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De la Asociación Estratégica UE -ALC: la evaluación crítica desde Nuestra América (IV)

Fuentes: Boletín Panorama Mundial

Al finalizar el pasado mes de septiembre, la Comisión Europea (CE) emitió la Comunicación, «La Unión Europea (UE) y América Latina: Una asociación de actores globales», con el objetivo de  revisar los diez años trascurridos desde que en junio de 1999 la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de ambas regiones, acordaran crear […]

Al finalizar el pasado mes de septiembre, la Comisión Europea (CE) emitió la Comunicación, «La Unión Europea (UE) y América Latina: Una asociación de actores globales», con el objetivo de  revisar los diez años trascurridos desde que en junio de 1999 la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de ambas regiones, acordaran crear una » Asociación Estratégica». Un proyecto cuyos fundamentos quedaron sellados en el documento más importante del cónclave, la «Declaración de Río de Janeiro», y que debía desplegarse en tres espacios claves: el «diálogo político»; lo que se conoce como «cooperación para el desarrollo», aunque no lo es, y las relaciones económicas, cardinalmente, las comerciales.

Según la propia Comunicación, se trataba de evaluar el primer decenio del proyecto a fin de establecer las estrategias necesarias para su desarrollo posterior. Sin embargo, vista desde una perspectiva crítica, la evaluación de la Comisión resulta poco objetiva, triunfalista e ilusoria. En consecuencia, se exige otra mirada, pero en este caso, desde nuestras realidades, desde América Latina y el Caribe (ALC); una valoración que descubra qué existe realmente detrás de la tradicional y apabullante retórica de la Unión Europea.

En resumen, que ofrezca respuestas a esta pregunta y a sus derivaciones, ¿es real la existencia de una » Asociación Estratégica» entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe ?, y si es así, ¿»estratégica»…, para quién?

La otra evaluación: demasiado ruido, y… ¿dónde están las nueces ?  

En realidad, todo apunta a que se trata de un proyecto hasta ahora fallido. Y es que, en términos generales, en algunos espacios latinoamericanos y caribeños prevalecen grandes insatisfacciones con los resultados alcanzados hasta el momento en la construcción de la «Asociación Estratégica», y de hecho con el estado actual de la relación entre la UE y ALC [i] .

En el  ámbito político , se visibiliza, cada vez con más fuerza, la retórica con la que el bloque europeo matiza todo el proceso, más cargado de discursos y promesas que de proyectos ventajosos para todas las partes que interactúan; obviamente por encontrarse diseñado en función de sus propios intereses. Se trata de lo que ha sido identificado como la «diplomacia de cumbres», refiriéndose a que muchos de los acuerdos que se alcanzan en estos cónclaves no llegan nunca a consumarse, o lo que es igual, son muy escasos los avances concretos en cuanto a hechos tangibles.

Pero existe otro aspecto aún más grave: la praxis de los lazos políticos que se han desarrollado en el contexto del proyecto, ha burlado varios de los más importantes objetivos que en este ámbito habían sido aprobados en la «Declaración» constitutiva, según la cual la «Asociación Estratégica se sustenta en el pleno respeto al derecho internacional y en los propósitos y principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas; los principios de no intervención, respeto de la soberanía, igualdad entre Estados y autodeterminación constituyen la base de las relaciones entre nuestras regiones» [ii] . Sin embargo, en 1996, la Unión Europea no dudó en utilizar uno de sus instrumentos de política exterior contra Cuba, el único hasta ahora aplicado en América Latina y el Caribe, una «Posición Común», cuya fundamentación no puede ser más injerencista. Véase como lo expresa:

«El objetivo de la Unión Europea en sus relaciones con Cuba es favorecer un proceso de transición hacia una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, así como una recuperación y mejora sostenibles del nivel de vida del pueblo cubano. (…)

Para facilitar un cambio pacífico en Cuba, la Unión Europea:

a) intensificará el presente diálogo con las autoridades cubanas y con todos los sectores de la sociedad cubana a fin de alentar el respeto de los derechos humanos, así como avances concretos hacia una democracia pluralista;

b) buscará ocasiones -aún más activamente que hasta el momento- para recordar a las autoridades cubanas, tanto en público como en privado, las responsabilidades fundamentales respecto a los derechos humanos, en particular la libertad de expresión y asociación» [iii] .

