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El poder y la energía

Fuentes: Alainet

Gracias al poder que ostentan, los países más «desarrollados» del Planeta, al margen de su capacidad de expansión dominación y explotación; son quienes han hecho gala del derroche de energía para «desarrollarse»; cuya factura se la endosaron a los países pobres poseedores de las mismas. Veamos un solo ejemplo como ilustración: uno de los países […]

Gracias al poder que ostentan, los países más «desarrollados» del Planeta, al margen de su capacidad de expansión dominación y explotación; son quienes han hecho gala del derroche de energía para «desarrollarse»; cuya factura se la endosaron a los países pobres poseedores de las mismas. Veamos un solo ejemplo como ilustración: uno de los países con mayor poder y endeudamiento externo del Planeta es EE.UU., quien al igual que sus similares se encuentran en una profunda crisis política, económica y social; y creen que la solución está en lo belicoso. Si bien estos «pequeños» grandes detalles no afloran en su real dimensión, es gracias a su poder de influencia en todos los medios de dominación: oligarquías nativas, las iglesias, los partidos de la derecha, trotskistas, pseudo revolucionarios y en especial los medios de comunicación y sus ONG(s).

Paradójicamente, en lo económico; «Se está conformando un escenario inédito que debemos mirar con mucha atención: se está transformando y trasladando el poder económico del norte (países industrializados) al sur», dijo la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena. Porque, según la titular de la CEPAL refirió que la «nueva geografía» ya se evidencia en que «la suma de las actividades económicas de Asia Pacífico y América Latina representan hoy el 60% del crecimiento económico mundial» [1].

Por otra parte, en lo bélico; si se comparan los recursos materiales, tecnológicos y financieros que dedica Washington a cada una y al conjunto de estas guerras (en Medio Oriente), con aquellos de que disponen sus adversarios -siempre naciones del tercer mundo…»por suma de vectores» son las que no se basan en una justa causa de defensa nacional ni están destinadas a alcanzar objetivos estratégicos concretos, sino guerras motivadas por una suma de intereses oportunistas que buscan beneficiarse de las reglas que fijan los políticos. «Hoy, aquellos mismos intereses corporativos financieros han vuelto a la carga» [2]; en una muestra de conducta cómplice, de satrapía peligrosa en contra de los pueblos que buscan su liberación.

Crisis energética, cuyos efectos aún no tocan fondo

En la presente gestión, EE.UU. para dar muestras de mejora económica; ha equilibrado su balanza comercial, disminuyendo las importaciones de petróleo, de 8,9 millones de barriles diarios, comparado el de 9,3 millones de barriles [3] de la gestión pasada; implicando mayor explotación de sus reservas de crudo, y en consecuencia una disminución de las mismas, en 3,7 millones de barriles de petróleo [4]. Y, se sostiene que en el 2013, la recesión económica en EE.UU. tendrá indicadores inocultables.

Por otra parte, varios países del Continente Latinoamericano, clasifican como economías emergentes; con nuevas iniciativas de integración y de desarrollo regional (ALBA, UNASUR, CELAC); en la difícil ruta de la liberación económica con contenido social. El desafío está ahí. Pero, hace falta consolidar una alianza estratégica (anti invasión, anti agresión) que no se circunscriba en lo regional; sino, con países que ya son potencias equilibrantes en el Planeta, tanto en lo económico como en lo bélico. De lo contrario; la reacción del imperialismo será inclemente con los países que luchan por su emancipación.

Hoy el imperialismo está entrampado entre su crisis económica y el mantenimiento de guerras (por hidrocarburos y negocio de armas). Por ello el despliegue bélico en Medio Oriente y parte de África (con muertes de mujeres, niños y ancianos inocentes). Actualmente se prepara la guerra entre Israel e Irán (¿Tercera Guerra Mundial?, imprevisible) y una vez creadas las condiciones, se prepara la intervención armada a Siria (todavía impedido por Rusia y China) en la misma línea en que lo hicieron con Libia; con diseños que desembocan en Latinoamérica, y geoestratégicamente a partir de Bolivia (vía Paraguay o Chile).

Recordar, la gran Depresión de 1929, entre la Primera y Segunda Guerra Mundial; y el bombardeo genocida de EE.UU. a Nagasaki e Hiroshima del Japón (actuales aliados capitalistas) son el prototipo fehaciente de lo que pudiera pasar en el futuro. La muestra de lo que afirmamos, está en lo que sucedió con Afganistán, Irak y Libia; y lo que sucede en Siria y lo que se pretende con Irán. En Latinoamérica ya se tiene indicadores de esta naturaleza: los intentos de golpe y magnicidio en Bolivia, Venezuela y Ecuador; los golpes de Estado en Honduras y Paraguay, con característica de aparente consolidación, evidencian la osadía belicosa de EE.UU. y sus cómplices.

