La experiencia histórica de los últimos treinta años en América Latina esta signada por la pendularidad política entre el neoliberalismo conservador y proclive a la estrategia de Estados Unidos en la región y el nacionalismo antiimperialista impulsor de la unidad e integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Los datos sobre el grado de respaldo […]
La experiencia histórica de los últimos treinta años en América Latina esta signada por la pendularidad política entre el neoliberalismo conservador y proclive a la estrategia de Estados Unidos en la región y el nacionalismo antiimperialista impulsor de la unidad e integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Los datos sobre el grado de respaldo actual de los presidentes conservadores expresa el grado de deterioro y, en algunos casos, repudio que tienen de su población.
Los índices de aprobación son un signo de la crisis temprana de los gobiernos que retomaron las recetas y líneas de acción del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las banderas del liberalismo salvaje como reflejo de las imposiciones imperiales: Bolsonaro en Brasil apenas alcanza un 32% de aprobación, Macri en Argentina un bajo 23%, Duque en Colombia 30%, Moreno en Ecuador un 31% o Piñera en Chile un 34% y además en los cinco casos en las últimas semanas se han acentuado las movilizaciones populares y las crisis internas en esos países.
Asimismo, los cinco han sido también los alumnos más aplicados de la instrucción de Washington para conspirar contra el gobierno del presidente Nicolas Maduro de Venezuela, impulsando primero el Grupo de Lima y después la ofensiva de invasión «humanitaria», proyectos que han fracasado rotundamente tanto por el repudio interno en cada uno de esos países como por la sólida defensa popular, cívica y militar del pueblo venezolano. El campo donde si han conseguido una victoria, que es derrota al mismo tiempo, ha sido en el desmantelamiento de la iniciativa de integración regional Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) porque la debilidad frente a las olas de la geopolítica mundial los hace más frágiles frente a las potencias mundiales como China, Estados Unidos, Rusia o la Unión Europea
La última década del siglo pasado fue el triunfo novedoso del neoliberalismo en América Latina que condujo al desmantelamiento de toda la estructura industrial y defensiva del mercado interno especialmente en Brasil con Cardoso, Argentina con Menem o en México con Salinas de Gortari, dejando a merced de las transnacionales la economía de nuestros países con el impulso paralelo del proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) diseñado por Washington.
La reacción defensiva e integracionista se produjo en los primeros quince años del este siglo con el proyecto bolivariano de Chavez, Lula, Kirchner, Mujica, Castro, Morales, Correa, entre otros, que consiguieron avanzar sólidamente en la recuperación económica, la redistribución de la riqueza y la independencia política con una voz propia en el concierto internacional. Sin embargo la ofensiva conservadora, utilizando medios poderosos como los medios de comunicación privados, las redes de internet y la justicia apadrinada desde el norte dieron golpes duros a varios de esos gobiernos.
Ahora, a pocos años del ascenso político conservador su crisis es evidente. Bolsonaro enfrenta una ofensiva desde varios flancos que prácticamente ha quedado inmóvil y sin respuestas, Macri ha llevado al desastre la economía argentina, Moreno en Ecuador se encuentra al borde de la caída de su silla presidencial, Piñera no explica los negociados y corrupción de sus empresas o Duque que ha sido desenmascarado por sus relaciones con el paramilitarismo y el propio narcotráfico y se anuncian los vientos de recuperación de los proyectos nacionales, populares y progresistas.
La recuperación del diálogo en Venezuela, la línea independiente y latinoamericanista de López Obrador en México, la firmeza del gobierno de Evo Morales en Bolivia las iniciativas electorales del peronismo en Argentina y la revelaciones de la conspiración ilegal contra Lula en Brasil y su probable liberación, abren una compás de espera y esperanza para un nuevo impulso de los procesos emancipadores en la región.
Eduardo Paz Rada. Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
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