Una «Posición Común» que el bloque ha sido incapaz de eliminar aún cuando se encuentra en proceso el reinicio del diálogo político, y a pesar de que las autoridades cubanas la identifican como un obstáculo insalvable para lograr ese propósito.

Más recientemente, el 31 del pasado octubre, el «Grupo de Diputadas y Diputados de Izquierda» del EUROLAT, emitieron una Declaración en la que manifiestan explícitamente, lamentar que «…el Parlamento Europeo, a diferencia de la mayoría de parlamentos de América Latina y Caribe, al día de la fecha todavía no condenara el golpe» [iv] , refiriéndose a los reciente sucesos de Honduras.

Hechos que sugieren varias interrogantes, pero quizás la más importante sería, ¿hasta dónde puede ser serio y confiable un proyecto que desconoce sus propias bases, traicionándolas?, ¿merece que le sea reconocido algún grado de legitimidad?

También en este ámbito, la «Asociación» se propuso rechazar «toda forma de intolerancia, incluyendo la xenofobia y el racismo«, para lo cual promovería estrategias de desarrollo sostenible, dirigidas a «…la superación de la pobreza, la marginalidad y la exclusión social»; solo que la parte europea incumplió e incumple día a día estos acuerdos, pero además con creces, entre otras razones porque también ha quebrantado sus compromisos en el ámbito económico .

No resulta un secreto que la «Política Migratoria Común» que comenzará a ejecutar el bloque en el 2010, es utilitarista, discriminatoria, racista y xenófoba. ¿Cómo explicar si no la tristemente célebre «Directiva de la Vergüenza» aprobada en el 2008?, ¿cómo entender la legalización al robo de cerebros que supuso la «Directiva sobre empleo para trabajadores altamente cualificados» recientemente promulgada?, ¿no se contradicen estas acciones con las mencionas promesas?

¿Por qué la UE continúa promoviendo Tratados de Libre Comercio con supuestos socios, que no lo llegan a ser dadas las grandes asimetrías que les separan ? Tratados altamente lesivos que imponen a sus debilitadas contrapartes la liberalización de actividades que trascienden lo comercial, al incluir las compras gubernamentales, los servicios, las inversiones, y grandes exigencias en materia de propiedad intelectual; actividades incluso excluidas de la ronda de negociaciones multilaterales de la OMC. ¿Creerá realmente el liderazgo comunitario que eso obedece a una práctica «integral y mutuamente beneficiosa» como se acordó en la «Declaración de Río de Janeiro»? ¿Con qué extraño mecanismo habrá podido convencerse de que con esto, puede contribuir a la superación del empobrecimiento estructural que padecen nuestras regiones?, sobre todo si tomara en consideración que una de sus principales causas lo constituyen precisamente, las depredadores políticas de que han sido víctimas por parte de los poderes imperialistas, incluido el propio europeo.

Véase solo un ejemplo, el de la liberalización de servicios facilitando su exportación sin barreras: la propuesta de la Unión Europea no puede ser más desleal; los hechos así lo demuestran;  y repárese en el caso del Mercado Común del Sur, el MERCOSUR, donde se integran la economía más potente de la región, Brasil, y otra muy fuerte también, Argentina, además de Paraguay y Uruguay.

En el año 1990, el bloque europeo lograba el liderazgo en esta actividad, con el 50,2% de todos los servicios expedidos a nivel mundial, importando a su vez el 44,3% del total global, mientras, los países del MERCOSUR solo cubrían el 0,9% de las exportaciones mundiales, y eran receptores del 1,3% de estos servicios exportados.

En el 2000, un año después que se creara la «Asociación Estratégica», la Unión Europea, aunque había disminuido su cuota de participación mantenía el liderazgo, con el 43,4% de exportaciones y el 41,5% de las importaciones mundiales en ambos casos. Por su parte, el MERCOSUR había disminuido en 0,2% su presencia en las ventas, entonces de 1,1%; fortaleciéndose como receptora, al recibir el 1,8% de la suma de servicios exportados a nivel global.

Siete años más tarde, en el 2007, la UE había elevado su capacidad exportadora y receptora, en el primer caso en un 3%, al lograr el 46,4% del total mundial, y en el segundo, en un 1,3%, al absorber el 41,5% de los servicios expedidos. ¿Y el MERCOSUR?, se mantenía con una participación de 1,1% del total de los exportados, y había importado 0,2% menos.