La crisis del capitalismo salvaje (maquiavélico y fascista), pretende escapar por la vía del desastre; negocio con guerras sin control, fratricidas a cambio de subasta de campos hidrocarburíferos en favor de transnacionales de los países invasores. Esta situación puede provocar una reacción natural de imprevisibles consecuencias en el transcurrir del tiempo; nos animamos a decir: mucho peor que en las anteriores guerras «mundiales»; debido al grado de desarrollo nuclear de países como EE.UU. Japón, Inglaterra, Rusia, China, la India y otros. Porque la crisis de los países «desarrollados», no encuentra tabla de salvación persuasiva en el inmediato futuro.

Truco de los precios en el mercado de consumo

Los países «desarrollados», siempre han apelado al encarecimiento de los hidrocarburos, para tildar a la Organización de Países Productores de Petróleo, OPEP; como freno del «desarrollo» y causantes de la crisis de los pueblos (antes de los nuestros y ahora de ellos). Veamos cómo eso no es cierto: cuando la explotación de los hidrocarburos están en manos de las transnacionales, a ellos les interesa la subida de los precios del mercado (en su favor), porque con ese pretexto «negocian» pagar menos impuestos y regalías. Descontando las «inversiones» (recuperación de capitales) en tecnología y trabajos de especialidad («consultorías»), sobre valuadas. Además, justifican el incremento de los precios de consumo de los derivados del petróleo. Es así, cómo históricamente lograron pingues ganancias las transnacionales, en desmedro de los intereses de los países propietarios de los hidrocarburos y del pueblo consumidor en su conjunto.

Paradójicamente, cuando los precios de los hidrocarburos bajan, podríamos imaginarnos que ello implica, en la misma medida; una disminución en el mercado de consumo; lamentablemente no es así. Las ganancias vuelven a multiplicarse para las petroleras: no bajan los precios de consumo de los derivados del petróleo (gasolina, Diesel y otros) y del gas natural (domiciliario, vehicular, etc.); pero, disminuyen los pagos por impuestos y regalías, en desmedro de la economía de los países pobres propietarios de los hidrocarburos. Todo, diseñado por el FMI, el Banco Mundial y la complicidad de gobiernos y oligarquías nativas enquistadas en las transnacionales.

La liberación económica y la caída de los poderosos

El fenómeno antes descrito, se rompe en el momento que los gobiernos deciden revertir tal situación, bajo la presión de los pueblos que sufrieron las consecuencias del Neoliberalismo y la Globalización. En el caso boliviano, la «Guerra por el Agua en Cochabamba» ante su inminente privatización, y posteriormente la «Guerra por el Gas Natural» (recuperación del derecho propietario de los hidrocarburos y cambio del Estado Neoliberal), ante su inminente negociación por y para Chile; fueron determinantes para el actual Proceso de Cambios. Una larga travesía que aún no ha dejado de ser tortuosa en su desarrollo («Nacionalización» y nuevo tipo de Estado); como sucede con los países hermanos que también luchan por su Liberación Nacional.

Las «Nacionalizaciones», haciendo abstracción de conceptos y deseos; han respondido a condiciones e idiosincrasias propias de cada pueblo, trasuntando en hechos concretos e incuestionables que favorecen a los pueblos que lo asumieron; y, han terminado lacerando intereses oligárquico-imperialistas. Esas decisiones de Liberación Nacional son antagónicas a la de los gobiernos del Estado Neoliberal. Son de perspectiva contraria al capitalismo salvaje, pese a la adversidad planteada. Son Procesos de Cambio con soberanía.

Entonces, lo que fue negocio multiplicado para las transnacionales petroleras, sufrió una reversión al Estado; con gobiernos que administran nuevos tipos de Estado, de carácter antineoliberal. Veamos algunos indicadores en el caso boliviano: Bolivia, uno de los países más pobres del Continente, «dueña» de los hidrocarburos; «vendía» gas natural a uno de los países más poderosos del Continente, Brasil, a 0,92 $us/MPC y a la Argentina a 1,2 $us/MPC, cuando en nuestro mercado interno costaba 5,4 $us/MPC (5 veces más), y el transporte 4,2 $us/MPC en Bolivia y 1,8 $us/MPC al exterior (más del doble). Cuando en el mercado externose tenía un costo de consumo de aproximadamente 6,0 $us/MPC de gas natural. Peor, con el ex presidente Jorge Quiroga Ramírez, se intentóvender a 0,7 $us/MPC de gas natural, para Chile y por Chile.

