Uno de los procesos donde se daría una mayor paramilitarización en México, sería a partir de la respuesta del gobierno de Salinas de Gortari al levantamiento zapatista. Siendo que, dicha respuesta consistiría en enviar miles de tropas a la región, y desplegar ataques aéreos y terrestres. Acciones que, también incluirían el uso de grupos de élite como eran los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (Gafes), formados entre 1988 y 1994 para modernizar al Ejército Mexicano. 

Toda vez que, los Gafes, habían sido entrenados en países como Israel y los Estados Unidos, donde adquirieron conocimientos de contrainsurgencia, y de ahí, en 1994 a los Gafes les sería asignada la misión de dar un golpe quirúrgico contra los zapatistas. Y dentro de la misma lógica, años más tarde, Arturo Guzmán Decena, Arturo Lazcano Lazcano y otros miembros de los Gafes, fundarían el sanguinario grupo narcoparamilitar de Los Zetas.

Puesto que, la creación de los Zetas, sería un hecho consecuente con la formación de paramilitares que se daría en Chiapas entre marzo y abril de 1995 cuando se reinició el diálogo entre el EZLN y el gobierno y se promulga la Ley de Concordia y Pacificación para una Paz Justa y Digna en Chiapas. 

Siendo que, dicha Ley tendría como uno de sus objetivos reducir las intervenciones directas del ejército y privilegiar las acciones paramilitares, las cuales tendrían como principal objetivo mantener el statu quo y las relaciones de producción dominantes. 

Escenario dentro del cual, el paramilitarismo como política de Estado respondería a la necesidad de mantener, por vías clandestinas, las relaciones de producción dominantes frente a la posibilidad de crisis sociales impulsadas por las contradicciones sociales, económicas y políticas del patrón de reproducción vigente. 

Así, el paramilitarismo en Chiapas se convertiría en una herramienta vital del gobierno en su estrategia contrainsurgente, que luego se extendería al resto del país, incluida la Ciudad de México, pero vía los narcoparamilitares. 

El proceso de narcoparamilitarización en México.

Acorde con lo arriba descrito, los grupos paramilitares en Chiapas, se formaron como la primera etapa e instrumento principal para defender las tierras de los grandes propietarios ganaderos y de los inversionistas agroindustriales. Así como para asegurar el control gubernamental de los territorios contemplados en los programas ligados a la agroexportación, la biotecnología y el ecoturismo. 

De forma que, mediante las acciones paramilitares se buscó impedir el proceso de recuperación de tierras, la consolidación de formas de organización y gobierno propios en las comunidades indígenas y la construcción de autonomías en los municipios rebeldes, a través de la imposición del miedo y el terror que tienden a inmovilizar a las personas y a degradar los lazos que articulan la vida comunitaria.

Toda vez que, los paramilitares se dedicarían a realizar asesinatos, en emboscadas, apropiación violenta de la tierra por medio de desalojos, robo de ganado, desplazamientos forzados de grupos políticos considerados enemigos, amenazas, secuestro, tortura, ejecución extrajudicial, detenciones sin orden de aprehensión, privaciones ilegales de la libertad, quema de casas y coches, control riguroso de los caminos por medio de retenes con conocimiento de las autoridades estatales y del ejército (recurso eficaz para controlar la circulación de periodista y así mantener el cerco mediático) así como patrullajes armados y desahucios en conjunto con las fuerzas de seguridad pública. 

Métodos mediante los cuales, entre 1995 y 2001 serían desaparecidas y ejecutadas 122 personas por parte de grupos paramilitares, de las víctimas 37 fueron desapariciones forzadas (31 hombres y 5 mujeres) y 86 fueron ejecutadas (79 hombres y 7 mujeres).

Pero más aún, entre 2000 y 2009, dicho proceso de narcoparamilitarismo se replicaría en estados de la república como Chihuahua, Zacatecas, Tamaulipas y Nuevo León. En esta última entidad sería el propio alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández, el que ventiló la operación de grupos a los que identificó como “Los Rudos”, supuestamente contratados para frenar a los narcoparamilitares.

La formación de los narcoparamilitares.

A partir de 2006, durante el mandato de Felipe Calderón, la estrategia paramilitar impulsada por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo en el estado de Chiapas, se readecuaría mediante la guerra contra el narcotráfico, para dar paso a los narcoparamilitares. Igual y como se había hecho en Colombia con el entrenamiento paramilitar dado por fuerzas israelíes.  

Para tal efecto, en primera instancia se crearía el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) en 1990 con el supuesto propósito de realizar operaciones antinarcóticos en la frontera México/EE.UU. Estando a cargo de su entrenamiento las Fuerzas Especiales de EE.UU. en las Escuela de las Américas, en Ford Bennign (Georgia-Alabama); así como de la Unidad de Reconocimiento del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa Israelí, conocido como Sayeret Matkal, especializados en lo que ellos llaman “operaciones antiterroristas”, pero que sin embargo destacan por ser contrainsurgentes.

Así, en 1994, cuando se produce el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), varias unidades del GAFE entrarían en acción mediante la “operación arcoíris”. Y con la amenaza de la insurgencia, las unidades GAFE se expandirían hacia las 40 zonas militares del país, realizando operativos de contrainsurgencia, encubiertos bajo operativos antinarcóticos y de intervención y rescate de población civil. 

Acciones mediante las cuales, para 1997 las fuerzas especiales mexicanas habrían de consolidar su presencia en todos los estados del país. Esfuerzos dentro de los que, para fortalecer e incrementar los recursos logísticos, de armamento y de transporte. Se unirían las tres fuerzas: Marina, Aérea y Militar, como un comando conjunto.

