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El nuevo presidente del Banco Central Europeo debería abandonar inmediatamente los grupos de presión financieros en los que participa.

De nuevo un grupo de presión asume la presidencia del Banco Central Europeo

Fuentes: Corporate Europe

Traducido para Rebelión por Pedro Gómez

¿Es permisible que los miembros de los Bancos Centrales pertenezcan a grupos de presión o comités de expertos y simultáneamente se reúnan con los ejecutivos de los bancos privados para aconsejarles sobre regulación bancaria? ¿Es conveniente que los miembros del Banco central alternen entre el sector privado y el público?

Estas dos cuestiones son muy pertinentes en este momento en que Mario Draghi ha sucedido en su cargo a Jean-Claude Trichet, expresidente del Banco Central Europeo.

Draghi, que fue vicepresidente de Golman Sachs International, es actualmente miembro del grupo de los 30, un club de la elite bancaria internacional, del cual también es miembro Trichet.

En el contexto actual de crisis en Europa, de rescate de bancos y de debate sobre la regulación financiera, parece conveniente la independencia del Presidente del banco Central Europeo. El señor Draghi no debería estar participando de ninguna forma en grupos de presión que defiendan los intereses de los bancos privados. ¿Se le debería prohibir quizás formar parte del Grupo de los 30?

Un club exclusivo

Trichet y Draghi tienen como compañeros en el club a altos ejecutivos de los bancos más importantes. Jacob Frenkel del JP Morgan Chase preside el Grupo de los 30 y actúa a menudo de representante ante los medios. Otros miembros incluyen a E. Gerald Corrigan de Goldman Sachs, Guillermo de la Dehesa Romero del Grupo Santander, a David Walker de Morgan Stanley, así como a un número substancial de miembros de bancos centrales de todo el mundo [2].

Un amigo íntimo de Trichet, Jacques de Larosière, también esmiembro del grupo. El señor Larosière es más conocido por haber presidido la comisión de alto nivel que asesoró a la UE con motivo de la crisis económica de 2008-2009, pasando a formar parte poco después del IIF (Institute of International Finance) y colaborando en flexibilizar el acuerdo de regulación bancaria mundial Basilea III, que está apunto de ser implementado en la Unión Europea [3].

Mientras que Trichet expone gustosamente las medallas y honores recibidos en su larga carrera en la web del Banco Central Europeo, omite sospechosamente  que es miembro del Grupo de los 30. [4]

¿Un grupo de presión?

Los académicos que han estudiado el Grupo de los 30 afirman que éste cumple todas las características de un grupo de presión. De hecho «es una organización del sector privado con considerable influencia en los debates sobre regulación bancaria de las pasadas dos décadas. La situación ha cambiado tras la crisis, pero durante la mayor parte de la existencia del grupo, la relación estrecha entre los reguladores y la comunidad financiera internacional que había de ser regulada no se percibía negativamente».

El Grupo de los 30 presenta una doble cara. Por una parte se elaboran informes públicos, por otra parte los miembros se reúnen confidencialmente. El Grupo de los 30 funciona como un club [6].

El Grupo de los 30 contribuyó a la regulación bancaria ineficaz

El propio grupo admite «influenciar la estructura actual y futura del sistema financiero global a través de recomendaciones dirigidas a los cargos públicos y privados que participan en la elaboración de las reglamentaciones».

Esta considerable influencia parece haber incluido la regulación bancaria Basilea II, la cuál falló rotundamente en 2008. En la negociación Basilea II el Grupo de los 30 apoyó al principal grupo de presión, el IIF, en la promoción de un sistema de riesgo denominado valor-en-riesgo (VAR) (por sus siglas en inglés).

VAR ha sido considerado por muchos como uno de los factores básicos que permitieron la crisis financiera del 2008.

«Debido a las nefastas consecuencias de la crisis de 2008 se ha discutido ampliamente, incluso entre los propios analistas financieros, si confiar en el VAR supuso un grave error institucional. El VAR no contemplaba el riesgo más importante: el de un derrumbe financiero», escribió el New York Times a principios de 2009 [9].

La tan celosamente observada independencia del Banco Central Europeo

Los componentes del Grupo de los 30 no han cambiado apreciablemente en los últimos años, así como tampoco han cambiado los objetivos del grupo en sí. Por esta razón cuando Draghi acceda a la presidencia del BCE, ha de ser cuestionada su independencia.

La independencia del BCE es una de las características principales de la institución desde su creación. En el artículo 130 del tratado de la Unión Europea se establece que:

«Ni el BCE, ni ninguno de los Bancos centrales, ni de las comisiones que participen en la toma de decisiones, han de estar influenciados por otros organismos o instituciones de la UE, de ningún gobierno miembro de la UE o de otro organismo cualquiera».

Se toma especialmente en cuenta en el caso de los gobiernos de los Estados miembros. Sin embargo, es asombroso que nadie haya considerado la conveniencia de que grupos privados tengan influencia en los niveles más altos del Banco Central.

Durante el debate de selección de Draghi, se sacó a colación el pasado como vicepresidente de Goldman Sachs y surgieron dudas sobre si podía afectar el cargo. Increíblemente, algunos partidarios de Draghi argumentaron que su cargo en Goldman Sachs era puramente el de asesor [9]. Draghi abandonó el cargo en Goldman Sachs hace 6 años. Ahora que es el presidente del Banco Central Europeo, el Grupo de los 30 puede usar su nombre y sus influencias cuando cabilde por la regulación financiera. Si el Grupo de los 30 apoya a grupos de presión financieros, el nombre de Draghi estará implícitamente asociado.  

El señor Draghi debería abandonar el Grupo de los 30 como muestra de que se pretende comenzar una nueva etapa en el Banco Central Europeo. Una etapa en la cual no funcione la puerta giratoria entre las instituciones privadas y el Banco Central. Es inaceptable que el presidente de una institución pública, presumiblemente independiente, sea miembro de un grupo que ha promovido los intereses del sector privado financiero.

Notas:

[1] http://www.group30.org/about.shtml

[2] http://www.group30.org/members.shtml

[3] Ranjit Lall; «Reforming Global Banking Rules: Back to the Future?», Danish Institute for International Studies, DIIS Working Paper 2010:16, page 28. http://www.diis.dk/graphics/Publications/WP2010/WP2010-16-Lall-Reforming-global-banking-rules.pdf 

[4] http://www.ecb.int/ecb/orga/decisions/html/cvtrichet.en.html

[5] Eleni Tsingou; «Transnational policy communities and financial governance: the role of private actors in derivatives regulation», Centre for the Study of Globalisation and Regionalisation, University of Warwick, CSGR Working Paper No. 111/03, January 2003

[6] All quotes from interview with Eleni Tsingou, 27. October 2011.

[7] Ranjit Lall; «Reforming Global Banking Rules: Back to the Future?», page 23.

[8] The New YorkTimes; «Risk Mismanagement», 2.January 2009. http://www.nytimes.com/2009/01/04/magazine/04risk-t.html?pagewanted=all

 [9]   Reuters, 20.March 2011. http://in.reuters.com/article/2011/03/20/idINIndia-55727920110320

Fuente: http://www.corporateeurope.org/publications/lobby-take-presidency-ecb-again

rCR