Para ese proceso, se quebrantó la Constitución, con leyes que favorecían a los ladrones del Estado (gobiernos prófugos de la justicia y amparados por el país más belicoso del Planeta, EE.UU.), la oligarquía y las transnacionales. Sobre lo antes indicado, por la explotación de nuestros hidrocarburos se tributaba el 18% para el Estado y 82% para las transnacionales. Consecuencias: crisis del Estado Neoliberal a un Estado Plurinacional con Autonomías (levantando de escombros el Aparato Productivo del Estado para la Liberación Nacional y Social). Ahora se pretende una tributación del 82% para el Estado y 18% para las Transnacionales. Han mejorado las inversiones reales en la cadena productiva de hidrocarburos, y las reservas certificadas han dejado de ser mentirosas (dato falso 54 TCF, la realidad es 13 TCF). El mercado de consumo interno de gas natural ha crecido como nunca. Los presupuestos de las Alcaldías, las Universidades y las Gobernaciones han llegado a montos jamás imaginados, al extremo que muy pocas de estas instituciones saben bien utilizarlas. Todo, en desmedro de la oligarquía y las trasnacionales.

Lo descrito precedente y concisamente, tiene similitud en todos los países cuyos gobiernos hoy están camino a su liberación. Como vimos en el caso nuestro, tiene significación profundamente económica; si ello lo multiplicamos por otros países de Latinoamérica, Medio Oriente y África, e industrializarlos, resultado: menos ingresos para los países capitalistas aliados belicosamente, consecuentemente; profunda crisis sin fondo.

En otro artículo intentaremos hacer un cálculo pormenorizado para demostrar cómo es cierto que las transnacionales petroleras no invirtieron ni descubrieron «nada», e hicieron un botín del Estado Neoliberal. En desmedro de todo el Pueblo Trabajador Boliviano.

A las estrategias de agresión, defensiva estratégica

Los países «desarrollados» y más belicosos del Planeta, no intentan ni intentarán nada que no sea negociaciones con los países de su talla. Hasta ahora, establecido en una pugna diplomática cuyo límite puede ser desbordado en el momento del predominio en el manejo del «mercado» (economía mundial, con o sin regulación). Equilibrando el desarrollo humano con la economía o pulverizándolo para mayor acumulación. En ello, son determinantes los recursos energéticos en propiedad de los países pobres que han decidido desarrollarse, y no tienen mínimas condiciones para defenderse de una posible agresión bélica.

En todo caso, los países pobres están condenados a tomar parte, por una u otra corriente de «dominación» del mercado; sin intermedios que pretendan hacernos creer que todo está bien cuando todo está mal. Porque los países «desarrollados» pretenden ser el Estado Transnacional de dominación, en base a la agresión bélica, provocando enfrentamientos fratricidas para una esclavización a la moderna. Ya los sabemos. Basta volcar la mirada a las crueles dictaduras (Plan Cóndor, década del 70) y la época neoliberal (entre 1985 a 2005) impuesta por los instrumentos del imperialismo: el FMI y el Banco Mundial. Habiendo sido así, la opción es aliarnos con los países de economías emergentes, para despegar hacia un Estado con Justicia Social.

El gobierno de Venezuela, es el único que ha dado muestras visibles de una alianza estratégica con Rusia, China, Brasil y otros, no sólo en cuestiones de desarrollo económico, sino en lo que tendría que ser una asistencia de protección a la agresión bélica. Como esta posibilidad no está lejana, la UNASUR y la CELAC deberían tomar previsiones urgentes. Los resultados a la osadía han quedado de manifiesto, apoyando al gobierno de Ecuador que tuvo la valentía, de «proteger a un perseguido político» como Julian Assague, por denunciar diseños de destrucción humana y planetaria.

Notas:

[1] Mis Finanzas en línea, San Salvador Efe: Alicia Bárcena, Titular de la CEPAL en la inauguración oficial del XXXIV período de Sesiones de la Comisión: La CEPAL llama a prepararse ante «nueva geografía de la economía mundial», 28 de Agosto de 2012.

[2] Argenpress.info, Manuel E. Yepe: «Porqué fracasan las tecnoguerras«, 3 de septiembre de 2012

[3] Mis Finanzas en línea, Washington-EFE: «EE.UU.: Reservas de petróleo bajaron 3,7 millones de barriles», 8 agosto 2012.

[4] Ídem.

Fuente: http://alainet.org/active/57751