El actual Presidente del Senado de la República, que es a la vez Secretario General del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), buscó y obtuvo su reelección como representante de la Capital en los recién realizados y enturbiados comicios de medio tiempo con el lema «el Senador ejemplar», a pesar de que días antes de […]
El actual Presidente del Senado de la República, que es a la vez Secretario General del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), buscó y obtuvo su reelección como representante de la Capital en los recién realizados y enturbiados comicios de medio tiempo con el lema «el Senador ejemplar», a pesar de que días antes de las votaciones, se le evidenció como co-participe de la estafa de las ventas de las exoneraciones de vehículos ultra-lujosos a su favor y a pesar de ser la figura principal de una asamblea legislativa desacreditada por la podredumbre que la conforma.
No conforme con su espuria victoria, este señor exhibió su altanería lanzando amenazas de represión y desplegando sus ínfulas despóticas a la luz de los graves conflictos acaecidos en otras provincias del país donde su partido y su gobierno exageraron la nota tramposa contra el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El «Senador ejemplar» lucía calmo durante la campaña electoral, seguro de su triunfo. Había escondido su real personalidad, se había desinflado, convencido de que cuando dos mafias políticas controlan las dos opciones en competencia, siempre tiene más posibilidad de «ganar» la que más disponga de recursos y capacidades para ganar clientela y apabullar desde el Estado y los grandes medios de comunicación a su adversario.
La superioridad peledeista -pese que los juegos de Miguelito Vargas Maldonado (presidente del PRD y aspirante a la presidencia del país) son pesados y de que la cúpula del PRD hace tiempo perdió todo los escrúpulos en materia de corruptela- era entonces evidente. Algo relativo porque se trata de sujetos parecidos en lo peor.
Y si alguien no cree en las esencias mafiosas y marvellosas del cohollo del «nuevo PRD», que le pregunte en intimidad sobre ella a la propia Milagros Ortiz Bosh que sufrió las consecuencias del Miguelato para luego terminar subordinada a quienes la «ciquitrillaron» apelando a todas las malas artes en la competencia interna. O que consulten a Guido Gómez Mazara o a Tony Peña Guaba (dirigentes estafados por la cúpula del partido), a ver lo que pueden decir, sin que ambos estén libres de culpas similares después de servirles con ínfulas desbordadas al desastroso gobierno de Hipólito Mejía.
Solo que además de no disponer del gobierno central, de un tiempo a esta parte Miguelito está agarrado por los bozos, condicionado por los contratos facilitados por Diandino Peña y por Félix Bautista (los zares de los cárteles de la construcción a nivel oficial), como medio para «ayudarlo a remontar» su crisis financiera.
EL «Senador ejemplar» sabía todo eso y mucho más. De ahí su tranquilidad y su control y autocontrol sobre el espíritu de Franklin Almeida y de Felucho Jiménez (dos dirigentes del PLD caracterizado por su espíritu fascistoide) que anida siempre -una veces inflado, otras no- prepotente alma autoritaria.
El problema fue que a la aplanadora mafiosa morada se le fue la mano y se le salió demasiado el cobre en varias provincias del país.
Porque si todo eso se hubiera quedado en casos como el de Milagros Ortiz Bosh (candidata a Senadora por el PRD por la Capital) y de Alfredo Pacheco (candidato a Alcalde por la misma jurisdicción), imposibilitados ambos por el lastre del PRD y el propio, de llegar a la meta prevista en la ciudad de Santo Domingo, todo hubiera pasado mucho más suavecito.
Pacheco era un tabaco muy fuerte, difícil de fumar. En su caso mas allá del voto duro primaba aquello de «mejor malo conocido que truhán por probar»…y de paso afectaba la imagen de toda la fórmula perredeísta.
Milagros porque pasó por la vicepresidencia y por el ministerio de Educación de Hipólito Mejía con muchas penas y pocas glorias, estropeando en grande su pasado, cosa que a ella la gente le perdona mucho menos que a los politiqueros consumados.
Los numeritos no le daban a ninguno de los dos frente a la maquinaria perversa y disciplinada del PLD y al vuelco del Estado y del poder gangsteril gubernamental y municipal sobre un escenario clientelizado, superior a todos los recursos similares detentados por un PRD en la oposición, que además no hizo oposición. Eso le posibilitó al binomio Roberto Salcedo-Reinaldo Pared (candidatos a Senador y Alcalde por el PLD) imponerse sin recurrir al arrebato y al trauma mayor.
Pero la verdad es que lograr eso sin fuerte conato no era tan fácil en Ocoa, Dajabón, Pedernales, Nagua, Yamasá y otros puntos por el estilo, por razones muy concretas de correlación local entre ambas corruptelas y por las características de los candidatos en esos sitios.
De todas maneras la aplanadora peledeísta se propuso lograr ventajas también en esos lugares espinosos, forzando demasiado la situación y traumatizando en grado extremo el proceso comicial.
En esos puntos la red de cuadros peledeistas y de agentes de seguridad del gobierno, convertidos en jueces electorales provinciales y municipales, tutelados políticamente desde la JCE por Roberto Rosario, presidente de su todopoderosa Cámara Administrativa, hicieron de las suyas y lo hicieron mal y con bastante torpeza.
La cúpula del PRD había aceptado sin reacción alguna la conformación de esos aparatos manipulados por la cúpula del PLD, al parecer anestesiada antes de las votaciones por las facilidades brindadas por Leonel Fernández a Miguel Vargas a la luz del pacto constitucional, de los acuerdos respecto a Barrick Gold y de otras atrocidades similares.