La pregunta es, si esto sucede con un grupo tan potente como el MERCOSUR, ¿qué puede esperarse para el resto de las empobrecidas economías latinoamericanas y caribeñas?, ¿qué ha hecho al respecto la » Asociación Estratégica Birregional»? 

Mientras, de acuerdo con el «Anuario Estadístico 2007», editado por la CEPAL [v] , al finalizar el 2006, el Producto Interno Bruto (PIB) de las subregiones latinoamericana y caribeña se elevó a los 2 426 268 mil millones de USD, a precios corrientes, solo el 7,14% del mundial, y el 20% del de la UE [vi] , al comparársele con los datos más recientes ofrecidos por «Eurostat 2008» [vii] .

Por su parte, el PIB per cápita -en términos de Paridad del Poder Adquisitivo PPA-, solo alcanzó los 4 417,2 USD, el 18% del logrado por el bloque, y el 12,48% del mundial. En consecuencia, América Latina es considerada hoy como la región de mayor inequidad del planeta. Conforme al «Anuario Estadístico del 2008 de ALC» -CEPAL-, al cierre de 2007, el 34,1% de la población latinoamericana vivía en la pobreza, y el 8,1% en condiciones de indigencia [viii] .

Sin embargo, de acuerdo con datos del Banco Mundial [ix] y de Eurostat, al finalizar 2006 el PIB del bloque europeo alcanzaba la cifra de 11 583 mil millones de USD, a precios corrientes, lo que representa el 34,12% del PIB global. El PIB per cápita, (PPA), más allá de lo engañosa que puede resultar esta cifra, ascendía a 23,500 USD, superando con creces el mundial: 9,332 USD [x] .

Por otra parte, resultó quimérica la afirmación de que las relaciones de comercio y de inversión con la UE, asegurarían el crecimiento y la diversificación de las economías latinoamericanas y caribeñas, y transformarían los desequilibrios en la composición sectorial de los intercambios birregionales, sirviendo también de contrapeso a EEUU. Y es que la propia evaluación del bloque europeo en 1999, apuntaba que las exportaciones latinoamericanas a ese espacio se concentraban en productos primarios -agrícolas, minerales y combustibles-, mientras que en las comunitarias dirigidas a la región prevalecían los manufacturados, estructura que permanecía prácticamente inalterable desde hacía 20 años. Ahora, puede decirse que éstos suman ya 30.

Así, un informe de 2008 de la CEPAL [xi] , en un análisis por regiones, reveló que la UE constituía el segundo socio comercial del CARIFORUM, el grupo de los países caribeños para las relaciones con el bloque europeo, devenido receptor del 21% del total de las exportaciones de la subregión, con un ritmo de crecimiento que entre 2000 y 2006 logró superar a las dirigidas a EEUU.

En el período de 2004 ª 2006, la estructura de exportaciones hacia la UE presentó el siguiente comportamiento: el 27,9% del total correspondió a cruceros y yates; el ron, el azúcar y el banano representaron en conjunto el 20,7%; el óxido de aluminio, el 9%; el gas natural, el 8,7% y los aceites de petróleo, el 6,2%. En un contexto en el que la proporción de productos primarios en las exportaciones del CARICOM [xii] hacia la UE pasó del 21,2% en 2000 al 43,7% en 2006, y en las totales, del 23,4% al 42,6%, gracias sobre todo al incremento de la comercialización de gas natural por Trinidad y Tobago, que representó el 28% del volumen de ventas de este grupo a la UE en 2006, contrastando fuertemente con el 8% registrado en 2000.

A su vez, el bloque representa el segundo interlocutor en materia de comercio e inversiones del Mercado Común Centroamericano -incluye a Panamá-, siguiendo a EEUU. En 2006, casi el 20% de las exportaciones de mercancías de esa subregión se dirigieron al mercado comunitario. Entre 2004 y 2006, el 70,2% de las ventas del istmo centroamericano a la UE fueron productos primarios: las partes y accesorios de computadoras el 19,2%; los circuitos electrónicos integrados el 17,6%, mientras que el banano, el café, y la piña constituyeron el grueso de las exportaciones de productos agrícolas con un 34,6% de presencia. Las importaciones de Centroamérica procedentes de la Unión Europea se concentraron en maquinaria, productos químicos, embarcaciones, vehículos y combustibles.