Tendencia contrainsurgente que, continuaría en el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) mediante el desarrollo de la Policía Federal Preventiva, tras proponer una política federal contra la criminalidad. Proceso que continuaría con el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012). 

Pero, unido a toda la plataforma contrainsurgente anterior, y para reforzarla, en diciembre de 1998 iniciaría sus operaciones el grupo narcoparamilitar de los «Los Zetas».

Luego de que, Heriberto Lazcano Lazcano, líder de Los Zetas, junto con otros gafes, como Arturo Guzmán Decena, pasarán a fortalecer al grupo narcoparamilitar del Cartel de Golfo (Tamaulipas, México). A partir de que, «Los Zetas» estarían integrados por un grupo de comandos del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del ejército mexicano (GAFE, hoy conocido como Fuerza Especial de Reacción, FER). 

Y, toda vez que, Lazcano, recibió entrenamiento en Operaciones de Intervención, Contraterrorismo, Francotirador, Protección de Funcionarios, Seguridad Integral y Guerra Anfibia, así como recibió entrenamiento especial como parte del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales en Estados Unidos e Israel.

Además, tenía especialidad en tareas de inteligencia y contrainteligencia, adiestramiento de combate en jungla, submarino, montaña, alta montaña, desierto y urbano. Estaba capacitado para actuar en vehículos aéreos, acuáticos y terrestres de asalto. Aprendió a utilizar diferentes armas antitanques, explosivos, fusiles de combate y precisión, subfusiles y lanzagranadas.

Y añadiéndole a ello que, su primera misión de importancia como GAFE fue en 1994, cuando fue enviado a la zona insurgente indígena de Chiapas, en la frontera sur de México. Después fue desplegado a la frontera norte del país como parte de un supuesto programa de refuerzo al combate del narcotráfico autorizado por el entonces presidente Ernesto Zedillo.

Así, Lazcano mediante la creación del grupo narcoparamilitar de los Zetas, reforzaría la estrategia contrainsurgente en nuestro país. Al desatar una violencia extrema, por un lado, mientras que por el otro ayudo a que se justificará la militarización tanto del Estado como de otros grupos de narcoparamilitares. Y con todo lo cual resultarían beneficiados empresas de Israel y Estados Unidos al vender sus armas en dichos conflictos. 

Además de que, dicha escuela contrainsurgente promovida desde Israel y Estados Unidos en México, perdura en grupos de narcoparamilitares como los Caballeros Templarios. Siendo que, la formación de sus líderes, sicarios y operadores se ha señalado, ha sido similar a la que obtuvieron los miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes). 

Al respecto, se sabe que, el grupo narcoparamilitar de los Caballeros Templarios surgió a su vez, de otro grupo narcoparamilitar conocido como La Familia Michoacana en mayo de 2006. Y, algunos de sus miembros recibieron entrenamiento militar y capacitación en operaciones especiales que incluyen la lucha contrainsurgente, por parte de los gobiernos de Estados Unidos, Israel y Egipto, cuando eran parte de las Fuerzas Armadas. 

Sumándole a lo anterior que, los cabecillas, sicarios, operadores financieros, halcones y escoltas del grupo narcoparamilitar de los Caballeros Templarios, poseen ametralladoras M-16, fusiles MGL, ametralladoras M249, calibre 5.56, las cuales fueron usadas por primera vez por elementos del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) en 1994, en Chiapas, en contra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Bibliografía. 

MAESTRÍA EN CIENCIA POLÍTICA. “NORMALIZACIÓN DEL ESTADO DE EXCEPCIÓN EN MÉXICO 2006-2018: LEGALIZACIÓN DE POLÍTICAS VIOLATORIAS DE DERECHOS EN EL PERIODO NEOLIBERAL”. TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRÍA EN CIENCIA POLÍTICA PRESENTA: JANETH YANEZ VELÁZQUEZ. CIUDAD DE ZACATECAS, ZAC., JULIO DEL 2020

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Maestría en Estudios Culturales Bogotá, D. C. “Por acá se entra pero no se sale”. Análisis de los Centros de Entrenamiento Paramilitar. Por: David Antonio Navarro Camacho. 2015

Rebelión. Israel en Colombia (II y última). Por José Steinsleger | 21/03/2008

Diario Red. Petro denuncia que Israel entrenó a terroristas paramilitares colombianos. Por: Inna Afinogenova. 18/10/23

Contralínea. Caballeros Templarios, entrenados por Estados Unidos, Egipto e Israel. Por: José Réyez. Septiembre 28, 2014.  

Córdova-Alarcón, Luis. Militares, mercenarios y narcos. Documento de Discusión. Quito, Ecuador: Orden, Conflicto y Violencia – Programa de Investigación de la Universidad Central del Ecuador, febrero 2023. Disponible en PDF: https://ordenconflictoyviolencia.org/documentosdd/

El Sol de México. Ni autodefensas ni paramilitares, son las Defensas Rurales de San Luis Potosí. Por: Bertha Escalante. Martes, 18 de junio de 2019.

Rebelión. Relaciones peligrosas: los pecados de Israel en América Latina. Por Lautaro Rivara | 19/03/2024

Jacobin. Cómo Israel facilitó el genocidio guatemalteco. Por: Mark Lewis Taylor. 04.07.2024

UNAM. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto de Investigaciones Filosóficas. “Las marcas de la violencia en los imaginarios políticos de la guerra contra el narcotráfico”. Tesis para optar por el grado de: Doctorado en Filosofía. Presenta: Víctor Eduardo Sánchez Luque. 2024.  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.