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No todos los uruguayos somos responsables de la dictadura

El presidente Vázquez debe dar explicaciones

Fuentes: Comcosur

«El concepto que tengo es que en lo que sucedió en el Uruguay, todos los uruguayos somos responsables. Yo no comparto la hipótesis de que hubo buenos y malos, la hipótesis de los dos demonios, dependiendo desde dónde se encare la visión del problema». Presidente Tabaré Vázquez, jueves 18 de agosto de 2005 Es verdad […]

«El concepto que tengo es que en lo que sucedió en el Uruguay, todos los uruguayos somos responsables. Yo no comparto la hipótesis de que hubo buenos y malos, la hipótesis de los dos demonios, dependiendo desde dónde se encare la visión del problema».
Presidente Tabaré Vázquez, jueves 18 de agosto de 2005

Es verdad lo que dice el presidente Vázquez de que todos son responsables de lo que sucedió en Uruguay. Claro está: unos son responsables de unas cosas, y otros son responsables de otras. Unos son responsables de haber dado un golpe de Estado, y otros son responsables de haberlo resistido. Unos son responsables de haber esquilmado al Estado y torturado, violado, secuestrado, asesinado y desaparecido a personas; y otros son responsables de no haber podido escapar de la tortura, la violación, el secuestro, el asesinato y la desaparición.

Pero «la hipótesis de los dos demonios» no dice que «hubo buenos y malos», sino que hubo dos «malos» (la guerrilla y los militares) que -en su enfrentamiento- llevaron al país a la debacle. Por si no ha quedado claro: una cosa es «la teoría de los dos demonios», y otra muy distinta decir que «todos somos responsables» y que no hubo ni «buenos» ni «malos». Es más, ambas «hipótesis» se contradicen. Por eso los dichos del presidente Vázquez provocan aún más desconcierto.

La abrumadora mayoría de los miles de presos políticos que pasaron largos años en las cárceles de la dictadura, fueron asesinados o debieron exilarse; no eran guerrilleros, sino militantes sindicales y estudiantiles que nunca tuvieron un arma en la mano. Personas que sufrieron el horror del Terrorismo de Estado por defender la Democracia. Por eso no corresponde decir que aquí no hubo ni buenos ni malos.

Porque sí hubieron «buenos y malos». Hubo quienes defendieron la democracia, como Wilson Ferreira Aldunate, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Líber Seregni y Amílcar Vasconcellos (entre muchos otros miles); y hubo quienes violaron la constitución e instauraron una sangrienta dictadura, como Juan María Bordaberry, Juan Carlos Blanco, Martín Recaredo Echegoyen, y todos los mandos militares de la época (los de Armada incluídos).

Hubo quienes vieron destrozadas sus vidas como consecuencia de la dictadura, y hubo quienes se enriquecieron a su sombra. Hubo quienes debieron huir del país para evitar la cárcel y la muerte tan sólo por haber sido militantes sindicales, y hubo quienes integraron el Consejo de Estado o fueron embajadores de la dictadura como Jorge Pacheco Areco. Hubo quienes denunciaron el irresistible ascenso del poder militar, y hubo quienes lo alentaron.

¿Cómo es posible que el presidente Vázquez nos meta a todos en una misma bolsa y nos endilgue el ser responsables de «lo que sucedió en Uruguay»? Yo sólo soy responsable de haber militado en el Frente Amplio para construir una sociedad más justa a voto limpio y de haber resistido la dictadura con las piedras en la mano. Mi pecado -a lo sumo- es el de haber sido derrotado.

Decir que «todos los uruguayos somos responsables», es una inmoralidad. ¿El presidente se dio cuenta de lo que dijo? ¿Quizo decir realmente lo que todos entendieron? ¿En realidad piensa que el maestro Julio Castro y Carlos Quijano (por no abundar) fueron responsables del robo de niños y de la violación de mujeres y hombres? ¿Cree el presidente Vázquez que Héctor Gutiérrez Ruiz es responsable del asesinato por castración de Horacio Gelós Bonilla?

No, presidente, usted sabe que no es así. Usted sabe que aquí sí hubieron «buenos y malos». No por otro motivo ha permitido usted que se investigaran los asesinatos de Michelini, Gutiérrez Ruiz, Barredo, Whitelaw, y María Claudia. No borre con la boca lo que escribió con la mano. Piense antes de hablar. Usted sabe que no puede poner en la misma bolsa a los torturadores y a los torturados.

¿Qué le pasó? ¿Algo le obligó a decir lo que dijo o tuvo un lapsus linguae? Es imperioso que rectifique o ratifique su terrible aseveración. Aceptar un error no desmerece al individuo, sino que lo enaltece. Insistir en él por no dar el brazo a torcer, es un acto de soberbia. Explíquese señor Presidente. Es necesario. Queremos saber quién es usted.