Para la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la UE representa aproximadamente el 16% de su comercio mundial, y su segundo socio después de EEUU. En el 2006, la CAN realizó en ese mercado el 66,5% de sus exportaciones. También en ese año, los productos primarios constituyeron el grueso del total de sus ventas y de las dirigidas al bloque comunitario, el 73% y 67% respectivamente, aunque el porcentaje de los productos industriales en las exportaciones del grupo a la UE se ha elevado progresivamente, transitando del 28% en 1990 al 34% en el 2006.

Durante el período 2004 y 2006, el banano constituyó el 20% del total de exportaciones de la CAN a la UE; el carbón representó el 16%, una producción netamente colombiana; el zinc y el cobre, de factura esencialmente peruana, el 10% y el 5%, respectivamente. El café participó con el 8%, un 68% producido en Colombia. En conjunto, esos cinco productos representaron más de la mitad de las importaciones del bloque comunitario procedentes del grupo andino, los que a su vez importan de la UE sobre todo productos manufacturados, en particular maquinaria y químicos.

Pero el centro del comercio entre la UE y los bloques de integración de ALC se desarrolla en el MERCOSUR, representando el doble del que el primero realiza con el Caribe, Centroamérica y los países andinos en su conjunto. De hecho, a diferencia de lo que sucede con estos, bloques, el comercio del MERCOSUR con la Unión Europea, supera el que éste realiza con EEUU: una cuarta parte de sus exportaciones totales se dirige a la UE y una cuarta parte de sus importaciones procede también de ese mercado.

Sin embargo, todo esto, de acuerdo a un funcionario del bloque sudamericano, no sucede igual en el caso inverso. El MERCOSUR es el séptimo proveedor de la UE en su conjunto: las compras a éste representan solo el 2,1% del total de las importaciones extracomunitarias» [xiii] .  

Por otra parte, las exportaciones del MERCOSUR a la UE también se concentran en producciones tradicionales de la agricultura y la minería. En el 2006, casi una tercera parte de lo exportado por esa agrupación al mercado comunitario lo constituían productos primarios, un porcentaje mucho más alto que en el caso de las exportaciones al mundo, que ascendió al 24%.

Entre 2004 y 2006, los productos más significativos importados por la UE del MERCOSUR, fueron: la soja, el 20% del total; el hierro y el acero al cubrir el 12,7%; la carne de bovino, con el 4,3%; el café con el 3,5% y la pasta de madera, el 3,2%. En resumen, estos cinco productos representaron casi el 44% de las exportaciones del bloque sudamericano a la Unión Europea.

 En resumen, no se cumplió lo pactado . De acuerdo con la propia CEPAL, las exportaciones procedentes de América Latina y el Caribe, «…siguen estando muy concentradas en los productos básicos, como banano, café, carbón, carne de bovino, cobre, gas, hierro y acero, petróleo y soja» [xiv] . ¿De qué le ha servido entonces a América Latina 10 años de «Asociación Estratégica», o quizás sería mejor preguntar, a quien ha beneficiado esta Asociación?   

Por otra parte, tampoco se han consumado los compromisos asumidos con la llamada «COOPERACIÓN», o «Ayuda Oficial al Desarrollo» (AOD), la que debiera ser identificada realmente como pago a la enorme deuda histórica que varios de los Estados del bloque contrajeron con nuestros pueblos originarios y sus descendencias. A pesar de sus enormes dificultades, América Latina es considerada como una región de renta media, con lo cual solo se beneficia con el 5% de la AOD mundial. La Unión Europea -entiéndase la Comisión y los Estados Miembros- constituye la primera fuente de AOD para las subregiones latinoamericanas y caribeñas, e n consecuencia, de acuerdo a la mencionada «Comunicación», en los diez años de construcción de la «Asociación», la UE ha financiado más de 450 proyectos y programas en ALC por más de 3 000 millones de Euros.

