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El corredor bioceánico y la amenaza de etnocidio de los totobiegosodes

Fuentes: Rebelión [Imagen: totobiegosos contactados en el 2004]

Paraguay y Brasil se preparan para inaugurar el Corredor Bioceánico, una megaobra que unirá el océano Atlántico con el Pacifico a través del Chaco paraguayo. La vía en una gran parte cruza por la Reserva de Biosfera del Chaco, una superficie de casi 8 millones de hectáreas, que por su riqueza biológica fue declarada área silvestre protegida por la UNESCO. El Chaco, es una región ecológicamente muy frágil, y cualquier intervención en su entorno puede derivar en catástrofes ambientales, tal como están sucediendo con los incendios forestales últimamente.

Actualmente los productores brasileños utilizan los puertos del Atlántico y bordeando el continente salen al océano Pacífico para llegar al mercado asiático, haciendo un recorrido de miles de kilómetros. La nueva ruta les permitirá ahorrar unos 10.000 kilómetros para llegar al continente asiático, de ahí su importancia estratégica para el Brasil.

Se estima que en la primera etapa, 3.000 camiones provenientes del Brasil cruzarán diariamente por el Chaco, con todas las consecuencias que puede significar para un territorio históricamente apacible donde vive sólo el 3% de la población paraguaya. Por el gran movimiento comercial que generará el corredor interoceánico entre los gigantescos mercados de Brasil y China, algunos especialistas ya lo comparan con el canal de Panamá.

La ruta atraviesa por ancestrales territorios indígenas y de los totobiegosodes, uno de los últimos grupos paleolíticos no contactados que vive en aislamiento voluntario. Se calcula que son alrededor de 20 a 30 miembros de este milenario clan que continua resistiendo a la “civilización” blanca en la espesura del monte chaqueño.

La expansión de Brasil hacia el Paraguay

Brasil es un país con vocación imperial que desde tiempos coloniales despojó de tierras a los 11 países con quienes comparte frontera. Con algunos mantiene litigios hasta ahora. Pero con Paraguay su estrategia consiste en la penetración comercial. Para entender esta estrategia debemos remontarnos a la década del 60, en los momentos más álgidos de la guerra fría y de ascenso del imperio norteamericano. Acicateado por Estados Unidos, Paraguay pone en práctica la “La marcha hacia el este”, un proyecto que tenía como propósito romper su sujeción histórica al capital inglés de Río de la Plata y quedar sometido al Brasil, el mayor aliado yanqui de la región en ese momento.

La construcción del Corredor Bioceánico y el puente sobre el río Paraguay, financiado por los dos países, forma parte de la estrategia de penetración comercial del Brasil en territorio paraguayo. Con la habilitación del corredor todo el comercio de los dos mayores estados brasileños, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, migrarán su movimiento comercial hacia el territorio chaqueño, y para entender la magnitud del cambio que se puede operar en poco tiempo, solo debemos considerar que estos estados ocupan el primer lugar en agroexportación mundial, y poseen más de 50 millones de ganado vacuno, y son primeros en el PIB, superando a Sao Paulo, el estado más industrializado de Brasil.

Es sabido que la expansión brasileña se caracteriza por su agresividad y violencia, imponiendo usos, costumbres, idioma y moneda, tal como ocurrió en otras regiones. Ante la complacencia del Estado paraguayo esta historia se está repitiendo en el Chaco, donde las multinacionales avanzan aceleradamente sobre territorio totobiegosode, entrañando la grave amenaza de un encuentro inevitable, que puede derivar en la extinción de esta etnia portadora de una de las últimas culturas paleolíticas del planeta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.