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El gobierno anunció en Washington que va a haber privatizaciones, con o sin referendos

Fuentes: Semanario Búsqueda

El gobierno aseguró al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo que «va a haber reformas» en el Estado, incluso similares a las que la izquierda vetó hasta hace poco mediante referendos, como la asociación de la petrolera ANCAP con capitales privados, y garantizó que la estrategia de parar esos cambios con votaciones populares […]

El gobierno aseguró al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo que «va a haber reformas» en el Estado, incluso similares a las que la izquierda vetó hasta hace poco mediante referendos, como la asociación de la petrolera ANCAP con capitales privados, y garantizó que la estrategia de parar esos cambios con votaciones populares ya es cosa del pasado

«Había cosas ridículas, como decir: ‘Vamos a votar en contra del tema de la empresa de petróleo, no porque la asociación esté mal sino porque los que lo van a hacer son ellos. En cambio ahora, que lo vamos a hacer nosotros, lo podemos apoyar», dijo el viceministro de Economía durante un seminario en la sede del BID.

Con el triunfo del Frente Amplio «está abierto el campo para seguir haciendo reformas», afirmó el viceministro de Economía, Mario Bergara, el viernes 3 durante un seminario conjunto de los dos bancos multilaterales en Washington.

Bergara admitió que en los referendos que el Frente Amplio apoyó desde la oposición ocurrieron «cosas ridículas», como rechazos a las transformaciones propuestas en función de quién estaba en el gobierno y más allá de que fueran compartidas o no. En las urnas, explicó, la gente emitía un «voto político» que poco tenía que ver con el tema concreto de la consulta.

«Un sesgo cultural»

Las palabras de Bergara fueron seguidas con atención (y hasta con expresiones de buen ánimo) por los jerarcas y técnicos internacionales presentes en el encuentro sobre «Economía política para la provisión de servicios», en el flamante centro de conferencias de la sede del BID. Al evento fueron invitados funcionarios y académicos de diversos países latinoamericanos.

La lentitud con que Uruguay procesó sus reformas estructurales en los últimos años ha sido motivo de preocupación en el Banco Mundial y en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ahora se preguntan cuánto podrá hacer desde el gobierno una fuerza política como el Frente Amplio, que desde la oposición se encargó de frenar cambios impulsados por gobiernos anteriores y endosados desde Washington.

Por lo pronto, el programa que Uruguay acaba de negociar con el FMI, aprobado ayer miércoles por el Directorio del organismo, incluye una serie de reformas estructurales con fecha de cumplimiento: desde la división del Banco Central en cuatro entidades separadas, hasta modificaciones a las cajas de pasividades paraestatales, pasando por la privatización del Nuevo Banco Comercial.

En la «Carta de Intención» enviada el 24 de mayo al director gerente del FMI, el español Rodrigo de Rato, por el ministro de Economía, Danilo Astori, y el presidente del Banco Central, Walter Cancela, el gobierno uruguayo expresó que su «estrategia» se basa en «tres pilares fundamentales», uno de los cuales es «un conjunto de reformas estructurales esenciales y largamente demoradas claves para reducir la vulnerabilidad de Uruguay frente a los shocks y aumentar el crecimiento potencial de mediano plazo».

El punto 21 de la «Carta de Intención» dice que «para estimular la inversión del sector privado, que es la única manera de sostener un alto crecimiento, estamos trabajando con el BID y el Banco Mundial para mejorar el clima de inversión, expandir la participación del sector privado en servicios públicos e infraestructura, y promover el desarrollo de mercados de capital internos».

Asimismo, el gobierno uruguayo dijo en el punto 23 de ese documento que «la reforma de las empresas públicas implica mejorar su dirección y prepararlas para la competencia con el sector privado». Durante su presentación en Washington, Bergara habló acerca de varios países de la región y definió a Uruguay como una nación con una «relativa debilidad institucional» para prestar servicios públicos, donde las reformas son «amenazadas por referendos o plebiscitos», por falta de «cooperación intertemporal» de los actores políticos y porque existe una «rigidez derivada de factores institucionales» y del «conflicto político».

Además, indicó, las mejoras logradas en las empresas estatales y la función recaudadora que éstas tienen han desalentado los cambios.

Más tarde, al contestar preguntas sobre su presentación, Bergara reconoció que «también hay un sesgo cultural» en la oposición a las reformas. «Uruguay mira para Argentina y dice: ‘¡Qué desastre las privatizaciones!’. Pero, ¿porqué no mira para Argentina y dice: ¡Qué desastre la provisión estatal de los servicios!? Porque en Argentina era patética la provisión de los servicios públicos con propiedad estatal».

