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Echados de Francia y atacados en Kosovo

Fuentes: Página 12

Leonarda Dibrani, la adolescente expulsada de París con sus cinco hermanos y padres, fue agredida junto a su familia ayer en Kosovska Mitrovica, una ciudad del norte de Kosovo. El gobierno socialista autoriza a regresar sólo a la chica.

La familia gitana expulsada por Francia a principios de octubre en condiciones que provocaron que el caso se volviera un asunto de Estado no termina de ver el final del túnel. Según informaciones provenientes de la capital de Kosovo, Leonarda Dibrani, la adolescente expulsada con sus cinco hermanos y padres, fue agredida junto a su familia ayer por la tarde en Kosovska Mitrovica, la ciudad del norte de Kosovo, donde el grupo familiar vive desde su expulsión, intervenida el pasado 9 de octubre. Una fuente policial kosovar citada por la prensa francesa contó que a la madre de Leonarda, Xhemaili, «le dieron un cachetazo y fue hospitalizada. Los hijos, traumatizados, se encuentran en la comisaría». La misma fuente agregó que este incidente prueba que «la familia no está segura aquí».

Ayer por la mañana, el padre de Leonarda, Resar Dibrani, dijo a la agencia AFP que sus hijos tenían «miedo de salir. Cuando salen lo hacen conmigo y se esconden detrás de mí cuando nos encontramos ‘por qué hablan francés, por qué hacen como si fueran franceses'». El caso de esta familia es extremadamente complicado, tanto para el gobierno socialista como para la misma familia. Según reveló el padre en medio de la polémica, solo él es Kosovar de nacimiento. Los Dibrani vivieron mucho tiempo en Italia y allí nació la madre más siete de los ocho hijos. En enero de 2009, decidieron refugiarse en Francia. Todos fueron expulsados a principios de octubre luego de que se les negara el asilo político tras más de cuatro años de residencia. La forma en que se procedió con la hija de 15 años, Leonarda Dibrani, fue lo que desató la polémica. La policía fue a buscar a la adolescente cuando se encontraba en un bus escolar junto a sus compañeros. El sábado intervino lo incomprensible: el propio presidente francés, François Hollande, en una alocución televisiva, dijo que autorizaba a Leonarda a regresar a Francia para que continuara sus estudios, pero sin su familia. Le dejó, de hecho, la opción fatal: o su familia o Francia. Cruel y absurdo. Degradante. Inmediatamente después, Leonarda le respondió que no volvería a Francia sin su familia. Manuel Valls, el ministro francés de Interior, elogió el «gesto de generosidad» del jefe de Estado.

Los socialistas dan sobradas muestras de subir con satisfacción por las escalinatas de la tragicomedia y el populismo más rayano. Atacado de todas partes por el caso de Leonarda y sus anteriores deslices contra los gitanos, el titular de la cartera de Interior dijo: «Lo importante no es mi persona. Lo importante es Francia». Parece, entonces, que una familia kosovar pone en peligro a toda Francia. Nefasto ejemplo de la ideología global contra lo extranjero que se respira en la clase política. Pero el ministro puede estar satisfecho con el respaldo de la opinión pública. 89 por ciento de los simpatizantes de la derecha y 68 por ciento de los electores socialistas lo apoyan. Manuel Valls sigue la senda trazada por el ex presidente conservador Nicolas Sarkozy, quien acunó su peso político como ministro de Interior. Ya presidente, Sarkozy fue el primero en inaugurar las hostilidades verbales y administrativas contras los 17 mil gitanos de Europa del Este que viven en Francia. Valls lo imitó muy bien, hasta le ponen el mismo apoyo: «el primer policía de Francia». Hace unas semanas, asoció a los gitanos con la delincuencia y dijo: «Su cultura es muy distinta de la nuestra. No se quieren integrar. La única solución es regresarlos a sus países».

El desempleo, la desigualdad, el freno de la economía y el sentido del proyecto europeo son los temas esenciales. En cada uno de ellos, el Ejecutivo hace agua, por eso el tema inmigratorio funciona como un salvavidas. Cóctel estratégico donde convergen varios ingredientes para tapar los agujeros de una gestión decepcionante. En primer lugar, en el discurso oficial, la segunda potencia económica de la zona euro -la primera es Alemania- está amenazada por un problema mayor: los gitanos. En segundo, el ministro adelantó que París se opondrá a que Rumania y Bulgaria ingresen al espacio Schengen -libre circulación de los bienes y las personas-. El enemigo está claramente designado. Leonarda y su familia no son más que carne de cañón en un proyecto político personal y de una forma de gobernar al costado de la ley. En regla general, las leyes inmigratorias son cortocircuitadas por circulares ministeriales dirigidas a los prefectos que modifican las reglas del juego sin que los interesados estén al corriente. Ayer fueron los africanos, luego los magrebíes y musulmanes, ahora son de nuevo los gitanos. Pronto, conoceremos a la nacionalidad de la próxima víctima.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-231698-2013-10-21.html