Sin embargo , en la praxis, la importancia de ALC en la estrategia de «cooperación» de la UE es restringida y decreciente. Según el propio discurso del bloque, desde el año 2005 las p rioridades de la UE en este ámbito se dirigen esencialmente hacia la integración regional y la cohesión social, solo que  ha faltado una estrategia clara acerca de cómo lograrlo: los instrumentos financieros utilizados para implementarla son confusos, dificultándose su utilización; se han producido graves incumplimientos respecto a lo pactado; los recursos escas os, y tan dispers os que en ocasiones resulta complicado conocer de cuánto se dispone, además, se han concentrado en un reducido número de países, productos y sectores, obviamente en función de los intereses del bloque [xv] .

El caso del Caribe puede demostrar lo anterior. Según datos de la Comisión Europea, en 1999, de lo aprobado para la década de los 90 y hasta 1998, solo se había alcanzado el 77% del compromiso, afectando varios de los planes previstos para el período. Así, uno de los instrumentos financieros utilizados fue el STABEX, dirigido a la compensación de precios agrícolas. Pero, pese a su incuestionable importancia para la región, presentó inestabilidad y concentración en pocos países y productos: entre 1991 y 1995, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucia, recibieron alrededor del 49% del total de los recursos; entre 1996 y 2000, los mismos Estados fueron beneficiados con el 75% de éstos. Mientras, los sectores más favorecidos fueron el transporte y las comunicaciones, que recibieron el 24% del monto total; el energético obtuvo el 19%; el social, el 15%, dentro del la salud solo ingresó el 6%. En general, de los programas de ayuda, el dirigido al ajuste estructural exigido por las prácticas neoliberales, resultó el más beneficiado.

Para el período 2007-2013, América Latina y el Caribe recibirán una cifra total de 2 690 millones de euros, la que al desglosarse resulta irrisoria. Así, por ejemplo, la cifra estimada para financiar actividades de cooperación al desarrollo en la región del MERCOSUR es de aproximadamente 324 millones de euros, lo que significa, alrededor de 46 millones 285 mil euros disponibles cada año. A Uruguay corresponden poco más o menos 31 millones de euros en toda la etapa: cerca de 4 millones 500 mil euros anuales [xvi] .

Pero además, la presunta «cooperación» se mantiene condicionada a la observancia de valores democráticos convenientemente convertidos en universales, los de la ideología burguesa y el sistema capitalista, de no aceptarlos y escoger otra alternativa política y un camino de desarrollo diferente, el bloque europeo se reserva el derecho a suspenderla unilateralmente, incumpliendo nuevamente con el compromiso contraído en la «Declaración de Río de Janeiro». En cuanto a esto, el caso de Cuba, puede ser paradigmático. 

De igual modo, la afirmación de que uno de los mayores intereses del bloque en ALC es contribuir a su integración regional, resulta paradójica y cuestionable, ¿cómo explicar entonces la posición asumida con la CAN cuando se negociaba el «Acuerdo de Asociación Económica» (AAE)? Recuérdese que ante las agudas contradicciones que se generaron al interior del grupo andino, precisamente respecto a determinados aspectos de este «Acuerdo», la decisión de la UE fue suspender la negociación del AAE global que incluía los tres pilares -diálogo político, cooperación y liberación comercial-, e iniciar las conversaciones para alcanzar un TLC con Perú y Colombia, tal y como le había sido solicitado por estas naciones.

Una decisión muy controvertida, que ha contribuido a profundizar las conocidas y graves contradicciones que existen al interior de la CAN, interpretada en muchos espacios como un golpe muy profundo, casi mortal a la propia integración de este grupo, ya de por sí muy dañada.

Otro de los aspectos que llama la atención en la Comunicación, es la alusión a lo que identifica como «países individuales de América Latina y el Caribe», con los que según el documento, la Unión Europea «está estableciendo relaciones más estrechas», refiriéndose en primera instancia a Chile y México. Países, con los que además de los TLC firmados, «se han establecido asociaciones estratégicas», con unos «planes de acción ambiciosos». Asimismo, avanza el «diálogo político de alto nivel con Argentina» [xvii] .

Para que se tenga una idea de lo que esto puede significar, véase el caso de México.  Desde el año 1994 este país participa en un TLC con EEUU y Canadá, conocido como TLCAN. En el año 2000 entró en vigor el AAE entre ese Estado y la UE, un TLC de amplio alcance. Ocho años después, de acuerdo con la CEPAL, «…el déficit comercial con la Unión Europea sigue siendo muy alto, aún cuando el aumento de las exportaciones ha sido más dinámico que el de las importaciones» [xviii] .