El razonamiento que cuestionó Bergara ha sido empleado con frecuencia por dirigentes del Frente Amplio para oponerse a la venta o semiprivatización de empresas estatales en Uruguay.

«Argentina es un mal ejemplo de privatizaciones y es un pésimo ejemplo de provisión estatal de servicios», insistió.

Vázquez «going to China». Fue una pregunta específica de Ernesto Stein, economista principal del Departamento de Investigaciones del BID, la que llevó a Bergara a hablar sobre los planes del gobierno de Tabaré Vázquez en esta materia.

Al comentar respecto a la oposición de los uruguayos ante las privatizaciones, Stein dijo que en el país es «fácil» activar mecanismos de democracia directa contra las reformas de Estado, como hasta ahora hizo una «coalición» entre el Frente Amplio y los sindicatos. «Pero las cosas han cambiado», apuntó Stein, y sugirió que esa «coalición» opositora podría haber caducado con la llegada del Frente Amplio al gobierno.

«¿Piensan avanzar en una especie de ‘Nixon going to China» o «dejar todo como está?», preguntó el técnico.

La frase «Nixon going to China» suele aludir en Estados Unidos a la capacidad que tienen los políticos vistos como ortodoxos o radicales para alcanzar metas moderadas que serían esquivas para otros. Es una referencia explícita a la forma en que el ex presidente estadounidense Richard Nixon, conocido por su ferviente anticomunismo, logró restablecer relaciones diplomáticas con el gobierno comunista chino en 1972, algo que difícilmente hubiese conseguido un gobernante más moderado que él, debido a la oposición doméstica que habría enfrentado en plena guerra fría.

Bergara, un frenteamplista independiente con un doctorado en economía en la Universidad de California, en Berkeley, respondió directamente la pregunta. Relató que en Uruguay «los sindicatos impulsaron muchos referendos, pero no todos fueron apoyados por la fuerza política. De los que no fueron apoyados por la fuerza política, ninguno fue exitoso. Sólo los que apoyó la fuerza política ganaron. Post crisis, el Frente Amplio los apoyó todos y ganó todos, incluso contra leyes que el propio Frente Amplio había escrito».

«O sea, ahí lo que ganó no era una percepción de si el marco regulatorio del sector eléctrico estaba bien diseñado o mal diseñado, cuando la realidad era que la gente iba a votar eso, o si la asociación de la empresa de petróleo estaba… ¡No! Ahí era un tema de voto político, relacionado al marco partidario y en un marco de amplio descontento (con el gobierno)», agregó.

Entre 1989 y el 2004, la izquierda uruguaya (unida o dividida pero siempre con Tabaré Vázquez a la cabeza) apoyó nueve votaciones en referendos o plebiscitos contra leyes y reformas promovidas desde el gobierno por los partidos Colorado y Nacional. Cuatro de esos casos (la ley de empresas públicas de 1992, el marco regulatorio del sector energético de 1998, la ley de ANCAP del 2003 y la reforma constitucional sobre el agua del 2004) fueron pronunciamientos directamente vinculados a la prestación de servicios públicos.

La oposición de la izquierda triunfó en tres de esos cuatro casos; sólo fracasó en la consulta sobre el sector energético.

Bergara insistió en que «la gente, aunque le pongan sobre la mesa que está votando sobre el sector eléctrico, en realidad está votando todo un marco de cosas».

«En Uruguay pasó eso. ¿Si cambia con el triunfo del Frente Amplio? Sí, cambia», afirmó. «Ahora sería mucho más difícil pensar en que alguien pueda activar mecanismos de democracia directa. O sea que esto va a quedar un tanto de lado».

«¿Qué va a hacer el Frente Amplio? Va a hacer lo mejor que pueda hacer», dijo. Las risas de los presentes llevaron a Bergara a admitir que «quizás no sea del todo objetivo» para responder esa pregunta.

«A lo que voy es que yo creo que va a haber reformas. Va a haber reformas. Porque había cosas ridículas, como decir: ‘Vamos a votar en contra del tema de la empresa de petróleo, no porque la asociación esté mal sino porque los que lo van a hacer son ellos. En cambio ahora, que lo vamos a hacer nosotros, lo podemos apoyar'», dijo.

«Ese tipo de razonamientos había en la sociedad uruguaya. Entonces, está abierto el campo para seguir haciendo reformas», anunció. Evaluó que «había un tema atrás de confianza en un partido político y no en otro partido».

Cuando Bergara terminó con su respuesta, el moderador se acercó al micrófono. «Muchas gracias, Mario», dijo. «Y ahora que nos dijiste qué van a hacer, te vamos a decir qué vamos a hacer en el Banco Mundial».

De inmediato anunció un receso para almorzar.