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El eje Brasil-Argentina ¿nos integramos?

Fuentes: La Bitácora

Desde el presidente Luiz Inacio Da Silva pasando por todas las autoridades brasileras han declarado y definido con claridad que su objetivo es la construcción de la integración y si fuera posible la unidad sudamericana. Itamaraty (la mejor y más profesional chancillería del continente) impulsa este proyecto como política de Estado y lo hace en forma evidente y explicita.

En una reciente presentación del asesor presidencial Marco Aurelio García – un experimentado dirigente del PT – con motivo de un seminario sobre defensa nacional que se realizó en Montevideo dedicó buena parte de su discurso a ilustrarnos sobre este proyecto.

Para construir un proyecto de esta importancia y de este significado geopolítico e histórico hay múltiples caminos pero hay algunos valores que son únicos e inexorables: el primero y fundamental es el equilibrio, es la comprensión de que los diez países que formamos parte de esta región tenemos nuestros derechos, nuestra historia y nuestras sensibilidades que deben ser respetados. En particular por Brasil, que no sólo es el impulsor del proyecto sino es notoriamente el país más grande de la región.

El derecho a liderar una integración de este nivel y que represente un cambio radical y profundo en nuestras naciones, en nuestra perspectivas y en la participación de nuestros países en un mundo globalizado hay que ganárselo y conservarlo. No es un derecho que se otorga por tamaño, por intereses económicos y mucho menos por imposiciones de nadie.

Brasil ha elegido otro rumbo en un tema concreto y simbólico: ha definido que con la creación de un eje privilegiado con Argentina logrará darle impulso a la comunidad sudamericana concretar su objetivo y sumarnos a todos. Es notorio, estridente.

La prescindencia de Brasil – por no decir el lavarse la manos olímpicamente, hasta ahora – en el conflicto entre Argentina y Uruguay ante la violación flagrante de uno de los principios básicos del MERCOSUR y del derecho internacional: la libertad de circulación de personas y bienes bloqueado por los piquetes en los puentes internacionales del lado de Argentina, es parte de esta política. No es un olvido, ni una mirada distraída, es directamente darle la espalda a Uruguay y a los principios fundacionales del MERCOSUR. Y es un cambio en la política internacional tradicional de Brasil y su equilibrio con Argentina.

Las recientes declaraciones en San Pablo sobre que el conflicto entre ambos países es exclusivamente bi lateral y no tiene que ver con el MERCOSUR realizadas luego de la entrevista entre los presidentes Krchner y Da Silva son un eslabón más de esta política. Es la relación privilegiada entre Brasil y Argentina por encima de todo, incluso de los tratados y del derecho regional e internacional. Tomemos nota atentamente.

Este es el eje sobre el que rota hoy el MERCOSUR a pesar de los reiterados reclamos de los países menores (Paraguay y Uruguay) y este será el eje sobre el que pretende que rote toda la comunidad de América del Sur. Venezuela no ha definido todavía enteramente su rol, juega en todos los escenarios a pesar de los retos de Kirchner.

El mensaje urbi et orbi que transmite este episodio es muy claro: si Brasil y Argentina se ponen de acuerdo, los demás debemos adaptarnos a su liderazgo, a su diseño estratégico y por lo tanto asumir todas las consecuencias. Más claro echarle agua.

La pregunta que surge de inmediato es si ¿este eje es paritario y entre iguales? La respuesta podemos buscarla en los hechos: Argentina a cambio de su discreta ubicación en este eje acepta el indiscutible liderazgo brasilero a nivel regional. ¿Cuánto durará este idilio y en que está basado?

Hay otros hechos que debemos considerar cuidadosamente: hace pocas semanas se produjo una fagocitación más de parte de un gran grupo brasilero de un sector industrial argentino: AMBEV se compró la mayoría de Quilmes, pero en los tres últimos años capitales brasileros compraron nada menos que Perez Compaq (petróleo) Loma Negra (cemento); Acindar (acero) y Swift (frigorífico). Las compañías brasileras no se están comprando todo, es falso, se concentran en las compañías más grandes y en sectores muy específicos y claves.

Brasil invirtió en Argentina 5141 millones de dólares. Esta cifra es el triple de los 1970 millones de dólares invertidos durante el período Menen, De la Rua (el de la convertibilidad del dólar). Las cifras son impresionantes 1000 millones para comprar Loma Negra, 1200 millones de dólares cada una para comprar Quilmes y Pencom. En el sector metalúrgico compraron Acindar, Sipsa, Sipar y Siderar.