Pero los golpes electorales en Dajabón, Nagua, Pedernales… los obligaron a reaccionar, a patalear de mala manera, bajo una fuerte presión de base, de intereses específicos y ambiciones frustradas. Aunque con escasa calidad moral para hacerlo, en vista de sus comportamientos similares cada vez que ha sido gobierno.
Y esta reacción del PLD infló de nuevo al «Senador ejemplar» y lo descompuso de mala manera cuando perdió el autocontrol y sacó a flote el alma fascistoide que él -y no pocos dirigentes peledeístas- llevan en su interior.
«¡Al poder no se le desafía!» exclamó «ejemplarmente» en forma arrogante.
«No vamos a ceder, no vamos a negociar», agregó con el rostro transformado, lleno de muecas semi-diabólicas.
Le brotó el Felucho.
Le brotó el Almeida, quien por cierto estaba muy cerca de él.
Expresiones infelices pero sobre todo desproporcionadas, porque lo cierto es que el PRD de hoy está imposibilitado y negado a desafiar poder alguno. Está demasiado comprometido con el status quo. Es parte de la partidocracia dominante conectada a las mafias comunes, a la oligarquía y al imperio.
Por eso da lástima ver a algunos dirigentes de la izquierda tradicional haciendo causa común con esa cúpula perredeísta que compite con la del PLD en falta de escrúpulos, que forcejea con ella solo por cuotas de poder -las cuales siempre utiliza de la misma manera- y que pactó recientemente con ella para aprobar cosas verdaderamente ignominiosas.
El «Senador ejemplar» se aventó.
Esgrimió la defensa del orden podrido que comparte con sus colegas de partido y con los del PRD, solo porque el exceso cometido obligó a sus contrincantes dentro del escenario congresual a romper temporalmente su pusilánime pasividad.
Identificó, en fin, el poder con el poder de los suyos: un poder que ciertamente hay que desafiar junto a todo el poder de la clase gobernante-dominante a la cual todos ellos le sirven de instrumentos.
Solo que no será esa cúpula perredeísta que lo hará. Será el pueblo en las calles, porque lo acontecido muestra con mucha claridad que el engendro creado por esta partidocracia, por esta oligarquía voraz, por esta lumpen-burguesía y por el imperialismo que los apadrina a todos/as, no se resquebraja aceptando pasivamente un escenario electoral viciado, sino tomando las calles y caminos, desarrollando todas las modalidades posibles de desobediencias civil y potenciando el descontento acumulado que pretende ser ocultado con un colchón de votos arrastrados por un clientelismo coyuntural realmente inferior al monto de la abstención y más reducido aun que las profundas insatisfacciones presentes en nuestra sociedad.
Este poder es espurio, es ilegitimo. Nunca ha brotado de un sufragio limpio, sino de sucesivos manipulaciones y suplantaciones ejecutadas a través de la comercialización y perversión de la política, de la compre y venta de agentes electorales espurios. Por demás se las pasa violando sus propias leyes y no habrá de cambiar.
En lo delante de seguro será más ilegitimo, más ilegal y más precario que antes, por lo que actuara peor montado sobre el tren reeleccionista, presentando más que fortalezas invulnerables características propias de un gigante con las piernas podridas, o de un globo inflado con paredes perforables, o de una berenjena en descomposición, o de un mapa tintado de morado con pintura de mala calidad.
Este poder hay que desafiarlo, puncharlo, explotarlo, derribarlo, sobrepasarlo… y no a favor de la cúpula del PRD que por igual lo ha engendrado y lo comparte. Hay que ponerse en otra tesitura frente a el, con menos inhibiciones, sin medias tintas y sin pruritos seudo-legales. En verdad su fortaleza es más aparente que real, ella solo reside en las debilidades presentes en quienes estamos llamados a impugnarlo.
Por eso hay que desafiarlo de verdad, en todos los terrenos propicios. Hay que desinflar a Pared y a los Pared pegándolo duro a la debilitada pared. De este sistema carcomido Hay que desafiarlos con vigor y hacerle tragar al «Senador ejemplar» y a todos los de su calaña sus amenazas, que serán peores y más descompuestas, que se traducirán en intensas represiones cuando la embestida venga de un pueblo harto de tanta explotación, estafas y vejaciones disfrazadas de progreso.
La cúpula del PLD y Leonel es la expresión restaurada, renovada y actualizada de los doce años. El relevo digitalizado y post-modernizado de Joaquín Balaguer.
Pero el PRD de Miguelito y de Hipólito no es ya su contrapartida, sino el otro polo de la podredumbre balaguerizada. La parte menos eficaz, más chapucera y vulnerable de esa bipolaridad perversa, ahora abocada a una crisis interna mayor.
La contrapartida hay que construirla en la resistencia, en las calles, en las plazas, de frente a las instituciones y mecanismos maleados, a su Barrick y Uni Gold, a su narcocorrupción, a su máquina empobrecedora de pueblo y naturaleza; creando contrapoder, creando nuevos liderazgos, fuerzas incorruptibles e indoblegables con capacidad de innovar hasta convertir al pueblo en baluarte invencible y lograr la capacidad de cambiar gobierno o de meterlos en crisis insalvable mas allá de lo que posibilitan unas elecciones viciadas.
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