En un mundo donde las dinámicas geopolíticas están cambiando rápidamente, la disminución de la hegemonía estadounidense, especialmente en términos de su influencia económica y militar, presenta tanto desafíos como oportunidades para territorios coloniales como Puerto Rico.
Aquí exploramos cómo el fin de la supremacía del dólar estadounidense y el surgimiento de un mundo multipolar, marcado por el crecimiento de bloques económicos como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), están redefiniendo las relaciones internacionales y qué significa esto para un Puerto Rico que aspira a la soberanía.
Declive del dólar y la multipolaridad mundial
El sistema global posguerra, dominado por el dólar estadounidense desde la conferencia de Bretton Woods en 1944 y posteriormente reforzado por el acuerdo del petrodólar en los años 70, está siendo cuestionado como nunca antes. Naciones alrededor del mundo están buscando reducir su dependencia del dólar a través de la desdolarización, lo que implica buscar alternativas como el yuan chino, el euro, o incluso monedas propias de bloques económicos como los BRICS. Este fenómeno no solo es un reflejo de cambios económicos, sino también de un deseo más amplio de autonomía y soberanía nacional frente a la influencia mundial estadounidense.
Con el auge de la desdolarización a nivel mundial, los Estados Unidos: perderá su influencia económica mundial; ya no podrá imprimir dólares de la nada sin consecuencias fiscales; aumentará la deuda pública y la inflación estadounidense; desplomará el valor mundial del dólar; no podrán sancionar y castigar a países económicamente; y el dólar dejará de ser la “moneda reserva” del mundo, hecho que afectará negativamente a la economía estadounidense. Hoy, grandes potencias económicas como China, India y Rusia ya están utilizando otras monedas (no el dólar estadounidense) para su comercio internacional, particularmente entre ellos mismos y con otras regiones del mundo. Otros países y potencias regionales y energéticas, como Arabia Saudita, también aspiran integrarse al grupo BRICS. Incluso, según informes, el grupo BRICS está coordinando el establecimiento de un nuevo sistema de pagos internacionales –libre de control e influencia estadounidense. El establecimiento del sistema de pagos mundiales del BRICS sería el último clavo en el ataúd de la hegemonía del dólar y el poderío económico estadounidense en el mundo.
Para Puerto Rico, cuya economía insular (por diseño colonial) está intrínsecamente ligada al dólar estadounidense y, por ende, a las políticas económicas de Estados Unidos, este cambio global representa una condena segura o una oportunidad única. La transición hacia un mundo más multipolar podría precipitar y facilitar el camino hacia la soberanía, permitiendo al país diversificar sus relaciones económicas y diplomáticas más allá del marco estadounidense.
En la época de 1898, Puerto Rico también era colonia de otro país en declive político y económico en el mundo, aunque muchos en Puerto Rico en aquel entonces, ante el coloniaje y el supuesto poderío español, se negaban aceptar tal realidad hasta que los barcos estadounidenses bombardearon a San Juan y sus tropas invadieron por Guánica. Hoy, Puerto Rico vive la misma pesadilla histórica de ser colonia de un país en declive aun cuando muchos en Puerto Rico, por sus gríngolas coloniales, no pueden aceptar tal realidad ante los “fondos federales” y el brillo empañado del poderío estadounidense.
El mundo geopolítico cambia hacia un mundo multipolar y los colonizados no pueden ni quieren ver este cambio, como hicieron en 1898 –hoy prefieren seguir alabando el mundo unipolar estadounidense que ya no existe. Esta nueva época histórica es el momento idóneo para descolonizar a Puerto Rico para que nuestro país no siga sufriendo las consecuencias y ramificaciones del declive político, militar y económico estadounidense en el mundo. No podemos seguir anclados con cadenas coloniales a un país en negación de su propio declive político y económico. Según economistas y conocedores de geopolítica mundial, este declive político y económico, precipitado por la creciente ola de desdolarización y el auge de nuevas potencias económicas, llevará a los Estados Unidos a una crisis económica de gran escala que retumbará el poder político, militar y económico de tal país y su influencia en el mundo.
Ante tal escenario, Puerto Rico debería desligarse de su subordinación colonial y lograr su soberanía para mejor integrarse al nuevo mundo multipolar. Con el gobierno colonial actual o con la anexión, estaríamos amarrando nuestro país para siempre al pobre Titanic económico estadounidense en pleno hundimiento; con la soberanía nacional, estaríamos rescatando al país con nuestro propio barco ante el nuevo escenario mundial.
Oportunidades para un Puerto Rico soberano
La posibilidad de un Puerto Rico soberano en un mundo multipolar abre varias avenidas para el desarrollo económico y la estabilidad política. Primero, la diversificación económica sería fundamental. Al establecer relaciones comerciales con bloques emergentes y potencias como China, Japón, Corea del Sur, la Unión Europea, Singapur, Brasil y la India, Puerto Rico podría beneficiarse de flujos de inversión más diversificados y mercados para sus productos más exportables.
Además, la soberanía nacional permitiría a Puerto Rico negociar y comerciar directamente con los Estados Unidos (como socios económicos) y su participación en iniciativas globales, que podrían traer inversiones significativas en infraestructura y tecnología. A su vez, la participación en nuevos organismos regionales e internacionales podría proporcionar acceso a financiamiento y apoyo para proyectos de desarrollo sin las condiciones estrictas y neoliberales que caracterizan a instituciones dominadas por intereses occidentales como el FMI y el Banco Mundial.
Navegando retos y crisis globales
Frente a crisis globales —ya sean económicas, ambientales o de salud— un Puerto Rico soberano tendría la capacidad de formular políticas que respondan directamente a las necesidades de su población sin estar subordinado a las decisiones políticas y económicas de Washington. Esto es particularmente relevante en áreas como el fomento económico y la respuesta a desastres naturales, donde la soberanía política podría traducirse en una respuesta más ágil y efectiva, adaptada a las realidades y necesidades locales.
Sin embargo, la transición hacia la soberanía y la integración en un nuevo orden mundial multipolar no estarían exentas de desafíos. Puerto Rico tendría que construir una administración pública robusta, democrática y eficiente, capaz de manejar las complejidades de las relaciones internacionales y la gestión económica en un escenario global multipolar. Además, sería esencial fomentar un consenso social amplio sobre la dirección de la política exterior y económica del país.
En conclusión, mientras que el fin de la hegemonía mundial estadounidense plantea desafíos para tal país y el orden global establecido, también ofrece una ventana de oportunidad para colonias como Puerto Rico. La soberanía nacional proporcionará al país las herramientas necesarias para navegar un mundo multipolar en evolución, asegurando su desarrollo sostenible y la protección de sus intereses a largo plazo. En un mundo donde las estructuras de poder están cambiando, la autodeterminación, la descolonización y la soberanía emergen no solo como derechos, sino también como necesidades estratégicas. Ante tal escenario emergente, para Puerto Rico, el único camino viable, inteligente y seguro es la descolonización y la soberanía nacional.
Javier A. Hernández es un empresario, autor, asesor y defensor de la soberanía nacional y la descolonización puertorriqueña con sede en Nueva Jersey y Puerto Rico. Es autor de PREXIT: forjando el camino hacia la soberanía de Puerto Rico, Puerto Rico para los puertorriqueños, Desarrollo y Prosperidad: El éxito económico en un Puerto Rico soberano y Puerto Rico: Hacia una economía nacional soberana. Se le puede contactar aquí y X @PRexitBook
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