El suplemento »Cash» del diario Pagina 12 analizó un listado de las 100 principales firmas verde-amarelha que operan en el Argentina : »Precisamente el transporte y la metalurgia con 18 y 13 establecimientos, respectivamente, son los rubros que se observan con una importante participación brasileña, seguidos por la empresa automotriz, la informática, los servicios y la química.» A través de Loma Negra Camargo Correa controla hoy casi la mitad de todo el cemento que se produce en la Argentina situación que también se repite en el caso de la caso de Praxair en la producción de oxígeno medicinal.

»Los empresarios brasileños también invirtieron en sectores estratégicos del transporte. La empresas América latina Logística controla los ramales de carga San Martín (Cuyo) y Urquiza (Mesopotamia). Por otra parte, la llegada de Vale Do Rio Doce, con su filial local DoceNave, ya acapara el 22 por ciento del comercio marítimo que hay entre ambos países. Además, el grupo Odebrecht, especializado en construcción e ingeniería, posee la licitación de los peajes de Autopistas del Oeste y piensa continuar en la Argentina compitiendo para construir obra pública.»

»El caso más reciente de concentración en un rubro es el de Quilmes, donde ahora el grupo AmBev maneja el 80 por ciento del mercado local de cervezas. También en el sector alimentos, con la compra de Swift por 200 millones de dólares, el grupo Friboi se quedó con el principal exportador de carne de la Argentina, responsable del 68 por ciento de las carnes enlatadas y el 56 por ciento de las carnes cocidas que van al exterior.» (Suplemento Cash). Esto está muy lejos de terminar, algunos vaticinan que recién comienza. Y los intereses económicos pesan.

Brasil produce 9 millones de toneladas de celulosa al año contra un millón trescientos mil de Argentina y los del norte se proponen alcanzar en pocos años las 20 millones de toneladas mientras Argentina está totalmente estancada en este sector a pesar de los esfuerzos de los gobernadores de Corrientes y Misiones. El presidente Da Silva en la inauguración de la planta de celulosa Veracel en Eunápolis – Bahia el 28 de setiembre de 2005 decía: »En la vida de una Nación las decisiones de inversiones funcionan como un puente entre dos mundos. A través de ellas una generación condiciona el horizonte de la siguiente generación. Significa que en un gran ciclo de inversiones como este que Brasil inicia, no genera solo mercaderías, empleos, divisas, o impuestos. Por encima de todo lo que estamos produciendo hoy es la sociedad de mañana, el país en el que vivirán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y sus nietos.» Con este discurso ante una planta de celulosa financiada en buena medida por el banco estatal de desarrollo de Brasil sería difícil su posición para opinar en contra de nuestras plantas de celulosa. Así que mejor que los uruguayos se arreglen solos y construyan la »sociedad del mañana» como puedan mientras la »integración» avanza…

El mercado tiene mucha fuerza. Algunos piensan que más fuerza que los principios, que los valores, que todas esas generalidades que tanto daño le han hecho al sentido práctico de nuestras naciones. Y todos debemos rendirnos al rey sol del mercado, en este caso de color verde-amarelho. Y rogar que miren hacia nuestro pequeño país y nos distingan con alguna migaja. Alguna compra y sobre todo algún lugarcito entre los engranajes de sus planes de integración. ¿Deberíamos seguir llamándola integración?

Si los uruguayos respondemos a este proceso con una reacción nacionalista y de aislamiento, nos equivocamos fiero. Debemos si abrir muy bien los ojos, nos jugamos cosas muy importantes y por un buen tiempo Otra que dos papeleras. Se necesita gran inteligencia y firmeza y muy ninguna reacción emocional. Respeto absoluto a la legalidad, gran firmeza, pocos firuletes y claridad de objetivos.

Miremos todo el horizonte internacional y regional, buscando los contactos y las coincidencias. La reunión de Asunción de Paraguay es un buen ejemplo, la visita de la Ministra de Comercio de Finlandia es otras importantes negociaciones en curso con Estados Unidos, China, México también apuntan en esa dirección. Hay países como Chile que hace tiempo percibieron silenciosamente esta posibilidad. Y jamás irse del MERCOSUR, quedarse, defender nuestra posición, nuestras objeciones y avanzar con nuestra política. El problema es nuestro pero también de ellos. El enano ha dejado de ser llorón y ha pasado a ser molesto. Nuestro objetivo debe ampliarse incluso a nivel regional, debemos de hablar y actuar a favor de la integración latinoamericana, incluyendo México, Centroamérica y el Caribe. No para encerrarnos sino para mirar juntos las nuevas posibilidades.

Para todo esto se necesita además de un fino olfato político y diplomático una gran profesionalidad. Nunca tuvimos tantos frentes abiertos y por lo tanto tantas amenazas y tantas oportunidades.

(*) Periodista, coordinador de Bitácora. Uruguay.