Y es que como apunta un estudio de la » Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio», «…los promotores del Tratado de Libre Comercio UE México, presumen que el monto del comercio exterior casi se ha triplicado, pero soslayan el que ello no ha significado entrada de divisas al país, sino por el contrario salida. El déficit de la balanza comercial ha aumentado 106% al pasar de 9,439 a 19,515 mdd para 2007. Lo único positivo es que el déficit crece a un ritmo un poco más lento que en el período previo ya que las exportaciones crecen a un ritmo ligeramente superior que las importaciones» [xix] .

En cuanto a Cuba, la Comunicación resulta «aséptica», todo parece que intencionalmente. Así, se informa que, «Después de años de estancamiento en las relaciones, se ha puesto en marcha un diálogo político de alto nivel y restablecido la cooperación al desarrollo (…), lo que, en último término, podría crear las condiciones para un marco contractual de relaciones UE-Cuba». Sin embargo, no se dice que el Gobierno cubano en dos ocasiones ha retirado su solicitud para ingresar en el «Acuerdo de Cotonou» -el convenio a través del cual se desarrollan los vínculos entre el bloque comunitario y el Caribe-, al no aceptar los condicionamientos políticos «plus» de que ha resultado objeto, considerados como una injerencia lesiva a su soberanía.

Como tampoco se especifica que si bien se encuentra en marcha la reapertura del diálogo político, y se ha restablecido la cooperación de la Comisión y de algunos Estados miembros, la negociación de un «Acuerdo de Asociación Económica» no resulta aún previsible, por cuanto, por decisión del Gobierno cubano eso solo se produciría luego de que desapareciera la «Posición Común» que injustificadamente sanciona al país desde 1996. No obstante, pudiera evaluarse como positivo, el reconocimiento implícito al hecho de que Cuba nunca firmará un AAE con la UE en el contexto del «Acuerdo de Cotonou», al menos en los términos en que está planteado o los AAE en general, al no aceptar un convenio concebido como TLC que impacte de manera negativa sobre el desarrollo del país, y lesione su soberanía; el hecho en definitiva, que de lograrse un «Acuerdo» siempre sería de manera bilateral y en condiciones mutuamente ventajosas.

Entonces…, ¿diez años de la «Asociación Estratégica Unión Europea-América Latina Caribe»?

¿Es real la existencia de una » Asociación Estratégica» entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe ?, y si es así, ¿»estratégica»…, para quién? Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, se llama «Asociación», al conjunto de agrupados para un mismo resultado, así como a la «acción y efecto de asociar o asociarse», que significa, entre otras acepciones, «juntar una cosa con otra, de suerte que se hermanen o concurran a un mismo fin». A su vez, lo «estratégico» se refiere a «un lugar, posición, actitud, etc., de importancia decisiva para el desarrollo de algo» [xx] .

Visto desde esta perspectiva, desde los conceptos mismos y con toda los elementos aportados, ¿puede decirse con responsabilidad que las relaciones entre la Unión Europea y nuestra regiones latinoamericanas y caribeñas se encuentran «hermanadas» o «concurren» para lograr un «mismo fin»?; ¿puede considerarse que a lo largo de estos diez años, los vínculos creados han sido de «importancia decisiva» para el desarrollo de ambas regiones por igual, en condiciones mutuamente ventajosas, tal y como se lo propusieron los Jefes de Estado y de Gobierno en aquella reunión Cumbre de 1999?

Responder de modo afirmativo demostraría marcada ceguera política, ingenuidad y una peligrosa complacencia, algo que no nos está permitido a los millones de hombres y mujeres que habitamos esta «América nuestra», esa que va desde el Río Bravo hasta la Patagonia, pues de Martí aprendimos que «Las etapas de los pueblos no se cuentan por sus épocas de sometimiento infructuoso, sino por sus instantes de rebelión. Los hombres que ceden no son los que hacen a los pueblos, sino los que se rebelan. El déspota cede a quien se le encara, con su única manera de ceder, que es desaparecer: no cede jamás a quien se le humilla. A los que los desafían respetan: nunca a sus cómplices. Los pueblos, como las bestias no son bellos cuando, bien trajeados y rollizos, sirven de cabalgadura al amo burlón, sino cuando de un vuelco altivo, desensillan al amo». 

