Pacifistas marcharon frente a la base estadounidense en Cuba, mientras la ONU, organizaciones y ciudadanos del mundo instaron a Washington que cierre la prisión donde se maltrataron a 750 presos y hoy permanecen 400 personas sin acusación formal. Encabezada por Cindy Sheehan, la madre de un soldado estadounidense fallecido en Irak que simboliza la lucha […]
Pacifistas marcharon frente a la base estadounidense en Cuba, mientras la ONU, organizaciones y ciudadanos del mundo instaron a Washington que cierre la prisión donde se maltrataron a 750 presos y hoy permanecen 400 personas sin acusación formal.
Encabezada por Cindy Sheehan, la madre de un soldado estadounidense fallecido en Irak que simboliza la lucha contra la guerra de Bush y sus halcones, la marcha de pacifistas se instaló a metros en la puerta 8 de la prisión militar que mantiene a apresados en un limbo legal a 400 personas.
A cinco años de la apertura del presidio por el que han pasado 750 personas de 45 países, los manifestantes en su mayoría estadounidenses, exigieron el inmediato cierre coreando «La prisión de Guantánamo es vergonzosa. No más torturas en nuestro nombre».
Otros 13 activistas, entre ellos el ex preso Asif Iqbal; Zohra Zewawi y Taher Deghayes, madre y hermano del detenido Omar Deghayes, recluido desde 2002; el ex coronel estadounidense Ann Wright, el abogado Bill Goodman y la activista de Global Exchange Medea Benjamín se sumaron a Cindy Sheehan.
«La hora de tratar de forma inhumana a otros seres humanos se ha acabado». «Me da náuseas estar en un sitio como éste, si hubiera un trato similar a los perros en Estados Unidos habría un levantamiento popular», dijo la activista por la paz.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, dijo que la prisión de Estados Unidos en el territorio cubano de Guantánamo debe ser clausurada.
«Como mi predecesor, considero que la prisión en Guantánamo debe ser cerrada», dijo Ban desde la sede en Nueva York.
Además de la marcha en Guantánamo, otras manifestaciones han tenido o tendrán lugar hoy en otras ciudades del mundo. Londres, París, Madrid, Praga, Oslo, Washington, Budapest, Tokio, Tel Aviv, Asunción, Atenas, son algunas de las ciudades en las que se produjeron concentraciones para pedir el cierre de la cárcel en la que se han violado sistemáticamente los derechos humanos.
En Londres ha tenido como escenario la Embajada de los EE UU y los cerca de 300 manifestantes estaban convocados por Amnistía Internacional: «La prisión de Guantánamo se ha convertido en todo el mundo en un símbolo de abusos de los derechos humanos y de políticas equivocadas aplicadas en nombre de la guerra contra el terror», dijo Larry Cox, representante del organismo defensor de los derechos humanos.
En Washington, alrededor de 100 personas se concentraron frente a la Corte Suprema para pedir el cierre de la prisión: «Guantánamo debe ser cerrado. Es una vergüenza para este país», dijo Michael Ratner, del Center for Constitutional Rights, uno de los organizadores de la marcha.
Los primeros prisioneros encadenados, encapuchados y con trajes color naranja aterrizaron en Guantánamo el 11 de enero del 2002 tras ser capturados en Afganistán después de los atentados del 11 de septiembre. Tras la invasión de Irak, llegaron más reclusos. Según Estados Unidos, se trata de «combatientes enemigos» posiblemente ligados a grupos terroristas como el movimiento Talibán y Al Qaeda.
Pero sólo han sido presentados cargos contra 10 de los más de 770 musulmanes que pasaron en los últimos cinco años por la prisión en suelo cubano.
El Comité Internacional de la Cruz Roja ha acusado al ejército de Estados Unidos de utilizar contra los prisioneros de Guantánamo tácticas cercanas a la tortura.
El británico de origen paquistaní Asif Iqbal, que pasó más de dos años allí y fue liberado sin cargos, regresó a la isla y contó, que en la cárcel fue interrogado infinitas veces, torturado con privación de sueño y forzado a firmar una falsa confesión. Ayer leyó en la protesta cerca de Guantánamo cartas enviadas por otros ex detenidos informó la agencia Reuters.