 

La Habana, noviembre de 2009

«Año del 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución» 

Leer la primera, segunda y tercera partes del trabajo.


 

[i] Algo que se visibiliza, por ejemplo: en la respuesta de determinados e instituciones líderes latinoamericanos y caribeños a políticas e iniciativas del bloque; en el contexto de las negociaciones de los «Acuerdos de Asociación Económica» con el «Mercado Común del Sur» y con la «Comunidad Andina de Naciones», entre los mencionados líderes, entre los grupos negociadores en representación de la parte latinoamericana, así como entre organizaciones obreras, campesinas, etc. Pero también entre funcionarios y académicos de instituciones relacionadas de alguna forma con el proceso de «Asociación Estratégica». Véase al respecto, «Conclusiones Seminario «10 Años de la Asociación Estratégica ALC-UE: Evaluación y Análisis prospectivo» . Santiago de Chile, 4 y 5 de octubre de 2009.

 

Sitio WEB: celare.org

 

 

 

[ii] Declaración de Río de Janeiro». Documentos. En, FASOC. , Año 14, N 1 2, abril-junio, 1999, y Celare. «Documentación de Base 1999». Sitio WEB: celare.org

 

 

 

[iii] Consejo Europeo. POSICIÓN COMÚN de 2 de diciembre de 1996 (…) sobre Cuba Sitio WEB: http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ /

 

 

 

[iv] Declaración de Diputadas y Diputados de Izquierda del EUROLAT. 31 Octubre 2009 Sitio WEB: http://www.estudio1panama.com

 

 

 

[v] CEPAL, Comisión Económica para América Latina.

 

 

 

[vi] CEPAL. «Anuario Estadístico del 2007 de América Latina y el Caribe», Santiago de Chile, Naciones Unidas, 2008.

 

 

 

[vii] « Eurostat regional yearbook 2008″. Emitido por Eurostat, la Oficina Europea de Estadísticas con referencias de 2005 y/o 2006.

 

Sitio WEB: ec.europa.eu/ eurostat

 

 

 

[viii] CEPAL. «Anuario Estadístico del 2008 de América Latina y el Caribe», Santiago de Chile, Naciones Unidas, 2009.

 

 

 

[ix] » Eurostat regional yearbook 2008″.   Sitio WEB: ec.europa.eu/ eurostat

 

 

 

[x] The World Bank. World Development Indicators database, April 2009. Sitio WEB: http://web.worldbank.org 

 

 

 

[xi] CEPAL. «Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y el Caribe. Tendencias 2008». Naciones Unidas, 2008. Impreso en Santiago de Chile.

 

 

 

[xii] El CARICOM

 

 

 

[xiii] Quijano, J.M. «MERCOSUR». Ponencia presentada en el Seminario «10 Años de la Asociación Estratégica ALC-UE: Evaluación y Análisis prospectivo» . Santiago de Chile, 4 y 5 de octubre de 2009.

 

 

 

[xiv] Ibidem

 

 

 

[xv] Véase al respecto, Balbis, J. » Cooperación en temas sociales y académicos en la relación ALC-UE». Ponencia presentada en el Seminario «10 Años de la Asociación Estratégica ALC-UE: Evaluación y Análisis prospectivo» . Santiago de Chile, 4 y 5 de octubre de 2009.

 

 

 

[xvi] Quijano, J.M. Opus Cit.  

 

 

 

[xvii] Comisión Europea. «Una Asociación reforzada entre la UE y América Latina», COM(2005) 636 final, 2005.

 

Sitio WEB: europa.eu.int

 

 

 

[xviii] Ibidem

 

 

 

[xix] Aguirre R., R; Arroyo, P., A; Pérez-Rocha L., M. «Efectos económicos de siete años del T ratado de Libre Comercio Unión Europea-México «. RMALC, » Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio». Revista Electrónica, año III, no. 50, 25 de marzo de 2009. Sitio WEB: www.rmalc.org.mx

 

 

 

[xx] Real Academia Española. «Diccionario». Versión Electrónica 21.1.0. , 1992. De la edición electrónica, Espasa Calpe S.A., 1995.